Estuve dos semanas en el hospital porque Dylan, mi psicólogo, dijo que era mejor quedarme ahí.James vino todos los días sin falta, incluso vino un día con su hijo.
Creí que dolería.
Pero, por alguna razón.
No pasó.
El bebé se llamaba Logan, era lindo y era una copia de su padre.
No había dolor.
Me sentía extrañamente en paz.