Caía ceniza del cielo.
Pequeñas figuras se movían como hormigas, trabajando en los campos sin parar. Vin los veía desde arriba, sin poder acercarse o hacer nada por ellos. El sol abrasador teñía de rojo todo cuanto sus ojos podían ver. Ella estiraba sus brazos, intentando tocarlos, quería poder hacer algo por ellos. Entonces despertó.
El sonido de una alarma le taladraba los oídos, le pedía que se levantara para acabar con su sufrimiento. Ambas sabían que hoy iba a ser el primer día de clases, y la alarma estaba decidida a no dejarla dormir hasta tarde. Vin se debatía entre seguir durmiendo y levantarse para lanzar el aparato por la ventana.
Logró levantarse con algo de esfuerzo, sentía sus párpados con el peso del concreto; pero logró tambalearse fuera de su habitación y por el pasillo del segundo piso. Una vez en el baño, pudo ver las terribles ojeras que cubrían prácticamente la mitad de su cara. "¿Quién me manda a mí a quedarme despierta hasta las cuatro de la mañana?".
Se había duchado, lavado los dientes y puesto el uniforme de su nueva escuela. El mismo que se había quedado viendo fijamente hasta casi la salida del sol. Un nuevo lugar, una nueva fuente de ansiedad. Su mente aún iba a toda velocidad, incluso cuando había bajado a comer su desayuno.
—¡Vin! —La voz de su padre resonó por la casa. Vin escuchó pasos bajando por las escaleras.
—¡En la cocina! —Su padre, como siempre, se había levantado algo tarde. Incluso en un día tan estresante para ella. Sólo esperaba que no hubiese despertado a su madre con las prisas.
El padre de Vin entró en la cocina, con su característico cabello rubio y su brillante sonrisa. Le revolvió el cabello a Vin y fue a buscar algo para desayunar. Se volvió hacia ella con una rebanada de pan en la boca.
—¿Lista para el primer día de clases? —Se acercó a la mesa, le dio la vuelta a una de la sillas y se sentó con los brazos apoyados en el espaldar. La miraba a los ojos sin desviar la mirada en ningún momento—. Sé lo estresante que puede ser y, siendo completamente honesto contigo, tienes una cara bastante terrorífica. Miedo me da el profesor que se atreva a ponerte una mala nota si le miras así —Se levantó de la silla y le dio la vuelta a la mesa para acercarse a ella—. Sabes que lo entenderemos si quieres saltarte este día, algo se nos ocurrirá para cubrirte.
—Creo que puedo manejarlo, ¿Puedo pedirle a mamá que me traiga a casa si todo se pone muy mal?
—Búscame primero, luego veremos qué podemos hacer. Sólo intenta no herir a nadie en tu primer día, ¿Sí? —Se rio un poco y le guiñó un poco. Se había peleado contra un chico que se burlaba de ella en su anterior escuela. Nadie esperaba que una chica delgada de metro sesenta le rompiera la nariz a alguien que le sacaba tres cabezas.
—Vaaaaaaale —Sabía que su padre lo decía en broma; sin embargo, tenía la sensación de que tanto él como su madre esperaban que durase más en esta escuela antes de ser expulsada por violencia—. No puedo prometer nada, pero lo intentaré muy fuertemente.
—Con eso me basta —Le sonrió una vez más. Esa sonrisa podía calmar los nervios de cualquier persona que la reciba, era como magia que aplacaba sus emociones negativas—. Ahora vámonos, o llegaremos tarde.
Vin recogió sus cosas y salió de la casa. Cuando su padre estaba abriendo el auto para que pudieran irse, una voz se escuchó desde la ventana del segundo piso:
—¡Kelsier! —Su madre se asomaba por la ventana. Dirigió su mirada hacia Vin y la saludó brevemente con su mano y una cálida sonrisa—. ¡Hola, cielo! Buena suerte en tu primer día. Mucho cuidado con las peleas. Te quiero.
