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Los domingos de iglesia eran lo más desagradable en la vida de TaeYong. Desde que tenía consciencia recordaba aberrar tener que sentarse durante más de una hora para escuchar las mismas palabras todos los fines de semana.

No solo tenía que fingir estar interesado en las palabras evangélicas, sino que también formaba parte del coro de la iglesia, donde tenía un puesto principal debido a su voz que logró encantar a la mayoría, por no decir todos.

Él intentaba mostrarse interesado en las palabras que declamaba el pastor, pero no podía por lo aburrido que le resultaba, así que escabulló su teléfono entre sus piernas para poder hablar tranquilamente con DoYoung.

"Iré a tu casa después, así que prepárame avena con chocolate."

Le escribió, viendo las palomillas poniéndose de color azul. DoYoung ya había visto su mensaje.

"No."

"Estoy haciendo tarea. Tú presta atención, estás en una iglesia, muestra respeto. >:("

TaeYong leyó haciendo una mueca que no pasó desapercibida por su madre que estaba a un lado, la mujer lo miró con una expresión enojada.

-TaeYong, dame el teléfono-susurró estirando su mano, TaeYong bloqueó su teléfono y negó-. Dame el teléfono, es una falta de respeto.

-Qué va-gruñó dándole el teléfono de mala manera, no le había alcanzado a responder a DoYoung.

Su madre lo guardó dentro de su cartera y volvió a prestar atención hacia delante.

TaeYong, con un rostro asqueado, chasqueó la lengua sin saber qué hacer para matar el tiempo que le restaba. No le quedó de otra que esperar a que el pastor hiciera la pausa para que los muchachos y muchachas del coro fueran a prepararse, por lo menos a ese punto sabía que ya quedaba poco para poder irse a casa de DoYoung.

Lo único que podía hacer durante la exasperante canción, era poner su mejor sonrisa, si no lo hacía, no lo dejarían salir. Su madre observaba con orgullo a su hijo cantar, incluso gustaba de grabar cada una de sus presentaciones, halagándolo y diciéndole lo bien que lo había hecho.

Ya terminada toda la ceremonia, tenía que guardar silencio esperando a que su madre se despidiera de sus amigas hasta el próximo domingo. Él lo encontraba ridículo, podrían verse durante la semana, no solo aquí.

-¿Ya nos vamos? -se acercó a su madre que hablaba con otras dos señoras, no las recordaba, siendo sincero, siquiera sabía bien quién era el pastor-. Debo ir a casa de Yuta-mintió.

Su madre dio la vuelta con una sonrisa amable, TaeYong la miró mal.

-TaeYong, cariño-lo tomó del brazo para que se acercara, las otras mujeres lo miraron encantadas-. Él es mi hijo, TaeYong -señaló orgullosa-. Es un niño muy talentoso, ya está terminando la escuela, planea ser...

-Mamá... -gruñó para que no dijera más de lo necesario.

-TaeYong, quiero presentarte a Yoo Byul-su madre señaló a una mujer de unos cuarenta años que le sonreía, miró a un lado y una chica lo miraba como con... ¿susto? Ni que fuera tan feo-. Y ella es su hija, Yoo JeongYeon-ahora señaló a la chica con cara de susto.

TaeYong, con una mueca de incomodidad movió su mano de un lado a otro, saludando a la mujer y su hija.

-Hoy vendrán a cenar, así que quiero que te quedes en casa, nada de ir a casa de Yuta.

Desagradable.
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(...)
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La cena no empezaría hasta que su madre lo llamara, ya que logró convencerla de que iría por un rato a casa de Yuta y luego volvería antes de que la familia llegara. Claro que no estaba en casa de Yuta, sino que se encontraba arrimado sobre el cuerpo de DoYoung dejando que él tratara de trenzar su anaranjado cabello.

Mom, i'm gay too│DoTaeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora