𝟎 𝟏

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Aquino le confiesa sus sentimientos a Duxo.


Aquino se levantó con emoción de la cama, pues ese sería el día en que al fin le diría a Duxo todo lo que sentía por él, apenas y había podido dormir, se había pasado toda la noche pensando... pensando en eso: en Duxo, y lo mucho que lo amaba; en todo lo que sentía cuando estaba cerca de él; en como cuando lo veía su corazón se aceleraba y sentía mariposas en el estómago.

Él y Duxo se verían en casa de este último para pasar la tarde, y ahí es cuando se lo diría. Aquino pasó toda la mañana arreglándose, quería verse de lo mejor para esta ocasión así que cuidó hasta el más mínimo detalle. Una vez listo tomó el anillo que le daría a Duxo y salió corriendo de su casa camino a la de Duxo. Por las prisas olvidó la caja en la que debía de guardar el anillo, pero se dio cuenta demasiado tarde como para volver por ella.

Se dieron las cuatro de la tarde, Aquino estaba parado frente a la puerta de la casa de Duxo, y ahora solo tenía que tocar la puerta. Se acomodó el cabello, respiró hondo y con su mano temblorosa tocó la puerta.

—Hola, Aquino —le saludo Duxo, mientras abría la puerta.

—Eh... Hola, Em, ¿p-puedo pasar?

—¡Claro!, ¿y por qué tan elegante?

—D-duxo... Tengo algo m-muy importante q-que decirte —logró tartamudear.

—Dime.

—D-duxo, y-yo eh... —. Aquino estaba demasiado nervioso: no paraba de tartamudear, le costaba mucho que las palabras salieran de su boca; sus piernas no paraban de temblar, sentía que en cualquier momento dejarían de funcionar y caería al piso; su corazón latía frenéticamente; aunque su respiración era muy agitada sentía que le faltaba el aire; su estómago daba mil vueltas, sentía como si le hubieran dado un golpe en la panza; estaba cubierto por completo de sudor. Se sentía al borde del colapso.

—Aquino, estás bien. 

—S-sí. Solo —. Aquino no paraba de caminar en círculos por la sala de estar; hasta que reunió un poco de valor y se puso enfrente de Duxo—. Eh... Duxo. Y-yo. Em. N-no... No sé. N-no sé c-cómo decirte esto. P-pero es que... —. Se tomó un momento para intentar tranquilizarse—, t-tú... Tú m-me gustas mucho, Duxo. Y-yo te amo. Amo t-todo de ti; tu voz, t-tu cuerpo, tu forma d-de ser. Te amo, Duxo —, y se arrodilló ante Duxo, metiendo su mano temblorosa y llena de sudor en su bolsillo para sacar un anillo que por los nervios se cayó de su mano, ocasionando que Aquino se pusiera aún más nervioso y se sintiera un imbécil por humillarse así. Después de recoger el anillo, lo extendió en sus manos a Duxo y dijo—. Y-y quería saber s-si tú, ¿q-quisieras ser m-mi novio...?

—Aquino —. Duxo tomó las manos de Aquino —, sí... sí quiero ser tu novio —respondió colocándose el anillo.

Aquino estaba llorando de la emoción, no podía creer que algo con lo que durante tanto tiempo había soñado al fin se había vuelto realidad, Se levantó con ayuda de Duxo y lo abrazó. Mientras lo abrazaba, Duxo podía sentir el corazón de Aquino contra su pecho y escuchar su respiración agitada; se separó un poco y dijo:

—Aquino yo también te amo... te amo más de lo que te imaginas, y no sabes lo feliz que me hace que tú también lo hagas, y que te hayas atrevido a decírmelo.

—Duxo-

—Está bien —interrumpió a Aquino—, solo... —. Levantó sus gafas hasta su cabello, tomó la cabeza y la cintura de Aquino, cerró los ojos, y lo besó.

Aquino podía sentir los labios de Duxo moverse contra los suyos, mientras lo tomaba por la cintura y el cosquilleo que eso le provocaba. Se separaron con lentitud, se podía ver la felicidad reflejada en las caras de ambos. Mientras se veían, Duxo entrelazó su mano con la de Aquino para caminar hacía el sillón y recostarse ahí.


✧✧✧


—Duxo —lo llamó haciendo que este se girara—, creo que ya debería irme.

—¿Estás seguro? —preguntó tomando las manos de Aquino y acariciando estas con sus pulgares—, puedes quedarte un poco más.

—Es que ya es muy tarde y-

—Quedarte a dormir —lo interrumpió Duxo.

—Está bien, me quedaré a dormir —dijo, recibiendo como respuesta un abrazo de parte de Duxo—. y ¿en dónde dormiré

—Puedes dormir conmigo, claro, si es que tú quieres.

—¿No te molesta que duerma contigo?

—Claro que no.

—Bien, vamos entonces.

Ambos se tomaron de las manos y fueron a la habitación de Duxo. Estando ahí, recostados en la cama, se escuchó un leve susurro:

—Duxo... —dijo Aquino frotando levemente su mano contra el cuerpo del otro—. Duxo.

—¿Qué pasa?

—No puedo dormir.

A esto Duxo se acurrucó en el pecho de Aquino, y con su mano comenzó a acariciarlo, sintiendo su calidez y escuchando los latidos de su corazón.

—¿Duxo, qué haces?

—Tal vez esto te ayude a dormir —. Se acercó a su boca y le dio un tierno beso—. Buenas noches, te amo.

—Yo también te amo...

En realidad eso no ayudó a que Aquino pudiera dormir, pero sí hizo que se sintiera la persona más feliz del mundo por tener a Duxo como su novio. Y así estuvieron toda la noche: Duxo durmiendo en el pecho de Aquino y este último intentando no moverse para no molestarlo.



𝐍𝐨𝐭𝐚𝐬 𝐝𝐞 𝐚𝐮𝐭𝐨𝐫:

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La verdad no sé que estoy haciendo con mi vida, pero igual espero les haya gustado el capítulo; no sé porque tengo la sensación de que tal vez me pasé un poco, pero meh; y nada si tienen sugerencias u opiniones me las pueden comentar; espero el próximo capítulo subirlo la semana que viene, ya veremos.

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⏰ Última actualización: May 16, 2021 ⏰

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𝑻𝒓𝒂𝒗𝒆𝒔í𝒂 || 𝑫𝒖𝒙𝒊𝒏𝒐Donde viven las historias. Descúbrelo ahora