—¿Querías algo, amor? —El padre de Vin miraba a su madre con ese particular brillo en sus ojos que tenía sólo para ella.
—Nop —Soltó una risita y se apartó su enmarañado cabello oscuro del rostro. Les lanzó un beso a cada uno—. Sólo quería despedirme de mis bebés.
—Adiós, mamá.
—Adiós, cariño. ¡Pasa por la florería después de clase!
—Vale, mamá.
Terminaron de despedirse y se subieron al auto. Finalmente, Vin se dirigía a su nuevo lugar de tortura.
La Academia Vista de Hierro era posiblemente el edificio más aburrido y anti estético que Vin hubiese visto en su vida. La llamaban "La Academia Final", y ella creía que era porque fue el último trabajo de un arquitecto senil con problemas de vista. Casi podía imaginar la conversación con dicho arquitecto:
—¿Cuántos chapiteles quieres para la escuela?
—Sí.
Desde la distancia, se veía como la caja toráxica de un gigante muerto hace mucho. Pero desde cerca aclaraba todas las dudas que pudiesen haber sobre la reputación de aquella institución pintada del más puro color negro. El lado bueno era que, en ese lugar lleno de gente loca y disparatada, al menos podría pasar desapercibida e ignorar tanta interacción social por el resto del año. Cuando se bajaron del auto, Kelsier se quedó viendo la cara de espanto que había tomado el semblante de Vin.
—Es fea como ella sola, lo sé. Pero hay buena gente, seguro que los encuentras... Probablemente —Le ofreció su mano para acompañarla dentro de la academia.
—¿Cómo puedes haber trabajado aquí ya por dos años? Es tan...
—¿Espantosa? Al director parece gustarle por algún motivo que escapa a mi comprensión. Créeme que te acostumbras, sobre todo si ganas el hábito de nunca mirar hacia arriba —Vin tomó su mano mientras reía y entró junto con su padre dentro de la academia.
Muchos chicos intentaban entrar, la calle entera estaba colapsada por autos, motos y bicicletas. "¿Cómo es que estudia tanta gente aquí". Desde la gran y ominosa puerta, un hombre cojo soltaba gritos pidiendo orden entre la multitud, con variados niveles de éxito. Cuando Vin y Kelsier finalmente pasaron el umbral, nadando en un mar de piel, ella pudo ver que el hombre llevaba una etiqueta con el nombre Clubs escrito en ella.
Juntos fueron caminando por varios pasillos oscuros, algunas de las paredes tenían vitrinas con premios viejos, alcanzó a ver hasta casilleros en algún punto algo lejano a la entrada. Su padre finalmente la llevó a una zona abierta llena de chicos con el mismo uniforme que ella, camisa blanca con el escudo de la academia y unos pantalones color verde vómito. Independiente del valor estético del uniforme, a Vin le gustaba, la ayudaba a destacar todavía menos.
—Aquí es donde nos despedimos, tengo que ir a resolver los asuntos del primer día. ¿Crees que estarás bien sola?
—Eso creo, pero es imposible saber si alguien vaya a querer problemas.
—Esperemos que no —Tenía una expresión de diversión en la cara—. Si me necesitas por cualquier cosa que no pueda esperar a después de clases, pregunta por ahí y seguro te dicen dónde estoy en el momento.
—Gracias, papá. Te quiero —Le dio un leve rodillazo en la pierna para que se agachara y le dio un beso en la mejilla.
—Buena suerte, cariño. También te quiero.
Así, sin la ayuda de su padre, era momento de que Vin se enfrente a la Academia Vista de Hierro.
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Nacidos de la Bruma AU escolar
Fanfiction¡Un fanfic! En este caso es un fanfic de Nacidos de la Bruma de Brandon Sanderson. Se trata de un universo alternativo donde los personajes estudian o trabajan en una academia. Vin es el punto de vista principal, pero habrá otros en el futuro.