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Los días en aquella ciudad eran fríos, los charcos de agua acumulada en las calles hacían acto de presencia y uno que otro niño jugaba encima de ellos como si fuera la cosa más divertida e interesante del mundo, las mejillas las sentía frías junto con su pequeña nariz, el saco grande que calzaba junto con sus botas largas la hacían resaltar frente a los que la veían pasar pero, ¿De quién hablamos?, bueno de nuestra protagonista claro esta, quien caminaba tranquila por las calles heladas junto a su pequeño acompañante, hace no mucho se había mudado por aquel lugar, amaba el invierno a decir verdad, sentarse a ver películas junto con una taza de café que calentaba hasta el alma, se detuvo frente al gran edificio donde las mamás dejaban un beso en la frente a sus niños y veían como se iban con una sonrisa de ternura en sus labios, suspiró lentamente agachándose hasta la altura de su bebé.

—Te portarás bien, ¿Eh?, si lo haces te compraré un chocolate caliente a penas venga a recogerte.

El pequeño sonrió afirmando varias veces con su cabeza logrando sacarle una pequeña carcajada a su progenitora, le acomodó unos mechones rebeldes y se levantó mirando como su nene caminaba hacia la entrada de la escuela donde las maestras esperaban a los niños, el pequeño agitó su manita en señal de despedida y se perdió dentro de aquel gran edificio, su corazón palpito sintiéndose cálida, su pequeña la traía enamorada desde el primer momento en que lo tuvo en sus brazos, era un niño lleno de brillo, tranquilo y que le enseñaba a amar cada día, era un pequeño rayo de luz y esperanza que no la había dejado sola.

Miró su reloj notando que tenía tiempo para poder llegar a la oficina tranquila, sentía que ese día iba a ser bueno, sin embargo a penas se volteó observó a un hombre a su enfrente mirándola fijamente, alto, con un buen porte y a la vista era demasiado guapo que hasta lo podía catalogar como un hombre ardiente que podía tener a cualquier mujer que quisiera a sus pies pero a ella, no le agradaban esos tipos de "Hombres", no, los detestaba completamente ya que eran unos completos ególatras.

Negó lentamente ante sus pensamientos y procedió a darse media vuelta a la izquierda caminando hacia su auto mientras que el chico la seguía con la mirada, se había quedado perplejo, ¿Acaso había sido ignorado?, que jodido, recogió su orgullo y caminó nuevamente hacia aquella mujer y detuvo su paso colocándose en su enfrente, ella lo miró extrañada, ¿Qué quería exactamente?, si quería hablar debía ser ya o se iría sin dudarlo, ya que se mecanizaba en su mente demasiado rápido que tal vez la secuestraría o le quisiera vender algo, era nueva en l ciudad ya que se había mudado hace poco, así que no conocía muy bien a las personas de acá.

—No quiero ser maleducada pero, ¿Se te ofrece algo o necesitas algo?

—Si, a ti, me refiero a que, ¿Te casarías conmigo?

Bueno, esa pregunta deja perplejo a cualquiera y la manera en que lo dijo peor, aquel chico era un completo desconocido para ella, nunca lo había visto y ni lo conocía exactamente, normalmente aquello le propones al amor de tu vida o a la persona con quien estás segura de pasar el resto de tu vida, no con un completo desconocido, a menos que vengas de un siglo pasado y quieras un matrimonio arreglado, no, claro que no, esto no era una novela romántica para ella, su vida estaba bien hasta ahora.

—¿Disculpa?, con eso no se bromea, si estás haciendo un tipo de apuesta será mejor que te largues, no quiero estar en líos de un hombre como tú.

—No estoy bromeando, sinceramente eres muy hermosa y luego de casarnos podemos conocernos más a fondo, vamos dime que sí.

—Ajá si como digas, mi respuesta es un rotundo NO y además de ello, ¿Por qué yo?, seguro habrían un montón de mujeres que te dirían que sí sin dudarlo, esta conversación no tiene sentido y te lo diré una sola vez, no te vuelvas a acercar a mi.

Bésame si me amasWhere stories live. Discover now