Capitulo Único

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Advertencias:

-material explicito 18+

-lenguaje vulgar. 

El sol brillaba ardiente en ese día de otoño. Chocaba contra las hojas de arce, filtrando algunos rayos entre ellas, dándole una apariencia de un mar rojo de infinito resplandor a todo la arbolada circundante. Y bajo las copas de estos árboles dos amantes se encontraban derramando su pasión.

-Te ves adorable- Dijo entre dientes Feng Xin.

Su cuerpo trigueño se encontraba recostado contra un grueso tronco, sus brazos y manos estaban ocupados sosteniendo una definida y delgada cintura nívea, aperlada por el sudor. Mientras que sus caderas se encargaban de ondularse en movimientos ascendentes y descendientes.

-Cierra la boca- Mu Qing reprendió, sin dejar de saltar sobre el regazo contrario, logrando que la robusta longitud saliera y entrara con fuerza de sus estrechas paredes internas.

-¿Qué cierra la boca? ¿Quién es el que está gimiendo como gata en celo?- Acelero los movimientos, logrando que el altivo y delicado chico soltara una exclamación que resonó en todo el lugar.

-¡Tu! ¡Ah!- El general Xuan Zhen cerró los ojos, frunciendo el ceño. Su rostro sonrojado era un espectáculo para el otro.- ¡Estúpido! ¡Bruto!, eres como un perro tonto-.

-Pues este perro tonto te está jodiendo, gatito-. Tenía en ceño fruncido, por el esfuerzo y por insultos, no obstante, también poseía una sonrisa por la absurda situación. Incluso en estas circunstancias, Mu Qing no podía evitar buscar pleitos.- ¿Tengo que recordarte de quién fue la idea?-.

Las embestidas no paraban. Feng Xin sentía como su miembro era apretado y succionado cada vez que ingresaba con empujones bruscos. Sus grandes manos se encontraban paseando y acariciando la piel firme de la espalda contraria. Luego de soltar la pregunta, una se deslizo hacia las carnes suaves y tonificadas de las nalgas para darle una estruendosa palmada; la otra ascendió para perderse en la suave y espesa melena larga de color negro cenizo. Las falanges se fruncieron un poco para tirar levemente de la raíz de esas hebras.

-¿Hmn? ¿De quién fue la idea?- Feng Xin soltó otro golpe, dejando marcada su mano en la blanquecina dermis del bonito joven. Que, obstinadamente, se negaba a responder.

Su boca estaba ocupada expulsando melodiosas notas a capelas que variaban de tonos agudos a medios. La vocal mas utilizada se encontraba balanceándose como una campanilla, transmitiendo su sonido por los arboles.

-Tienes razón, fue idea mía- Finalmente habló, sus ojos negros obsidiana brillaron intensamente, estaba listo para soltar su humilde respuesta- Tu pequeño cerebro no pudo haber pensado en algo así- Su voz salió trémula por el estimulo que estaba sintiendo, su punto sensible y su abertura se sentían atacados y llenos. Pero estaba determinado a decir la última palabra.- Realmente debe ser un esfuerzo enorme para ti comprender el ambiente, Ju Yang- dijo con una amplia sonrisa burlesca.

Sus delgados brazos sostenían los anchos hombros del apuesto joven de ojos miel, que en ese momento, debido al sol que lo acariciaba, eran de un color dorado. Imito al de piel bronceada, colando sus manos pálidas en el cabello castaño, soltando el moño que estaba desprolijo por la actividad.

Cuando una de las estocadas arremetió en su abertura, Mu Qing aprovecho para asentarse con fuerza, empezando vaivenes firmes en el lugar, sin dejar salir la hombría que lo invadía.

Ante la mención de ese título, la caracterizada poca paciencia conocida del general Nan Yang salió a la luz. Su boca avanzo hacia adelante para atacar a la contraria, que era de belfos finos y aterciopelados. Ambos amantes comenzaron un encuentro feroz en forma de besos.

Sinfonía en el bosque [FengQing]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora