Curly hair girl and ocean eyes boy

57 7 0
                                    

Cuando Miguel llego cubierto de Pepto Bismol con el cuento de que había sido atacado por un vagabundo mientras se rehusaba a mirarla a los ojos, Maddie supo que algo estaba mal con su hermano

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Cuando Miguel llego cubierto de Pepto Bismol con el cuento de que había sido atacado por un vagabundo mientras se rehusaba a mirarla a los ojos, Maddie supo que algo estaba mal con su hermano. 

Su sexto sentido cosquilleaba cada vez que Miguel se iba en las tardes para ir a un club de debate escolar.  Lo cual no tenia ningún sentido para ella. Es decir, ¿cuándo se había inscrito? Solo habían estado en la preparatoria un día para arreglar su papelería e inscripción y estuvieron juntos todo el tiempo ¡incluso estaba su mamá con ellos! ¿cuándo tuvo tiempo de enterarse de la existencia del club y de inscribirse?  Los hermanos se separaron por un momento porque ella quería ir al baño. La rizada piensa que ahí fue cuando lo hizo.

Pero no se había tardado tanto ¿o si?

No era extraño que algunas actividades extracurriculares empezaran unos días antes que el año escolar, pero por más que quisiera creerle a su hermano, ella no podía. Que Miguel formara parte del club de debate cada vez sonaba más fantasioso para Madeleine, sobre todo por el lenguaje corporal del muchacho cada vez que volvía de una sesión.  Aunque llegara con una sonrisa para ayudarla a acomodar la mesa para la cena, eran los pequeños gestos de dolor que él hacia y el hecho de que ya no lo había visto usar su inhalador lo que provocaran que su mirada inquisidora estuviera en el moreno. ¿Qué clase de debates hacen ahí?  Maddie pensaba. 

—No me pasa nada, Maddie, ¡en serio! —le decía Miguel cada vez que ella lo cuestionaba. Y cansada de recibir la misma respuesta todo el tiempo, simplemente dejo de preguntar y decidió esperar a que su hermano se abriera con ella cuando él quisiera. Confiaba en que en lo que sea que estuviera metido, no era algo estúpido. 

(...)

El primer día de escuela podía ser bueno o muy malo, depende de como lo vieras. Esta Madeleine decidió que sería un buen año para ella y su hermano, aunque el no compartir ninguna clase con su hermano la ponía nerviosa, ya que ella al ser un año menor a Miguel era una  Sophmore mientras que él un Junior, pero al descubrir que compartían un periodo libre y el almuerzo una sensación de alivio llego a los dos y animo aun más el buen humor de la chica. 

Después de despedirse de su madre y su abuela y de un viaje de treinta minutos en autobús, la preparatoria West Valley High se alzaba ante ellos, como un monstruo que estaba listo para devorarlos si daban un paso en falso. 

Tal como Maddie esperaba, los corredores estaban repletos de chicos y chicas que comenzaban a juntarse en grupos de amigos felices de reencontrarse otra vez después del verano. Encontrar el camino a la oficina principal no fue tan difícil como ella esperaba, una vez dentro, la secretaria fue muy amable con los dos, incluso les ofreció un caramelo en lo que esperaban a que la impresora terminara de imprimir sus horarios. Miguel, no teniendo tanto gusto por los dulces como su hermana, lo rechazo con una sonrisa, pero Madeleine siendo una adicta a ellos, no pudo resistirse. Al terminar de recibir su programa escolar además de la contraseña de sus casilleros y los libros de sus respectivas materias, los hermanos Díaz estaban listos para empezar la escuela. Una vez más en el pasillo principal, Miguel se giro para quedar frente a frente a su hermana. 

¡Oh, Díaz! // COBRA KAIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora