Es solamente tomar su orden y ver si cumplirá el reto, Amanda, no esperes mucho, a fin de cuentas es hombre.
Dije para mis adentros.
Al verlo acercarse con ese aura intimidante, mis manos comienzan a sudar y siento mis orejas y mejillas calentarse, en efecto, estaba sonrojadisima.
Aclaré mi garganta para hablar y dije animadamente —Bienvenido a King Donuts ¿Puedo tomar su orden?— El chico me dió una sonrisa pícara y en ese momento me estaba derritiendo por el.
Con la misma sonrisa en su rostro, y mirándome con sus ojos brillantes me dijo —Mmh, ¿Puedo pedir 5 donas de chocolate rellenas y tu número de teléfono, linda?— En ese momento sentí un nudo en el estómago y me sonroje aún más.
Oh diosito, apiadate de mi pobre alma porque estoy a punto de morir por este hombre.
Sentí que las palabras no podían salir de mi boca, así que con todos los nervios del mundo le sonreí, y comencé a poner las donas en una bolsa de papel para así entregárselas.
El hizo puchero y me vio con ojitos de perro regañado y me dijo —A mi orden le falta algo— Sabía exactamente a qué se refería, pero no sé la iba a dejar tan fácil ¿Okey? Así que al igual que el, sonreí pícaramente y le dije —Para conseguir mi número tendrás que hacer más que un puchero y ojitos de cachorro— Toqué su barbilla de forma coqueta y le pregunté de qué forma iba a pagar las donas.
—¿Podrías al menos decirme tu nombre, preciosa?—
Dios, si es por mí ¡Llámame preciosa por el resto de mi vida!
Le volteé los ojos, y le dije —Me llamo Amanda, y ¿Será que tú también podrías decirme tu nombre? ¿O debo llamarte el chico donas de chocolate?— Solté una pequeña risa sarcástica, y el me vió igual que desde el principio, con una sonrisa pícara en sus labios.
—Agustín es mi nombre, aunque no me molestaría ser tu chico chocolate— Lo ví de reojo mientras servía unos refrescos, y molesta le respondí —Apenas y puedes tener mi nombre, Agustín ¿Por qué piensas que tendrías algo conmigo?— Le dije riéndome algo molesta, aunque yo sabía que moría por tener algo con el.
El rió falsamente y me dijo muy seguro de sí mismo —Fácil, chica donas, porque siempre consigo lo que quiero—
Sus palabras hicieron hervir mi sangre, así que es ese tipo de chico, el que cree que las tiene a todas comiendo en la palma de su mano, ya molesta por eso, le dije en un tono neutro —¿Cómo va a pagar, Agustín?— El sólo me dijo que iba a pagar con tarjeta, pagó y el y sus amigos se fueron, casualmente, mi turno terminó a la media hora de que el se fue, así que me cambié de ropa, tomé mis cosas, y me fui al hotel al que llamamos "nuestra casa" la verdad extraño muchísimo mi anterior casa, pero mi hermana no podría pagar ese alquiler sola, todo era tan fácil antes de que mamá muriera, empiezo a valorar tanto mi pasado.
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El Chico De Las Donas De Chocolate.
RomanceUn café. Una chica con un pasado terrible. Un chico que siempre pide las mismas donas. ¿Podrá nuestra chica quedarse con su amado chico de las donas de chocolate?