VII

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Capítulo Nuevo.

Escrito: 06.05.2021

Modificación 1: 07.05.2021

Modificación 2: 24.06.2022

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— Un café con leche de vainilla mediano, helado y sin azúcar con leche de soja para llevar, gracias.

— ¿Puedo realmente no ponerme crema batida en mi frapp?

— ¡Oye, te has quedado sin crema!

"¡Espera, espera, por favor!"

Por mucho que a Megumi le gustaría gritar aquellas palabras, fue capaz de canalizar toda esa energía para mantener una sonrisa de servicio al cliente en sus labios. Estaba luchando para hacer funcionar la máquina de espresso, sus dedos se deslizaban por las tazas pequeñas porque están empapadas en agua, café derramado y satanás sabe qué mas.

No se atrevía a mirar la fila que se extendía hasta la puerta de ese pequeño café, llenando este lugar hasta los topes de oficinistas y estudiantes impacientes y predispuestos a ingerir cafeína. Ha sido así todas las mañanas durante los últimos seis meses que ha trabajado en ese lugar. Cada vez que cree haberse acostumbrado al bullicio, de alguna manera se vuelve concurrido, mucho más concurrido.

Usualmente era muy paciente y confiado al momento de entregar todos y cada uno de los pedidos, sin embargo, desde el día de la llamada de su padre. Sus ánimos decayeron considerablemente, dejando que su mente divague en pleno trabajo; Haciendo así que sus ganas de llorar sean grandes al momento de que un cliente le grita.

— ¿Dónde están los otros empleados? — Escuchó a uno de sus estimados clientes refunfuñar.

Fushiguro quiere nada más que hacerse la misma maldita pregunta. Porque se suponía que estaban tres empleados programados para la mañana. Pero, Inumaki llamó enfermo esa misma  mañana porque había cogido un resfriado, apenas treinta minutos antes de su turno.

¿Y Nobara?

Bueno, llega tarde. De nuevo.

La primera vez que sucedió, Megumi asumió que era porque su alarma no había sonado. Comprensible.

¿Pero la segundo y la tercera?

A veces Fushiguro se cuestionaba si su amiga tenía un reloj o si sabía leer uno. Actualmente, está bastante seguro de que llega tarde con más frecuencia de lo que realmente llega a tiempo.

El timbre de la puerta suena justo cuando termina otra bebida, deslizándola por el mostrador hacia su nuevo propietario.

Fushiguro mira hacia arriba, con el rostro sudoroso y sus cabellos sueltos agitándose con el aire del ventilador que colgaba en el techo, solo para ver el rostro familiar de Sukuna. Se ve perfectamente tranquilo y sereno a pesar del caos que lo rodea. Megumi bloquea los ojos. El mayor tiene la audacia de sonreírle, probablemente burlándose de su deplorable estado.

Sukuna había adquirido la maldita mala costumbre desde hacía ya unos cuantos días, que en sus horas libres, le brindaba ayuda sin rechistar. Y a su jefe Nanami, parecía no molestarle en absoluto. Al parecer le agradaba la idea de tener un empleado al cual no tenía porque pagarle.

Fushiguro había dejado de un lado la música para dedicarse al trabajo de medio tiempo en el café, todo para ahorrar lo suficiente y solo así poder valerse por su cuenta en un mundo desconocido. 

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