AMISTADES Y ENEMISTADES

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Narradora:
Se cumplieron los 3 días de plazo que Eren tenía para poder quedarse en Hizuru. Así que ya se encontraban empacando sus pertenencias para salir dentro de poco.
La azabache tenía un hueco en el corazón pero no se preocupó tanto ya que en ocasiones iría a visitarlo o se escribirán cartas.
Todo esto ocurriría hasta que Eren termine su carrera de leyes, si seguía manteniendo una relación con Mikasa deberían de planear muy bien su futuro juntos.

Eren- Eso es todo *acomodando su ropa*

Mikasa- Así parece...

Eren- Todo estará bien tranquila *besa su frente*

Mikasa- Claro!! No olvides escribirme bien

Eren- Si lose. Annie regresará pronto verdad?

Mikasa- Aja, y mi padre vendrá un tiempo a pasar conmigo ya que hay mucho más de que hablar y mejor relación de padre e hija ya sabes

Eren- Claro, ten cuidado. Y por favor no trates de entablar relación con Jean quieres

Mikasa- Lose, seria peligroso para mi y mi hermano estaría enfadado

Eren- Cuidate si

Mikasa- Lo haré. Te extrañaré mucho

Eren- De seguro estarás ocupada con el reino pero escríbeme

Mikasa- Claro, aunque me tocara viajar a diferentes naciones para hacer tratados pero no será problema para mi

Eren- Lo tengo muy claro

El castaño posó sus labios junto a los de la azabache mientras le dedicaba un cálido y tierno beso. Un guardia entró haciendo saber que el carruaje para llevar a Eren al barco que lo llevaría ya lo estaba esperando.
Viendo que la pareja tuvo que separarse de ese beso el guardia salió y Mikasa ayudaba a Eren con una pequeña maleta que llevaba unos pequeños recuerdos para su madre.
Así salieron del castillo para llevar a Eren a su destino, el camino fue tranquilo y silencioso solo se trataba de Eren y Mikasa dandose mimos y caricias, las acciones hablaban más que mil palabras y ellos le entendían mejor que nadie.
Llegaron al puerto, el peor momento... la despedida algo que ninguno de los dos estaba preparados pero era necesario.

Eren- Te veré pronto

Mikasa- Lo prometes? *sollozando*

Eren- Lo prometo

Eren se sacó la bufanda roja que estaba envuelta en su cuello, una bufanda que su propia madre había tenido con sus manos y el la atesoraba más que nada. Poco a poco la empezó a envolver en el cuello pálido de la azabache mientras esta derramaba sus pequeñas lágrimas al ver a su querido a su mas amado partir

 Poco a poco la empezó a envolver en el cuello pálido de la azabache mientras esta derramaba sus pequeñas lágrimas al ver a su querido a su mas amado partir

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(CREDITOS AL ATOR@ DE LA IMAGEN)

Eren- Te la pondré las veces que quieras, todas las veces que haga falta de aquí en adelante

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