Narra Willy
Me había pasado todo el día en mi móvil hablando con Samuel, desde en la tarde que llegué de la universidad hasta que se fue a dormir. Últimamente había pasado mucho tiempo pensando en él. Creía que era perfecto, con sus grandes músculos, su sedoso cabello oscuro, su hermosa sonrisa, sus dientes perfectos y sus grandes ojos cafés, él era lo único que ocupaba mi mente. Ya era pasada media noche cuando miré el reloj del teléfono, ya me estaba dando sueño, así que decidí dormirme. Unos minutos después de haber cerrado los ojos recordé la tarea. ¡Mierda! No puedo seguir sin entregar trabajos, y ahora de verdad tengo que hacer la tarea, mañana veré a Samuel, con suerte nos veríamos a las 6 en el cine de la plaza y pasaría el resto de la noche junto a él, pero no quería reprobar él año. Solté un grito ahogado de desesperación. Me levanté de la cama, tenía mi "pijama" puesta, que sólo era una vieja playera negra que me quedaba grande y unos boxers verde con negro. Tomé mi mochila que estaba a lado de mi escritorio, al lado de mi cama. Saqué mi carpeta que usaba para todas mis materias, la abrí y comencé a hojearla para buscar mi tarea. Comencé a leer, pero mi vista se comenzó a cansar y de repente todo se volvió negro.
Se empezó a oír un molesto ruido, era el de mi alarma. "5 minutos", pensé intentando ignorar aquel irritante sonido, estiré el brazo para apagarlo pero no estaba ahí, me estiré más y más pero sólo logré caerme de aquella silla. ¿Qué? Me había quedado dormido antes de si quiera empezar a hacer la tarea. "Cinco tareas sin hacer. Y contando", mi subconsciente me reprochó.Me levante del piso para poder apagar la maldita alarma. Vi la hora y ya eran las 9:15. ¡Me cago en todo! Mis clases empiezan a las 10:00. Corrí al armario para sacar ropa limpia, sí es qué había. Por fortuna sí. Saqué mi sudadera gris favorita y unos vaqueros de mezclilla azul. Deje la ropa en mi cama y fui al baño a peinarme. Me paré en frente del espejo y el lavabo, abrí la llave y me lavé la cara para despejarme un poco, tomé el peine que tenía justo a mi lado y peiné mi cabello como todos los días. Finalmente fui a mi cuarto para vestirme, cuando escuché un grito de mi mamá. -¿!Pero qué esperas!? - me gritó desde el piso de abajo, de verdad que no entendía su desesperación, aún podíamos llegar a tiempo, cuando se enojaba por tonterías así era muy irritante. Hice caso a omiso a aquel grito y me seguí vistiendo.
Iba bajando las escaleras cuando a la mitad mi celular vibró. "Samuel", fue el primer pensamiento que vino a mi mente. "Hola amor", decía el mensaje me había escrito, no pude evitar sonreír, sintiendo un rubor cubriendo mis mejillas."Hola ¿Cómo amaneciste?" contesté evidentemente entusiasmado por su mensaje sonriéndole a la pantalla como adolescente enamorado, "Mejor que ayer, seguramente", su respuesta fue casi inmediata, eso hizo que las comisuras de mis labios se ensancharan todavía más, "¿Ah sí? ¿Por qué?", le pregunté con cierto aire de inocencia, "Porque hoy por fin podré verte, después de dos semanas.", mi corazón se acelero al recordar que hoy lo vería, me volví a sonrojar. "Yo también estoy contento de verte al fin." , mi sonrisa no desaparecía, este hombre si que era mi debilidad, "Lo se. Hoy vas a ser mío", esto último más qué nada me causó algo en el estómago, ahora esperaba más con ansias la tarde. Me gustó la idea. "¿Sólo tuyo?", le pregunté mientras mordía mi labio inferior,"Si. No te dejare ir a ninguna parte.", este chaval si que sabía provocarme, ahora me iría a la escuela con un calentón de la leche.
Estaba escribiendo una respuesta cuando mi madre me arrebató el celular de la mano. ¿¡Pero qué rayos!? Al momento del acto se me subió la sangre a la cabeza, sentía que comenzaba a hervir en rabia, -¡¿Qué haces?!-, grité con un tono muy alto y mostrando mi evidente enojo. - ¡Ya es tarde! Y necesito ir al salón de belleza.-, mi mamá y su obsesión con ir al salón diario solo para ir a trabajar, - Esto no pasaría sí me dejaras tener un auto.-, dije aún cabreado por lo recién sucedido y ahora más con respecto al auto, - ¿Cuantas veces debo decirte qué no vas a tener un auto? Eres irresponsable e inmaduro.- ¡Me cago en mi madre y en sus sobre-protección, - Claro, yo.- dije en tono irónico rodando los ojos, -¿Quieres dejar de ser tan dramático?-, dijo ahora más sería mirándome con su típica mirada asesina que me lanzaba cada vez que me portaba o hacía algo mal, ya no soy un niño para que siga haciendo eso, - Dame mi teléfono.-, le exigí sin antes darle una respuesta, intentando lanzarle la misma mirada, - No, sube al auto.-, respondió con un tono seco y autoritario. Después de unos segundos de miradas intensas le puse los ojos en blanco y me di la vuelta para dirigirme afuera y subirme al auto.
Como la odio, es tan irritante, cree que sigo siendo un niño de 11 años que no puede tomar sus propias decisiones. Cuando tenga dinero suficiente me iré a vivir con Samuel, nosotros dos solos, sin que nadie nos diga que hacer o como comportarnos. Ya me lo imagino, todo el día acurrucados en nuestra cama, cobijados, sintiendo el calor corporal del otro. Yo recostado sobre su fuerte abdomen, abrazándolo mientras el juega con mi cabello y me da pequeños en el cuello, usando únicamente ropa interior, o tal vez ni eso. No puedo esperar a ya largarme e irme con él.
En la universidad son todos unos idiotas. Me alegro de qué Samuel no esté en está escuela, aquí te encuentras a la gente más homofóbica del mundo. Aquí sienten una repulsión horrible hacia los homosexuales. Nadie, excepto Samuel y una amiga suya, saben de esto. Es nuestro mayor secreto, pero a la vez el más hermoso .
Mi mamá se estacionó en frente de aquel edificio. Me iba a bajar pero recordé qué no tenía mi celular. - Dame mi teléfono-, le reclamé a mi madre, -No, bájate-, respondió a la defensiva mientras me miraba desafiante, - No me voy a bajar hasta tener mi maldito móvil-, me defendí a la vez que estiraba mi mano para que me lo entregara. Me miró rendida, dio un largo suspiro y de su bolsillo sacó mi celular y lo apuntó hacia mí. -Mira, si te estoy dando está porquería es porque no me gusta pelear contigo, además luego como me comunico contigo. Tengo que saber donde estas. Me preocupo por ti-, dijo esto último dejando caer el aparato en mi mano, me dedicó una mirada comprensiva, la cual yo regresé en señal de agradecimiento.
Al final bajé del coche y entre a las instalaciones. Lo primero que hice al entrar fue conectarme a la red del colegio, que los maestros usaban y juraban que ningún alumno conocía la clave, pero yo la había encontrado el módem en la sala de robótica.
Entré en mis mensajes y vi el último mensaje con Samuel, decía "Vale... Al parecer tu no quieres ser solo mío..." ¿¡Qué?! ¡Maldita sea! Había visto el mensaje, pero no le había contestado, seguro pensó que no quería hablar con él. ¡Me cago en todo lo cagable! Abrí el mensaje para contestarle, cuando vi que había otros cuatro. "¿Visto?" , ay no... Seguro se había enojado, "¿Willy? ¿Cariño?" , Dios mío, me sentía tan tonto, y todo esto por culpa de mi madre... "Aparentemente ya no quieres hablar conmigo...", sí efectivamente se había enojado, conozco demasiado bien a Samuel como para saber cuando se enojaba. "Bueno, para que sepas Yo tampoco quiero hablar contigo" , eso era lo que decía el último mensaje, de hace aproximadamente 10 minutos. No puede ser, solo él se enojaba por algo tan simple como eso. No le contesté, pero no fue mi culpa, mi mamá me arrebató mi teléfono. "Pero él no lo sabe", me recordó mi subconsciente. ¡Mierda! Le tengo que decir, si no se enojará más al ver que lo volví a dejar en visto. ¿Pero qué le decía? "La verdad, genio", me regañó mi nuevamente subconsciente. "Perdón amor. Mi madre me había quitado el celular, ya sabes como es de sobre-protectora. Yo te amo mi vida, por favor no te enojes", pasaron varios largos minutos y el no lo leía. "Se enojó contigo" era en lo único que pensaba. No me contestó. Se había enojado conmigo. Pero que razón más estúpida.
