ACROOS © | EN PROCESO|

capitulo 3

"EL RELOJ NO DEJA DE AVANZAR"

~solo depende de ti, despertar de tus tormentosas pesadillas.~

7:00 am

narrador omnisciente

El otro lado del lago estaba cubierto por hermosa vegetación, grandes árboles y pinos le daban ese toque misterioso pero sacado de una verdadera película romántica, lo que no era tan romántico era lo que se encontraba en lo más profundo de ese bosque.
Un joven intentaba cruzar el lago desesperadamente, su ropa estaba echa un desastre, su cabello rubio despeinado, tenía ojeras bajo sus ojos y cortes por todos sus brazos, al estar del otro lado de él lago Baikol, se adentro en el bosque mientras corría como si su vida dependiera de ello.

En las profundidades del espeso bosque se encontraba una hermosa cabaña que a simple vista parece simple y sofisticada, pero por dentro vive una de las peores criautaras mitológicas, el cual se encontraba frente a la chimenea, mirando fijamente el fuego que emanaba de esta. Estos seres tenían dos apariencias, la primera era terrorífica y la utilizaban solo cuando querían aterrorizar a los humanos y la segunda era totalmente normal a la de un humano, la cual utilizaban para cumplir sus más macabros planes.

Y en estos momentos el utilizaba su segunda apariencia.

Antes de tiempo el se proclamaba ganador del sucio plan que tenía entre manos, lo que no sabía era que un chico rubio intentaba llegar a él con desesperación, para contarle como sus planes con aquella chica se habían desecho.

ALEXA

En lo personal siempre he creído que las heridas físicas son menos dolorosas que las del alma y eso lo reitere el día que salí del horfanato, ese día terminé con una cicatriz en la parte de mi muñeca del brazo izquierdo, no recuerdo que pasó y ni como me la hice, solo se que cuando desperté esa herida no paraba de sangrar y después de un tiempo el sangrado se detuvo sin explicación alguna, y desde entonces ha permanecido.

Los ojos grises de aquel hombre no dejan de rodear mi mente, su mirada fría y observadora me atormentaron durante toda la noche, al rededor de la media noche fred salió del apartamento no sin antes despedirce de mi.
Y eso fue lo que más me aterraba, estar sola sin nadie que pudiera ayudarme si me encontraba en peligro, si el extraño hombre fue capaz de dejar una nota en mi habitación, sin duda cabía la posibilidad de volviera y me hiciera daño, la cicatriz de mi muñeca esta perfectamente cubierta por una pulcera color plateado de la cual colgaban dijes de flores, así que no se como fue que el la vio, eso y que en ningún momento desiso el contacto visual conmigo.

~~~~~

La mañana era soleada pero con ese clásico toque de que en cualquier momento empezaría a llover, hoy tenía doble turno en la cafetería por lo cual debía empezar mis labores muy temprano. Apenas eran las 7:40 y ya me encontraba camino al trabajo, con 10 minutos de retraso como ya es costumbre, al llegar recibí varios regaños por parte de mi insoportable jefe, el cual me dio doble trabajo, caminaba de aquí para aya con los pedidos de los clientes, cuando la campanita de la entrada sonó anunciando la entrada de más clientes.

Un chico, alto, con una camisa negra que hacía juego con sus ojos, su cabello castaño claro, y unos jeans azul marino, ese era el chico que entró esa tarde a la cafetería, ante la mirada de todas las mujeres que tomaban sus cafés y postres solas o acompañadas de sus novios, esposos etc.

En pocas palabras, estaba guapísimo y jamás lo había visto por el pueblo.

Me acerque para tomar su orden.

-hola bienvenido, ¿que deseas ordenar? - me miro detenidamente y sus ojos, Dios sus ojos eran tan... No se como explicarlo, pero sentía que los conocía muy bien.

-Un té helado por favor- su voz hace eco en mi cabeza, me resultaba tan familiar pero a la vez tan desconocida.

Con la orden anotada en mi pequeña libreta, fui hasta el mostrador le tendí la hoja a mi jefe y mes dispuse a seguir con mis labores.
Siete minutos después la orden estaba lista en el pequeño mostrador me dirigí a este tome la vandeja que contenía el té helado del chico extraño y me dirigí a su mesa.

-aquí tienes, que lo disfrutes- lo único que recibí por parte de él fue un pequeño asentimiento de cabeza, pero bien dicen que la curiosidad mató al gato por que ni siquiera había dado media vuelta cuando volví mi vista a el - disculpa ¿nos hemos visto en algún lado?, es que siento que te conozco-

Le dio un sorbo a su té y volvió su vista a mi cara, se quedó viendome por varios segundos y fueron unos segundos muy incómodos.

-si, no hemos encontrado- contesto con una ligera sonrisa - mi nombre es Acroos-

Y tan solo de escuchar su nombre sentí ese dolor en mi pecho nuevamente, ese dolor que tanto me atormentaba y no tenía ni idea de por qué, y esta vez fue tan intenso que todo se volvió negro a mi alrededor y caí de rodilla al frío suelo.