METAMÓRFICO

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CAPÍTULO PRIMERO


Descanso interrumpido

Camino por los prados de una hacienda. Veo cerca un grupo de grandes árboles. Me adentro al espectacular sitio, y debajo de uno de ellos, me pongo a pensar.

En los próximos minutos comienzo a ver cosas muy extrañas, por ejemplo, qué estarán haciendo aquellos hombrecillos que veo detrás del pasto.

Me sentía algo mareado por el hecho de ver unos pequeños hombrecillos. No sabía si estaban tan lejos que los veía pequeños o si realmente eran gnomos. En ese momento, cuando trato de pararme para verlos más de cerca, llega algo grande, algo que llega volando y se posa en la copa del árbol donde yo estoy sentado.

Lo siento por el ruido de las ramas y las hojas, pero más me impresiona su gran sombra.

No puedo voltear, porque me invade un escalofrío que de momento me paraliza. No hace falta voltear la cabeza para saber que lo que hay en la copa del árbol, es algo que mis ojos nunca han visto antes.

No obstante, tengo que voltear al escuchar una voz que me dice:

- Observando, viendo y ¿aún sigues sin creer?

Con gran esfuerzo, me pongo de pie y le digo, estupefacto por su aspecto feroz

- ¿Quién eres tú...? ¿Qué eres tú?

- Yo, soy tú... ¿acaso no me ves?

- Claro que te veo. Pero, no te pareces a mi en nada, tú tienes cuernos y alas. Pareces un diablo... ¡UN MONSTRUO!

- ¿Qué dices? Me ves, pero no me quieres aceptar... no hay peor ciego que el que no quiere ver. Errores, errores, maldita mente que te ciega y no te deja ver tus errores. Estás ciego.

- Ahora me voy. Pero, algún día me vas a buscar.

Te deseo suerte, no te será fácil encontrarme. Ahora me miras y sin embargo no me ves.

Pronto sabrás quién soy y entonces me buscarás, ahora, no sé si me puedas encontrar.

Emprende el vuelo, sus alas producen un sonido desagradable, imponente a la vez, asciende hacia el infinito cielo negro.

- Sabes perfectamente quién soy, es por eso que no me quieres ver. – escucho una voz suave, como un susurro...

Desaparece la voz y yo caigo de nuevo al piso. No creía nada de lo que me estaba sucediendo.

Sigo contemplando a los gnomos, puesto que ya comprendí que sí eran gnomos de verdad y ahora miraban quietos el cielo.

Estando en el suelo pensé en aquella frase, en esa voz intensa, inmersa.

Recordé una experiencia que me pesaba en el alma... Sara y aquellos seres tan extraños.

             

                                                                             CAPÍTULO SEGUNDO 


Sabor amargo

Pocas veces había llegado a estados emocionales tan descontrolada-mente, me encontraba en una avenida, por ahí, adentro de una cabina de teléfonos, llovía a cantaros y yo espiaba a Sara, es la mujer que es capaz de que cualquier hombre haga cualquier cosa por ella, casi sin importar la magnitud de esa cosa.

Me dolían los ojos de tanto enfocar, buscaba incesante ver cuál era esa segunda sombra que le acompañaba, a estas alturas no sabía si era una fémina o la idea terrible de que un hombre le acompañase. En fin, ahí estaba y era más el tiempo que se perdían, que cuando les veía.

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⏰ Última actualización: Apr 28, 2021 ⏰

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