Ahora tenía miedo de ir al cine, no sabía como iba a estar, con el carácter que tiene Samuel nunca sabes como reaccionara. Al menos sí sabía como habría estado si no se hubiera cabreado por algo tan simple, pero ahora era una incógnita hasta que lo viera, claro si es que aun quería verme. Me causa aflicción no saber de que humor está, Samuel cuando está enojado conmigo, es muy raro, algunas veces reacciona de una manera y otras de otra, nunca sabes como estará hasta que lo veas. Recuerdo una vez se enojó tanto conmigo por haberle dicho que esperara mientras habla con mi mamá por teléfono, que me cargó y me tumbó sobre su cama, donde se puso sobre mí dejándome inmóvil hasta que me disculpara, al final me disculpé y él también, pero desde entonces le tengo un poco de miedo a sus reacciones.
Traté de controlarme, sentía un nudo en la garganta, no sabía que esperar. Comencé a caminar enfrente de los lavabos, hasta que sonó la campana y tuve que salir para atender mis clases. A primera hora me toca Química, clase que disfruto mucho y aunque la maestra parece bruja me interesaba bastante su asignatura. Entré al laboratorio, mi compañero de mesa ya estaba ahí, él siempre es tan puntual. -Hola Alex-, le saludé amablemente, -¿Qué tienes Guille?-, me preguntó inmediatamente sin siquiera responder mi saludo, -¿Qué dices? Estoy bien-, fingí una sonrisa, pero es muy difícil engañar a Alex, -Ya claro, y yo mido cuatro metros-, dijo irónico rodándome los ojos, cabe mencionar que Alex es bajito, -Seguro te enojaste con tu chica misteriosa que no me quieres presentar-, Alex sabía que estaba saliendo con alguien, pero el pensaba que era una chica y como casi nunca hablaba de Samuel con él no tenía ninguna pista. -No, no es eso-, dije soltando un fuerte suspiro, -Es que me enojé con mi mamá y ya sabes como es ella-, continúe y después voltee a mirar a Alex, quien me veía incrédulo y con el ceño fruncido. Al final la maestra entró y se perdió el contacto visual que teníamos, menos mal, ya que si me seguía presionando terminaría diciéndole.
La maestra se paró enfrente del salón y comenzó a hablar sobre los enlaces químicos, la verdad no puse atención a la clase, me pasé toda esta preguntándome que hacer. Por un momento me olvidé de Samuel y sólo hablé con Alex, me tenía que distraer de alguna manera y hablamos de lo que más nos gusta a los dos, videojuegos. Durante nuestra conversación había algo que me decía que le dijera, de verdad tengo ganas de decirle, de hablar de eso con alguien, pero no se cual sería su reacción, le conozco desde hace mucho, pero esto es algo nuevo, hasta para mi.
Las clases acabaron, como siempre a las 3:00 de la tarde, y yo fui él primero en salir de aquel horrible agujero, ni siquiera me despedí de Alex. Caminé a mi casa lo más rápido que pude. Por suerte estaba vacía, mamá trabaja hasta tarde, tendría un momento para pensar en que hacer. Justo al cerrar la puerta detrás de mi solté un grito de verdadera frustración. Estaba en un momento en el que no sabia que hacer, porque tal vez me quedaría con Samuel, pero tal vez no, tal vez me deje plantado en él cine, o tal vez no. Mi cabeza y mis pensamientos estaban hechos un lío.
