Capitulo único

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Estableciendo conexión…

Vinculando cuenta con la nube…

Transferencia de datos sinápticos en proceso…

Conexión establecida con el dispositivo móvil.

“Bienvenida a Open Mind, el servidor que redactará tus pensamientos inmediatamente. Ahora podrás grabar todo lo que pienses a través de la escritura con nuestros dispositivos y plataformas.”

Soy hermosa. ¡Qué maravilla! Lo que había pensado se escribió en la App del móvil. De verdad funciona este servicio, no le creía a mi novio por ser un friki de los videojuegos pero estoy viendo cómo se escriben mis pensamientos al mismo tiempo que se formulan en mi consciente, hasta respeta los signos de puntuación y los coloca correctamente. Al parecer, el sensor que me coloqué en el oído derecho, y que ciertamente tiene aspecto de un mini auricular, se adelanta a lo que pienso. Esto definitivamente me ayudará con mi hobbie como escritora, me fascina escribir, siempre me surgen las letras en inspiraciones fugaces y así como llegan, desaparecen, pero gracias a esto tendré cada uno de mis pensamientos archivados. Voy a apagarlo y empezaré a usarlo a partir de mañana. FIN DE LA TRANSMISIÓN.

Conexión establecida…

Bien, veo que funciona así que comenzaré. Hoy es 25 de Noviembre del 2052, tengo 19 años y vivo sola en un pequeño cuarto del sector 3 del búnker anti radiactivo “Hope” a más de 500 metros bajo la superficie. Después del colapso económico mundial de los 20's a causa de una pandemia, los líderes de las naciones de ese entonces se declararon la guerra entre sí para obtener los recursos naturales que movilizaban las industrias y los comercios. La estupidez humana no posee límites, la energía molecular de la antimateria que utilizamos ahora sustituye enormemente a la nuclear, que de por sí fue la causante de nuestra casi extinción en su afán de lanzar las bombas a diestra y siniestra. En fin, poseo un pequeño pero lindo anexo, una cómoda cama, algo de electricidad racionada, un mini estante que me sirve de biblioteca, hasta tengo mi baño personal. Observo mi reflejo en el espejo y soy muy linda, este vestido color turquesa reluce mis largas piernas y acentúa mi busto, soy atractiva para muchos hombres y también para algunas mujeres, y aunque me gusta ser extrovertida, el ser fiel a mi novio me hace sentir parte de un conjunto que, si se armoniza de manera equilibrada, sustituye la carencia emocional por haber crecido sin una familia. Además lo veré en un rato, esa hermosa mujer que veo tras el espejo es producto de la felicidad que él genera en mí, quizás hoy terminemos en la cama. Acabo de escuchar la bocina chillona y petulante del autovagón que me llevará a la casa de mi querido Marcus. Me gusta hablar con su chofer, el viejo Frank, los tópicos de conversación que expone me da una idea vaga de cómo era la vida allá arriba, muy diferente a la que tengo. Nunca he sentido el día o la noche, la vegetación o haber visto el océano, sólo soy un topo más en esta cueva llena de tierra, máquinas y virutas de acero reforzado por las constantes modificaciones que se aplican al búnker para expandir sus terrenos ante la demanda de la sobre población. Mi novio vive en el ostentoso búnker “Paradise” lleno de burócratas del sistema de gobierno actual y personajes acaudalados. Para llegar allá, se debe viajar por una red de túneles ferroviarios que interconectan los distintos búnkeres anti radiactivos. Ya estoy lista, sólo debo asegurarme de poner la alarma al anexo, al parecer la delincuencia pertenece arraigada a todas las generaciones de la humanidad, como un virus mortal creado por su propio cuerpo. Puedo divisar desde lejos que el chofer no se parece nada a Frank, es un hombre más joven y tiene la tez muy seria, su rostro no se inmuta y su mirada es pesada, me da pena ser cordial con él, mejor entro sin saludar. Él hombre está vestido con un jean negro y una chaqueta de cuero, si no tuviese esa expresión seria en su rostro lo podría confundir con un famoso, ya que posee un estilo muy fino en su vestimenta. ¡Que silencio tan incómodo! llevamos más de cinco minutos en la ferrovía y no ha pronunciado palabra alguna, sólo se me queda viendo a través del retrovisor con esa mirada profunda e inverosímil, no sé lo que quiere ver de mí, no percibo siquiera una pisca de sadismo o perversión al cual estoy acostumbrada a ser observada, la mayoría de mis vestidos exponen las curvas de mi cuerpo y aun así, me siento desnuda ante él; me pone nerviosa, la ansiedad que me invade dirige mis ojos hacia los suyos y los latidos de mi corazón son tan fuertes que martilla todo mi pecho. ¡Acaba de cambiar de carril! Se desvía del camino con ruta directa a Paradise, mi respiración es tan corta y rápida que siento mis pulmones colapsar, nos dirigimos a unas ferrovías de servicio muy viejas, quiero salir eyectada de la puerta pero sólo el chofer controla la seguridad de todo el autovagón. Debo mantenerme serena, pero mi cuerpo es presa del miedo y no dejo de temblar. Él, por otro lado, se muestra muy sereno todo el tiempo, con sus manos en el volante y su mirada siempre en el retrovisor. Activa el sistema de control automático y veo que se inclina hacia adelante colocando sus manos debajo de su asiento, no sé qué busca pero creo que ya lo encontró porque no duró mucho en esa posición, quizás recogió algún cigarrillo o su móvil, reclina su espalda al asiento pero no consigo verle las manos. Voltea su cara hacia mí y esboza una sonrisa muda que me horroriza. Su expresión me parece fami… ¡AY!

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