El hijo de Rhea (Percy Jackson x Oc's)

Capítulo 4. El ladrón del rayo.

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Todo estaba en silencio. Los ojos de todos estaban abiertos como platos y sus bocas colgaban flojas. Mientras tanto Adán estaba mirando el signo arriba de su cabeza en estado de shock, el no esperaba eso, más bien nadie se lo esperaba. Incluso el mismo señor D abrió los ojos como platos.

Un silencio mortal se estableció por la zona hasta que alguien hablo. -I-imposible- tratamudeo Annabeth en estado de shock. -Adán, ¿sabes lo que significa esto?-

Ante esas palabras el cerebro de Adán volvió a funcionar. Miro a Annabeth durante unos segundos antes de volverse hacia Percy. -¿Que soy el tío de Percy?-Pregunto con una ceja levantada.

Annabeth quería arrancarse el pelo en ese instante. Su cerebro estaba funcionando a mil por hora para intentar descubrir que es lo que habría pasado para que Rhea tuviera otro hijo.

-Esto solo me traerá problemas. -Dijo Dioniso mientras se tocaba las sienes para evitar el inminente dolor de cabeza que iba a tener.

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.Monte Olimpo.
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-Muchas gracias, Hermes. -Hablo una hermosa mujer de cabello largo, rubio y ondulado, como el trigo maduro; grandes ojos marrones, con una corona de hojas y adornos de amapolas de maíz tejidas. Tenía un cuenco de cereales en sus manos.

-Es mi trabajo, tia Deméter.-Dijo el nombrado Hermes. Era un hombre de mediana edad con figura atlética, musculosa y delgada; similar a un corredor profesional. Tenia el cabello negro y rizado, ojos azules, rasgos de elfo y una sonrisa socarrona. Llevaba una caja de mensajeria en sus manos.

Deméter, Diosa de Agricultura y la cosecha. Había visto el captura la bandera. También había visto la reclamación del hijo de su hermano Poseidón. A raíz de una mejor palabra, sus hermanos eran idiotas.

-Por cierto, Hermes, ¿porque no respondiste a mi invitación el otro día?-Ante esas palabras Hermes empezó a sudar. El no quería decirle a su tía que no respondió a su invitación porque no quería escuchar sus largas charlas sobre cereales.

-Em... Bueno... Yo.-Hermes intentaba encontrar una escusa pero su cabeza se había apagado en ese momento. El pidió que cualquier cosa le salvará de esta situación.

Para su suerte su petición fue cumplida al oír las palabras que pasaba a través de la pantalla de Iris. Aunque no era lo que esperaba.

-Rhea. titánide de las cavernas y las montañas, murallas y fortalezas, de la Naturaleza y los animales. Salve, Adán hijo de la titánide de la naturaleza.-

La cabeza de ambos dioses giró tan rápido que parecía un milagro que no se hubieran separados de sus cuerpos.
Sus ojos se abrieron como platos, Deméter dejo caer su bol de cereales y Hermes su caja.

Los dos se miraron fijamente. -Tengo un nuevo tío...-dijo Hemes. -Y yo un nuevo hermano...-dijo Deméter.

Luego de decir esas palabras Deméter se desmayó. -¡Tía Deméter!-Fue lo último que escuchó la Diosa de la agricultura antes de ver negro.

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En un templo muy hermoso de la arquitectura de una Grecia antigua. En un trono se hayaba una hermosa mujer de cabello largo y negro al igual que el regaliz, un rostro tan majestuoso e inaccesible como la de una supermodelo en una pasarela de moda, y grandes ojos marrones en los cuales "uno podría perderse".