Comenzó a transcurrir la tarde y en mi casa no tenía nada que hacer excepto jugar videojuegos, ya que normalmente hablo con Samuel todo el día, pero hoy no. Ya iban a ser las 5 y tenía mis dudas sobre si ir o no, porque tal vez yo lo había interpretado mal y no se había enojado y aun quería pasar la tarde conmigo, pero también estaba la incertidumbre de que si se había enojado, además de que siempre que salíamos dos hora antes ya me estaba enviando mensajes de que quedaban unos minutos para vernos y esta vez mi celular había permanecido callado desde que llegué al colegio. Ya me había resignado a pasar la tarde solo jugando, cuando mi móvil vibró, era Samuel.-Sam...-, contesté inmediatamente tratando de pedir una disculpa pero de repente su voz me hizo callar,-Te quiero en el cine en cinco-, dijo fríamente, rápido y cortante, y justo cuando había terminado de decir la frase colgó. Me emocioné al saber que aún quería verme, pero me preocupaba el tono en el que me lo había dicho, tan tajante y mandón, que sinceramente no me entraban ganas de verlo, pero era mi novio y no lo iba a dejar plantado
Me puse mi sudadera, tomé las llaves de mi casa y mi celular, estaba listo para irme pero ¿estaba listo para enfrentarme a su enfado? Camine diez minutos hacia la plaza donde siempre nos veíamos, era viernes así que él lugar estaba a reventar de gente, en especial de chavales entre 13 y 18 años. Cuando llegué a la puerta principal esta se abrió, ya que era automática, di un paso hacía adentro, mis piernas temblaban pero mis ganas de verlo me ganaban. Mi corazón latía a un ritmo muy acelerado, lo sentía en mis muñecas y en mi cuello, me dirigí a la derecha, a la entrada del cine, el nudo en mi garganta se hacia cada vez más grande, me senté en una banca unos segundos para poder tranquilizarme, funcionó, pero en cuanto entré al cine, lo vi. Ahí estaba él, sentado en la mesa de en medio de la sala afuera del cine. No había cambiado, seguía siendo él mismo chico del que me había enamorado. Cabello castaño, profundos ojos cafés, una espalda ancha , y sus bellísimos labios, es perfecto.
Estaba sentado mirándome fría y profundamente, de brazos cruzados, por esa mirada supe que su humor no era el idóneo para tener una cita, me acerqué dubitativo a la mesa. Me senté en la silla justo en frente de él. Con mucha timidez y vergüenza lo salude. -Hola-, le dije casi susurrando y esbozando una leve sonrisa. Él no contestó, me seguía mirando con aquella profundidad que tenía sus ojos, los cerró por un momento, y exhaló, cuando los abrió parecía más tranquilo y me regresó la sonrisa, se paró al lado de mi, -Ven, te tengo que decir algo-, me dijo con aquella voz característica de él, asentí con la cabeza y me tomó de la mano para que lo siguiera afuera del cine. No tenía idea de a donde me llevaba y volví a sentir como mis piernas temblaban. Se detuvo en frente del cuarto de mantenimiento, lo abrió con una habilidad impresionante, me volteó a ver, me jaló de la playera y luego me empujó hacia él cuarto donde con quien sabe que cosa me tropecé y acabé en el piso. -Levántate-, dijo tendiéndome una mano y sonriendo lascivamente, la tomé y me levanté. Cuando ya estaba de pie me empujó hasta la esquina de aquel cuarto tan pequeño, colocó sus fuertes brazos a los lados se mi cabeza y sus piernas en medio de las mías, -Cierra los ojos-, me susurró en el oído, le hice caso y dejé caer mis parpados.
Sentí como acercaba lentamente sus boca a la mía, sentí como quedaron a unos pocos milímetros, sus cálida respiración chocaba contra mis labios, estuve esperando a que se acercara para poder besarle, pero el se quedo estático manteniendo la distancia entre nosotros, tenía ganas de acercarme más para darle un beso, pero no sabía si se quitaría al acercarme y no se si soportaría un rechazo de Samuel, y al final sus labios se quedaron lejos de los míos. -Tú me dejaste con ganas de hablar-, comenzó a pronunciar tan cerca de mi que sentía como articulaba cada palabra, y repentinamente se alejó de mis labios, acercándose a mi oído derecho. Sentí su mano en mi muslo y como subía lentamente a mi entrepierna. Me pasó la punta de los dedos sobre la gruesa tela de los vaqueros, pero aún así logró provocarme muchas sensaciones. Comenzó a apoyar más su mano, haciéndome sentir toda su palma en mi parte inferior, suspiré levemente cerca de su cuello y comencé a morderme el labio para no hacerlo mas. Era una sensación muy gratificante, nunca había hecho eso y mucho menos en una situación como aquella. Estaba perdido en las sensaciones, cuando comenzó a hablar otra vez, -Así que te yo te dejaré con las ganas-, dijo dándome un beso en el lóbulo, provocando que me estremeciera ante su tacto. Seguía dando tiernos besos y a su vez alejaba su mano, ese placer que estaba sintiendo se empezó a esfumar conforme se alejaba, cuando se alejó por completo yo me quedé quieto sin saber que pensar o que hacer, mi respiración agitada y posiblemente con un severo problema en mis pantalones. "Maldita sea Samuel", mentalmente le maldecía una y otra vez, realmente sí me había dejando con ganas.
Me miró unos segundos, seguramente estaba sonrojado. Sonrió al notar mi reacción a sus caricias, -Ay cariño-, me dijo poniendo su mano en mi mejilla, -Te excitas muy rápido-, finalizó dándome una leve palmada en el hombro y separándose de mi para salir. -¿A donde vas?-, le pregunté tomándolo del brazo aún intentando regular mi respiración, -¿Qué no vinimos al cine, chiqui?-, señaló en la dirección donde se encuentra este, -Sí... pero no puedo salir... así-, dije susurrando lo último refiriéndome a la reacción que había tenido mi cuerpo, seguramente parecía un tomate. -Vale amor. Entonces prefieres ir a un lugar más privado-, propuso tomando mi mano para acercarme a él, -Vamos a casa-, dijo poniendo una voz grave para sonar seductor, asentí levemente y me acerqué para besarle, pero se quitó inmediatamente, -¿Qué haces?-, me cuestionó frunciendo el ceño, -Eh... Yo pensé, que-ee...-, no me dejó continuar y prosiguió él, -Que vayamos a hacer algo no significa que te haya perdonado, sigo enojado pero mis cuerpo tiene necesidades, pequeño-, su semblante se relajó un poco, y me dejó confundido. Le iba a decir algo cuando tiró más fuerte de mi y me sacó del cuarto de mantenimiento.
Caminamos hasta el aparcamiento y nos dirigimos a su automóvil, me abrió la puerta y subimos. durante el trayecto estuvo serio y callado, -¿Donde están tus papás?-, me atrevía a preguntarle, mientras jugaba con las mangas de mi sudadera, -No están-, me respondió dedicándome una mirada sugerente, yo solo me limité a mirarle de reojo y seguir jalando de mi ropa. Al llegar a su casa se estacionó en uno de los lugares enfrente de esta y bajó rápidamente para abrirme la puerta, era un caballero , pero a veces se enojaba y no se portaba como tal. Salí del auto y sin decirme nada casi me arrastró hasta su habitación. Ahí me tumbó sobre su cama, quedé boca arriba y le miré desde donde estaba, después de unos segundos se puso encima mío, y me quitó la playera casi sin esfuerzo, dándome cortos besos sobre el abdomen, le pasé las manos por el cabello, pero entonces inmediatamente se alejó a la vez que me lanzaba una mirada fulminante. -Si vamos a hacer algo será a mi manera-, dijo para después morderme el cuello, seguro eso me dejó marca. Se quitó de encima de mi y se quito la camisa aventándola, cayendo vete tu a saber donde, se acomodó de nuevo sobre mi y me susurró al oído, -Me dejaras hacer lo que yo quiera y después te disculparas-, su aliento me erizaba la piel y sus caricias me causaban escalofríos.
