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┊❥ En donde Bakugou tiene inseguridad por sus cicatrices pero Kirishima las hace verlas de otra manera.

┊❥ Extensión: 1526 palabras.




Ser un héroe profesional ponía una gran responsabilidad sobre los hombros de las personas que eligen dicha profesión, existía mucha presión y las relaciones personales se volvían complicadas pues el trabajo exigía una cantidad de tiempo considerable

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Ser un héroe profesional ponía una gran responsabilidad sobre los hombros de las personas que eligen dicha profesión, existía mucha presión y las relaciones personales se volvían complicadas pues el trabajo exigía una cantidad de tiempo considerable. A pesar de ello, Kirishima y Bakugou llevaban su noviazgo de una buena forma, encontrando momentos para pasar juntos sin perjudicar sus respectivas responsabilidades, adjuntando la decisión de vivir juntos, lo que les permitía verse a diario.

Esa mañana, el rubio cenizo estaba solo en el apartamento, Eijirou tenía turno y no regresaría hasta pasado el medio día, por su parte él asistiría a la agencia durante la noche. Katsuki se encontraba sin camisa y se colocó frente al espejo de cuerpo completo que había en la habitación. Lo que vio no le gustó.

Ciertamente, ser un pro hero era peligroso, siempre existían villanos increíblemente fuertes por lo que no era de extrañarse resultar herido. Por ello, el hecho de tener diversas cicatrices esparcidas por su cuerpo era de esperarse. Nunca se fijó en esas cosas pues no podía importarle menos, cuando tenía una batalla solo podía pensar en proteger a los civiles, al menos hasta que la inseguridad llegó de lleno a él.

Ver a Kirishima rodeado de mujeres y hombres con buena apariencia, cuerpos con volumen en los lugares correctos y piel lisa, lo molestaba, pensar en que él pelirrojo podría notar que habían mejores partidos y dejarlos. Realmente, la inseguridad siempre fue parte de él en diferentes aspectos, sin embargo, durante sus años de vida, intentó ocultar esa vergonzosa —bajo su propio criterio— parte.

El reflejo de las marcas irregulares en su piel le disgustaba a un nivel muy alto hasta el punto de no permitir que su pareja viera su cuerpo. Hacia unos meses no tenían intimidad y sus horarios no les permitían compartir tanto tiempo juntos, así que el de sonrisa puntiaguda en su despite no captó nada sobre la actitud de su novio, al menos por ese momento.

Chasqueó la lengua con molestia, fue al mueble de madera oscura que poseía seis gavetas distribuidas en dos filas horizontales. Abrió la gaveta del lado derecho, que le pertenecía, en el guardaba la ropa interior, revolvió y del fondo sacó unos productos, depositándolos en la cama poco después.

Con su creciente inseguridad, comenzó una investigación acerca de cómo disminuir las marcas que adornaban su musculoso cuerpo, al final, decidió agendar una cita con un dermatólogo, quien, al concluir la consulta, le recetó cremas que ayudarían a disminuir la visibilidad de esas cicatrices que lo acomplejaban.

Procedió a aplicar en su lastimada piel las cremas, incluida sus manos, no tardó mucho en volver a esconder los productos en la gaveta de donde salieron. No quería que Kisihima se enterara de ese comportamiento y haría lo que estuviera en su manos para mantenerlo en secreto.



Kiribaku Week 2021Donde viven las historias. Descúbrelo ahora