Ahora

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El cielo oscurece sin que caiga el sol en cada momento en que ella no está... El alma se me entristece al no saber de ella y muere al notar que no aparece. Un te quiero o un te extraño me bastaría para levantarme, pero caigo todo el tiempo y no sucede nada. Siento que me pierdo en su olvido, y no puedo hacer nada para remediarlo. Es un pabellón sombrío por el que transito, y la luz se apaga al saber que no la puedo ver. El aliento se me seca y los labios se me parten en la espera, el reloj me marca los minutos hacia atrás, la noche no amanece de nuevo y vivo en oscuridad... Quisiera saber que piensa, que desea, que espera! Mi día no transcurre sin que cada momento su rostro acorrale mi mente y cada cosa lleva su nombre. Pero ella parece pasar de mi sin notarlo mientras muero, sudando mis gotas de sangre por el piso, gateando y arrastrándome esperando ver caer alguna migaja de su mesa...Ya no se de donde tomarla y apretarla fuerte, mirarla a los ojos y decirle lo mucho que la quiero, ya no sé que lágrimas derramar para que me sepa sincero, y ya no sé si alejarme de nuevo en otra espera es volver a perderla... Ahora me queda todo y nada, estoy amarrado al vacío pues es lo único real que tengo de ella, y sin límites ni ataduras, estoy encarcelado en la soledad. El café calienta las noches del amante sólo, saben decir, pero ni arrojándome al volcán más ardiente de la Tierra, lograría calentar el frío que tengo en los huesos al sentir que no está... -Te esperaré siempre querida- respondo antes de vencer el insomnio y soñarla.

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