Tomó mis manos y las colocó sobre mi cabeza, lastimándome un poco, -Ay-, me quejé por aquel brusco movimiento, -Te dije que no te iba a dejar ir-, dijo mientras me aprisionaba más contra el colchón, -Y lo haré-, finalizó mordiéndome otra vez el cuello, me quejé nuevamente pero no pareció importarle, siguió dando chupetones y mordidas en mi cuello, a la vez que comenzaba a rozar su entrepierna con la mía, yo suspiraba y me removía debajo de él. Bajo hasta mi abdome su camino de besos, se quedó unos instantes besando abajo de mi ombligo, estuvo viendo mi pantalón un rato, hasta que decidió quitármelo, lo hizo sin siquiera usar las manos, me lo desabrochó él pantalón con la boca, me bajó él cierre y los deslizó hasta que me los había quitado. Ahora solo tenía mis boxers.
Con su mano libre rozó con la punta de sus dedos sobre la delgada tela, jadeaba y gemía a cada toque de sus manos, unos más discretos que otros. Mis latidos se aceleraban, -Sa-Samuel-, dije con la respiración entrecortada, -¿Qué quieres?-, me dijo mientras levantaba mi pierna izquierda y la ponía en su hombro, para después comenzar a dar beso en el interior de mi muslo. "¡Joder! Me quiere hacer suplicar". -Samuel-, insistí intentando que los gemidos no fueran tan evidentes, -Te escucho-, me dijo aun besando mi pierna muy cerca de mi intimidad. No le iba a dar el gusto de oírme suplicar, entonces no dije nada y solo intenté no jadear mucho. Sentí su pulgar acariciando el elástico de mi ropa interior, lo tomó entre sus dedos y comenzó a deslizarla lentamente hasta mis rodillas, -Oh Guille...-, le oí susurrar. Acercó su mano a mi miembro.
Empezó a moverla lentamente arriba y abajo, era tan desesperante, lo hacia tan lento cuando yo necesitaba placer ¡ya! Comencé a gemir con una voz grave, para darle a entender que quería más, eso provocó más a Samuel para hacerme sufrir, de vez en cuando el movimiento aumentaba, pero cuando sentía que iba a llegar a ese punto de éxtasis se detenía. A cada movimiento de su mano, involuntariamente soltaba gemidos, unos más fuertes que otros, pero no hacia que se detuviera o que me ayudara a llegar al placer absoluto. Me estaba torturando. -Por favor-, le supliqué, no aguantaría más de esa manera, -¿Por favor qué, Guillermo?-, me cuestionó mientras seguía con el placentero y torturoso movimiento, -Lo siento-, me disculpe entre jadeos, -Lo siento-, le dije otra vez al notar que no me ayudaba de ninguna manera. Al final el movimiento de volvió constante, provocando que llegara al climax del placer, junto con esto solté un sonoro gemido repitiendo el nombre de mi novio.
Quedé tumbado en la cama aun tratando de recuperar el ritmo de mi respiración, mientras Samuel me miraba de donde estaba. Me subió la ropa interior y se acostó a lado mío, -Te perdono cariño-, dijo con su codo apoyado en la almohada y su rostro recargado en la palma de su mano. Se acercó y finalmente besó mis labios, lo hizo con todo el amor y cariño que no me había demostrado hace unos minutos.
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Estem... No se que decir, además de que me siento sucia >.Es diferente a las cursilería que siempre escribo, y me gustaría saber si les gustaría que escribiera mas cosas así ^^
Solo les quiero aclara algo, la idea no es mía, un amigo que me contó que le estaban pasando un par de cosas con, se podría decir "amigo que es mas que amigo" y pues me inspire en eso y ya yo le agregue el LEMON y el wigetta.
En fin, nos leemos luego. Los quiero muchísimo! z4
-PaM-
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Visto ✓✓ (Fanfic Wigetta [+18])
FanfictionDos amigos enamorados, uno un tanto tímido y el otro con un carácter un tanto peculiar. Un día por un pequeño mal entendido las cosas se pueden poner intensas. ¿Un acto de amor? O ¿De venganza? Dejar en "Visto" a alguien pude llegar a ser un error c...