Por fin, Sasuke tenía a Itachi justo donde lo quería: su mano alrededor de su cuello y las puntas de sus pies apenas rozando el suelo.
-Por última vez, aunque no existe ninguna excusa que pueda redimirte, ¿por qué?
Los ojos rojos e iracundos de Sasuke enfrentaban al sharingan de su hermano, quien tosía sangre agarrándole de las muñecas en un intento desesperado por zafarse de la presión en su garganta. Le sonreía, lo cual solo aumentaba el enfado del menor de los Uchiha, que apretó su agarre en respuesta.
-¿¡Por qué!? - Los ojos de Itachi se revolvieron en sus cuencas, exhalando su último aliento antes de dejar caer todo su peso. Sasuke alzó el mentón, altanero, hasta que vio al cuerpo sin vida volatilizarse. Chasqueó la lengua. De nuevo le había engañado con una ilusión del tsukuyomi.
Intuyó una presencia a su espalda, y antes de que pudiera darse la vuelta, sintió como unas agujas ninja le clavaban al suelo, boca abajo, incapaz de usar su sharingan.
Itachi se acercó, sin un solo rasguño, hasta quedar a apenas un par de pasos de distancia. Cuando iba a alcanzarlo se giró bruscamente, justo a tiempo de esquivar los kunai que se clavaron en el tronco con el que se había intercambiado el menor. Tras la estampida de armas, Sasuke le miraba fijamente.
-¿Mangekyou? ¿Cómo...? - El puño de huesos que se cernía sobre él no le dejó terminar la frase. Rápidamente despertó a su propio susanoo, y ambos se batieron en un duelo cuerpo a cuerpo en el que ninguno era el más fuerte.
-¡¿Por qué, Itachi?! - Sasuke gritaba, dejándose llevar por la adrenalina del momento por el que tanto había peleado, por la ambición que le había hecho abandonar todo lo demás. La pasión característica de los Uchiha guiaba sus acciones y palabras en un momento de tantísimo clímax.
El susanoo de Itachi paralizó al de Sasuke. Por unos instantes se quedaron quietos, mirándose a los ojos intensamente.
-Te lo mostraré. - Contestó, calmado incluso en una situación como aquella, actitud solo contribuía el desespero del otro.
Esta vez Sasuke sí que pudo notar cómo entraba a un tsukuyomi. Itachi le mostró toda la verdad. Su amor por Konoha, el conflicto político con los Uchiha, y su papel de agente doble. Como, a pesar de todo, había elegido a su aldea por encima de su familia, y la forma en la que terceros le manipularon para usarlo en pos de sus propios intereses. Su apabullante amor por su hermano pequeño, que superaba todo lo demás. No se dejó ni un solo detalle de la historia.
Cuando el tsukuyomi acabó, Sasuke e Itachi se encontraban de pie frente al otro, alejados unos diez metros y sin un solo rasguño, al igual que cuando había empezado su combate. Después de todo, había sido una pelea de ilusiones, y el único jutsu que empleado había sido el sharingan.
Por primera vez en lo que parecían horas y que probablemente habían sido apenas unos minutos, sus ojos recuperaron el color azabache que caracterizaba a su clan. Las orbes de Sasuke lloraban sangre, confundido y sin saber qué hacer por primera vez desde aquella fatídica noche, sintiéndose invadido por una profunda fatiga.
-¿Lo entiendes, Sasuke? - Murmuró Itachi con un tono de voz apesadumbrado, acercándose lentamente al lugar donde el otro se derrumbaba con su mundo. - Sasuke. - Se agachó frente a él, levantándole el mentón para que le mirara, aunque no pudiera verle tras las brumas del llanto. - Sasuke. Lo siento. No ha pasado un segundo en el que no me arrepienta. No espero tu perdón, porque no hay manera de eximir mi infamia. Por muchas disculpas que profiera nuestro clan no va a volver. Pero lo siento, Sasuke, lo siento tanto. Eras inocente y genuino hasta que yo te corrompí con mis injurias. A día de hoy sigo considerando cómo podría haber hecho las cosas de otra manera. De lo único que no me arrepiento, y nunca me voy a arrepentir, es de haberte puesto por delante de todo. Siempre has sido lo más importante para mí, hermanito. Siento no haber sido un buen hermano mayor, ni haber sido un buen ejemplo. Siento no haber estado para ti en tus momentos de duelo y en tus logros y avances como shinobi. A pesar de mi negligencia, te has convertido en alguien fuerte y digno de portar el nombre Uchiha. Sasuke. - Con su mano libre, Itachi golpeó con dos dedos la frente del menor, esbozando una sonrisa. - Estoy orgulloso de ti.
ESTÁS LEYENDO
La oscuridad prohibida
RomanceSasuke descubre la verdad de Itachi antes de dar el golpe final y su mundo se derrumba; su venganza ya no tiene razón de ser. No dejándose llevar por el odio por primera vez en su vida, por fin Sasuke regresa a Konoha de vuelta a aquel que siempre h...