Los días que nos separan

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La nieve crujía bajo sus pies mientras seguían a la comitiva. El agarre de su nieta Saskia era fuerte e impedía que resbalase en el pavimento helado. Las temperaturas habían descendido bruscamente aquella noche, provocando que la nieve cubriese aquél paisaje. Eso le daba más aspecto tenebroso. Las chimeneas coronaban, imponentes, y custodiaban el campo.

Había vuelto.

El lugar donde todo había sucedido. Donde la humanidad conocería la depravación del ser humano. Los guías los llevaron por los pabellones. Eran un grupo pequeño, seguido por cámaras de televisión para captar aquél reencuentro. El reencuentro con su pasado.

Todo seguía igual, pensaba ella observando los barracones de madera mientras los recuerdos acudían de nuevo a su mente. Aún escuchaba el golpeo constante de los picos y las palas. Escuchaba los gritos de los guardas gritándoles que trabajasen más deprisa. Aún recordaba, sentía, cada patada que alguna vez había recibido.

—¿Nana? —El rostro de su nieta Saskia se aclaró ante sus ojos. Tenía el semblante preocupado—¿Todo bien?

Ni siquiera se había percatado de que estaban dentro de uno de los barracones. Todo estaba tal y como lo recordaba. “No era tan angosto en mi memoria”, pensó, recordando a todas las presas allí hacinadas. Pasó lentamente la mano por aquella madera, parándose ante una de las literas.

—Esta era mi cama—Murmuró con voz trémula acariciando las iniciales “SZ” que había tallado allí.

Recordaba el profundo olor a sudor y sangre. El miedo y la desesperanza que inundaba cada metro del campo. Recordaba a la joven Irina, a la que llevaron al pabellón médico. Jamás volvería a verla.

Sintió la mano de otra mujer agarrando las suyas y las lágrimas acudieron a sus ojos, resbalando por su arrugado rostro. Aquél día, 27 de Enero, haría setenta años que, en 1945, Auschwitz-Birkenau sería liberado por los Aliados. Setenta años en los que, cada día, observaba el tatuaje de su brazo y recordaba.

“Sophie Zucker, número de identificación 89958”

Porque, setenta años atrás, el mundo contemplaría el horror que el ser humano jamás había contemplado, tras conocer el campo de Auschwitz y sus infames experimentos.

Porque, lo vivido, no puede volver a pasar.

No en esta época. No en este tiempo.

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⏰ Última actualización: Feb 25, 2015 ⏰

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