Far Away From Me

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Era año nuevo, todos estaban emocionados, ya hacía años que terminaron con The Union sin ninguna baja, y poco a poco ambos (Horacio y Gustabo) escalaron de puestos hasta ser Comisarios.

Ellos no se quejaban, se tenían el uno al otro, y ya no sólo a ellos, sino a muchos otros, como Segismundo, Conway, Volkov, Greco, básicamente toda la comisaría.

Gustabo se acercó al de cresta con dos copas en la mano, recordó como su hermano se estuvo comportando raro últimamente y pensaba solucionar todo ese día, al fin y al cabo, año viejo problemas viejos. Le sonrió cuando se dió vuelta luego de sentir su presencia, pero a cambio sólo recibió un suspiro y miradas de lástima de todos a su alrededor. No lo entendía, pero nunca le importó lo que pensaban de él, sólo le importaba Horacio.

Quien al parecer no lo quería cerca.

—Hey, Osito, ¿Gustas?— extendió el vaso sin quitar la sonrisa de su cara, recibiendo una negación por parte del otro.

—Escucha, tenemos que hablar—.

—Horacio, deberías pensarlo mejor, tal ve-

—No.— las palabras de Greco se vieron cortadas por la persona a la que llamó, mientras agarraba ambos vasos que el rubio sostenía y los colocaba en la mesa a su lado. El silencio reinó la sala en cuanto el de cresta arrastró a el de menor estatura fuera de la estancia. Las miradas y bufidos molestos reinaban la sala, y unos pocos murmullos 'va a arruinar el día a Gustabo, y probablemente a todos'.

El de ojos claros aún sin saber nada pensaba que mentían, es decir ¿Por qué la persona que creció junto a él y a quien tanto protegió le arruinaría un día importante? Era absurdo e imposible de creer.

—Bien, escucha. No me interrumpas. Quiero ser claro y conciso, ¿Sí?— el contrario bajó y subió su cabeza una y otra vez, suficiente para que el otro soltara un suspiro— Bien, escucha, Gustabo. Pasamos por mucho juntos, desde niños. Crecimos, nos ayudamos, me criaste. Casi como una madre o padre. Me alegra eso. Y sé que tú quieres que esta amistad siga para siempre, pero eso no se puede. — el bajo abrió la boca pero una mano lo calló rápidamente— ¡Escucha! Mira, no quiero que esto afecte nuestro trabajo ni nada, no me molestaría seguir siendo compañeros de patrulla, pero nuestra amistad, ya no. Ya fueron suficientes años y creo que lo mejor es dejarlo aquí, sino sólo vamos a crear una dependencia y- ¡Gustabo! ¿A dónde vas?—.

—Yo... Quiero caminar un poco, deberías volver dentro, hace frío y no tienes una ropa adecuada—. La respuesta fue un corto y simple «como sea» para luego ser seguida por el sonido de la puerta siendo abierta y cerrada.

El rubio siguió su camino, lejos de esa casa. No estaba triste, suponía que todavía no lo procesaba. Tampoco lo entendía. ¿Qué clase de excusas baratas le soltó y cómo demonios siquiera puede considerar que él, Gustabo García, toleraría trabajar con su hermano... Ex-hermano sin poder hacer bromas libremente? Era absurdo, y de cierto modo le enojaba. Mucho.

Furioso dió pasos más firmes y fuertes, mientras adentraba sus manos a los bolsillos de su infaltable campera roja. Caminó y caminó calles abajo, no dió ninguna vuelta, y es que no estaba yendo a ningún lugar en concreto, sólo quería caminar. Y por azares del destino y su mala suerte, se encontraba de frente al club de strippers donde le jugaron la broma a Conway.

Un poco menos enojado, y empezando a sentir un poco la tristeza se adentró al lugar, sentándose en la mesa más cercana a la pasarela mientras sacaba su teléfono y abría el chat que tenía agendado como «Gustacio ❤️❤️». Subió hasta el primer chat que tenía luego de haber borrado todas sus conversaciones y empezó a leer.

Los chats eran diversos, bromas, llamadas perdidas, preguntas sobre el trabajo, y muchas cosas similares. Todos tenían algo el común, la ternura y broma en las palabras de Horacio, esas que aún ahora le sacaban sonrisas y risas discretas. Lo estaba soportando. Todo hasta que llegó a ese chat. Empezó a plantearse que fue una mala idea.

Friend, Please | Volkabo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora