Se suponía que solo sería por unos días. Se suponía que solo era un par de presentaciones por el Festival de la Luna de la Cosecha; La discográfica había pensado que sería una gran idea, expandir el mercado a posibles nuevos oyentes, así se tratase de un montón de campesinos con endogamia viviendo entre volcanes y desiertos... Él asintió a todo ello, pero jamás creyó que tendría que volver allí.
...
Recuerda perfectamente que, al despuntar la adolescencia, él se había largado del Círculo de la Ira para probar suerte en el mundo de la música, para gran disgusto y eventualmente repudio de sus padres, dejando esas malditas palabras en su cabeza que, como malignas semillas, habían germinado en venenosas raíces en su subconsciente: "¿Tú, dedicándote a la música? No seas imbécil, Mox." "Yo crie a un cazarrecompensas que siguiera con el negocio familiar, NO a un puto marica que se queda tocando su puta guitarra en su cuarto." ¡¿Por qué me miras así?! ¡¿Por qué lloras?! ¡Si todo esto es tu culpa!" "¡Si piensas irte de esta casa más vale que no regreses o te entierro una bala en el cráneo y me importa una mierda que seas mi único hijo!" "¡Mejor lárgate, eres una vergüenza para todos!"
Y así, con solo una maleta de mano, su rifle y guitarra al hombro, Moxxie abordó el tren de medianoche hacía el Círculo del Orgullo, sin mirar atrás, pero con un agujero en su corazón.
Fue difícil, como los mismos caminos polvorientos llenos de baches donde solía viajar en la furgoneta de su padre para cazar forajidos y delincuentes. Moxxie era como muchos diablillos, pequeño, débil y carente de fuerza física, pero su talento en la música, su capacidad de escribir sus propias canciones y además su rapidez con las armas le salvaron el pellejo más de una vez, comenzando en bares de mala muerte cantando baladas entre botellazos, escupitajos y cuerpos siendo arrojados de un lado a otro; y aunque su voz terminaba ahogada entre las risotadas de borrachines y los insultos, mientras aún soñaba con entrar a trabajar en una orquesta o en una compañía de teatro para los demonios superiores de Ciudad Pentagrama... una noche tormentosa, como si fuera un jodido milagro, los demás comenzaron a fijarse en él.
El rasgueo de su guitarra volvía a estar, como siempre, ahogada entre las risas y palabrotas de los bebedores habituales, pero un diablillo de aspecto pesado se le había acercado, agitando su cerveza en su dirección. ― ¡Oye Moxxie, mi colchón está de nuevo libre, si no tienes a donde quedarte!
―No gracias―repuso Moxxie sin dignarse siquiera a mirarlo, mientras alternaba con sus notas―. No pienso aguantar otra noche en ese estercolero si piensas burlarte otra vez de mis gustos musicales.
― ¡Ah, pero que sensible! ¡No te estabas quejando cuando estabas chupando mi poll...! ―Y dos segundos después, el diablillo grande caía de rodillas ante el músico, ya que se había subido a la humilde tarima para intentar alcanzarlo, siendo perforado en su rodilla izquierda por una Glock de 9 mm que el diablillo de pelo blanco había sacado de su abrigo a la velocidad de una mamba negra atacando... Para impresión de los ojos rojos de un Pecador que había observado la escena con interés. Luego de ver como el músico le dio un rodillazo en la cara al acosador para sacarlo del escenario y empezar a recoger su guitarra para retirarse, se acercó rápidamente, mostrando un billete de 50 souls entre sus dedos.
― ¿Cuántos minutos me puedas dar con esto en un espectáculo privado, pequeño? ―le preguntó con un fuerte acento ruso. No se le escapó la mirada de asombro y anhelo de Moxxie ante el dinero, pero este resopló.
―Se habrá equivocado, señor. Yo no doy esa clase de espectáculos. ―bufó con indignación. ―. El club de striptease de Valentino está a dos calles más abajo.
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Drawn to You [Helluva Boss]
RomanceSe suponía que solo sería por unos días. Regresar al Anillo de la Ira era como abrir viejas heridas sin curar en su corazón. Lo que Moxxie no esperaba era también una alegría inconmensurable que llegaría a su vida. Llámalo suerte, estar en el moment...