Cualquiera tiene secretos, ¿no es así?, pues si, ella está en uno de esos.
Rachel intentando ocultarle al mundo lo que en realidad es y temé. Durante todos esos frustrantes 20 años, guardando el mayor secreto, sin que nadie se enterará , para ella...
"Al final solo soy como una hormiga pequeña intentando esconderse, pero al final la logran ver".
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Rachel.
Dolores de cabeza, mareos, descontrol, fuego, hielo, quemaduras, cicatrices, golpes... todo lo qué ve el en mi.
¿Nunca cambiará no es así?, quiero que el dolor acabe, ¡Eso es lo único que he pedido!, nada más...No es tan dificil, pero parece que para mi alma lo es mucho. Y no lo comprendo.
Sacándome de mis realidades, Matt. Siempre a estado al lado mío, al igual que Sofía, Elizabet, Max, y Patrick. Solo qué con Matt es completamente diferente. Mi psicólogo, el que me ayuda siempre día a día a no cometer ninguna locura. A veces....
—¿Y qué tal?, ¿cómo te has estado sintiendo últimamente Rachel?—me pregunta Matt mirándome directamente a los Ojos para no mentir. En algunos casos le he mentido, y el lo a notado. Así que me aferre a decirle solo la verdad, claro solo a sus preguntas. Por ejemplo en esta.
—¿En verdad quieres saberlo?—le pregunté obvia.
— Para eso soy tu psicólogo, para ayudarte e aconsejarte, no lo olvides.
—Bien, me siento una caca de persona, ¿y por qué?, eso...mentirles a mis amigos en sus propias caras. No me agrada, nunca me agrado mentir pero siempre hay una razón específica. ¿Cómo me debería sentir después de saber que casi todas las personas que conozco han muerto por mi culpa? Y no, no lo saben. Solo por contarle a alguien quien era yo realmente, todo volvió a su realidad, dándome un golpe como siempre. ¿Sabes que ocurrió con Jax?, sí, el que me gustaba. Murio, y recién me enteré. Murio hace años, justo 8 meses de que me marché, justo cuando decidí irme. No se porqué siento que fue todo por mi culpa. —Solté. Sintiéndome feliz por sacarlo, no aguantaba más.
— Escúchame—lo interrumpí. No quería otro regalo más, diciéndome que no fue mi culpa, que no tuve nada que ver. ¡Cuando si tuve que ver!, el cree saber quien soy, pero en realidad no.
— ¡No!, tú escúchame a mi. —exigí. — Puedes ser mi psicólogo, y todo lo que quieras. Pero eso no te da el derecho de decirme tal cosa. Se que tú tienes que aconsejarme y todo. Pero si te dijera todo, todo, absolutamente todo. Me echarías. Créeme lo sé. Así que no intentes descubrir algo, porque no quiero que termines como yo. ¿Me entiendes?—Le dije con la cabeza en alto, mirándolo seria. Quería que le quedara claro, no me importa si es mi psicólogo.
—Está bien, entiendo. Te comprendo, créeme si te entiendo. He pasado por lo mismo, más bien todos hemos pasado por esto. Puedes superarlo. — Exclama. ¿que todo el mundo sufre lo mismo?, ¿Esta consciente de lo que está diciendo?, no tiene sentido. Creo que no me entiende. En fin, fue un desperdicio pagar este psicólogo, y venir.
