El diario

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El diario, como había explicado, es vasto. Sobre él escribo los sucesos que han acontecido desde que me mudé a la casa. Pero también escribo lo mismo aquí en mi diario personal, con otras cosas personales. Esto lo hago porque no sé qué pasará con el diario del sótano, pero sí sé que mi diario personal puede llegar a manos de otras personas, pero principalmente quiero que mis nietos y bisnietos lo lean.

Había indicado anteriormente que el diario tiene una lista de nombres, el mismo día que lo encontré me puse a examinarlo, y rápidamente advertí que esas fueron las personas que escribieron en el diario. En total habían escrito cuarenta y cinco personas. El diario contenía más de mil páginas, estas historias deben llegar más allá que estas páginas, por lo que, todas las que pueda y las de mayor relevancia las pondré en mi propio registro. Todas las historias que se encontrarán aquí son sumamente aterradoras. Antes de morir trataré de deshacerme del diario, aunque no creo que pueda, en dado caso que no pueda lo esconderé en un lugar secreto donde nadie lo pueda encontrar, a menos que sea por mala suerte como yo lo encontré.

Aquel día que encontré el diario,  lo leí por varias horas, leer el diario es como leer una novela escrita por el mismo satanás, muchas veces he abandonado el cometido de leerlo, no porque tenga conjuros u otras actividades sumamente satánicas, ese no es el caso, sino por lo perturbantes, horribles e insensibles mayoría de relatos que en él hay.

Es impresionante todas las épocas que engloba el diario, lamentablemente no contiene muchos detalles de la lucha independentista, de la Restauración del país, la Primera y Segunda Guerra Mundial o de la dictadura de Rafael Leonidas Trujillo—época en la cual viví—pero sí considero que es de un valor inimaginable debido a su antigüedad y conservación.

Aquel día leí gran parte del diario aun con el espanto que me provocaba y las ganas de vomitar, cuando cayó la noche, me acordé que no había comido nada y que necesitaba dormir. Mi mente aun procesaba las cosas que había leído, y fue como si todo se quedará impregnado en mi ser, jamás había leído algo que penetrara tan profundamente mi alma (de manera negativa en este caso). No comí gran cosa, y me fui acostar a la 1 de la madrugada, no había cerrado bien mis ojos cuando escuché el teléfono sonar, me sentía agotado y no me quería levantar, pero pensé que era Roberto que llamaba,  y tal vez él necesitaba algo de mí. Al llegar a la sala, tomé el teléfono y contesté, nadie habló en la otra línea, pero sí escuché algo: un sutil respiro. Hablé de nuevo y nada, luego de no más de 20 segundos, escuché otro sutil respiro, dos veces, como si fuera la respiración de un bebé. Golpeé con mi mano el teléfono celular, ajusté la antena, pero nada funcionó, tal vez los respiros fueron producto de mi imaginación y el silencio de la casa. El entorno exterior era tan molesto que me hacía escuchar casi cualquier cosa que mi cerebro pudiera imaginar, aunque luego descubriría que nada era producto de mi imaginación. Al colgar el teléfono, la luz se fue, la casa quedó a oscuras y solo entraba la luz de la luna a la sala, la sala estaba a unos 5 metros de mi habitación, distancia que sentí que era un kilómetro. Justamente cuando me dirigía a mi cuarto, escuché un claro y fuerte sonido en el techo, no fueron pisadas, fue más bien como si alguien dejará caer un objeto pesado y de metal. Tenía un machete, un hacha y otras herramientas, así que tomé la pata de cabra, por si era un ladrón no darle un golpe tan fuerte como para matarlo, yo no soy una persona violenta, en todos mi años de vida nunca he tenido una pelea seria con alguien luego de ser adulto. Subí lenta y silenciosamente a la azotea, casi no podía ver nada y por poco tropiezo, al llegar a la azotea no vi nada, recorrí toda la azotea y no encontré a nadie. Si fue un ladrón, fácilmente pudo saltar a otra casa desde mi azotea y escabullirse en unos de los tanques de agua que tenían algunas casas en sus azoteas, no vi nada en la densa oscuridad.

Ese misma noche, la luz volvió tan solo unos minutos más tarde. Dormí poco y tuve un sueño en el que caía a un precipicio oscuro y lleno de paredes con piedras afiladas, durante el tiempo que caí noté que habían muchas personas desconocidas para mí en los bordes del precipicio, algunos solo se mofaban, otros gritaban aterrados y otros lloraban por mi caída. He tratado de interpretar el significado del sueño, pero me gustaría hacer un análisis más adelante.

Volviendo a lo del diario, al día siguiente, continué leyéndolo, la primera historia era de un hombre llamado Luciano Henríquez, historia que procederé a narrar. Mientras leía alguien tocó mi puerta, era Roberto, escondí el diario porque no quería verlo involucrado en esto, ni quería que pensara que estaba loco por las cosas que habían pasado la última noche. Lo invité a pasar, el solo quería saber cómo me sentía en estos primeros días de soledad en mi casa, tomamos un trago y me dijo como iba todo por la otra casa y sobre nuestras cosechas—porque en la otra casa teníamos terreno para sembrar, yuca, plátano, tomates, aguacate y otros tipos de árboles frutales—luego de unas horas se marchó. Al rato me llamaron mis otros dos hijos diciéndome que estaban completando su papeleo para salir del país, Roberto se haría cargo de mi propiedad en su ausencia. Mis hijos dijeron que podíamos comunicarnos con algo llamado internet, hace poco una empresa trajo este servicio comercial, y bueno algo que considero que en lo futuro el mundo podría dominar,  o ser dominado por ello. Yo realmente no entiendo mucho de esas cosas, apenas puedo manejar el teléfono grande  que me dieron.

Ahora, procederé a escribir algunas de las historias de los antiguos propietarios del diario, las compendiaré en mi propio diario de la manera  más resumida posible, mientras voy agregando los relatos de mi vida personal.

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⏰ Última actualización: May 03, 2021 ⏰

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