Única

198 27 10
                                    

Jaehyun tenía un alma gemela, era su hermano.

No importaba cuanta distancia los había separado, ellos encontraron el camino de volver a estar al lado del otro. Ambos encajaban perfectamente con el otro, pero no de una manera sexual o romántica, ese no se comparaba a lo que ellos tenían. Ellos se amaban de una forma sincera y profunda, podrían entregar sus vidas a cambio de la felicidad del otro.

Jaehyun no existía sin taeyong. Taeyong no existía sin jaehyun.

Jaehyun jamás había juzgado ninguna de las decisiones de taeyong, pero ese día, ese maldito día, él vendería su alma al diablo para volver a esa tarde y alejar a su hermano de ese hombre de sonrisa brillante. Él sabia que ese hombre era un problema con largas piernas y ese permanente aroma a tabaco en la chaqueta.

Y aunque le costara aceptarlo, podía ver porque había captado la total atención de su hermano menor.

Kim doyoung, era poseedor de una belleza inigualable con el toque suficiente de picardía que ardía constantemente en sus ojos terriblemente encantadores y esa sonrisa que iluminaba su rostro alargado o esos dedos largos que en alguna ocasión se habían clavado en la espalda de su amante mientras presionaban sus cuerpos en algún lugar oscuro, donde nadie los molestara.

Jaehyun no era ciego y podía ver cada unos de esos encantos que se reproducían durante sus sueños. Y eso le provocaba tanto asco por si mismo, odiaba quedarse hipnotizado con el suave balanceo de las caderas de doyoung cada vez que caminaba y taeyong no lo estaba mirando.

Él deseaba arrastrar al chico hacia una de las esquinas y presionarse contra su cuerpo, sentir cada una de esas curvas que su ropa ajustaba revelaba o simplemente, hundirse en su cuello y aspirar ese aroma dulce del que alardeaba taeyong.

Doyoung no era consciente de todo lo que sentía jaehyun que siempre se mostraba amable cada vez que lo veía por el hogar. Jaehyun se esforzaba cada día por detectar algo nuevo que justificara, pero a medida que se hundía en la vida del chico, solo encontraba cosas nuevas, tenia una vida cálida.

De todos los hombres que pude fijar su atención, tuvo que ser él. Al principio, cuando jaehyun logro poner nombre a su frustración sexual fue directo a unos amigos que lo ayudarían a liberarse, noche tras noche, jaehyun se encontraba en una cama de hotel con el mismo chico acurrucado entre sus brazos y se preguntaba como se las había arreglado para no gemir el nombre de doyoung.

Pero había algo más en que podría centrar su odio, los viernes por la noche.

La pareja había creado una tonta tradición de ver alguna película mala para poder reír hasta que les doliera el estómago, taeyong tardo días en convencer a sus padres en que lo dejara pasar el viernes por la noche junto a doyoung, pero ellos no confiaban en una pareja con las hormonas revueltas, así que, aceptaron, pero con una condición que jaehyun pasara todo ese tiempo vigilándolo.

No importo cuanto replico taeyong, ninguno dio su brazo a torcer.

Y se esa manera, cada viernes por la noche, jaehyun terminaba sentado entre un taeyong malmurado y un doyoung silencioso. Ninguno de los tres prestaba atención a la película de pulpos enamorándose de calamares, taeyong estaba ocupado abriendo paquetes de golosinas de una manera poco gentil.

Aunque eso era lo de menos, jaehyun no podía centrarse en la horrible película si tenia la cabeza de doyoung sobre su hombro.

-Jaehyun- susurro el chico- esta película es horrible.

-Deberías decirle a taeyong que quite o que cambie de película.

-Tengo miedo, siento que, si le digo algo, me va a lanzar uno de esos caramelos a la cabeza.

-Quizás lo haga.

Ambos rieron, doyoung presiono su rostro en el hombro del otro para ahogar su risa, pero solo provoco que jaehyun quisiera morir en ese momento, su camisa era demasiada delgada y podía sentir perfectamente la forma de esos labios presionándose contra su piel que comenzaba a cosquillear.

-Esto es horrible.

- ¿Taeyong o la película?

-Estoy acostumbrado a que taeyong actúe como un perrito enojadamente triste- doyoung elevo su voz. Taeyong solo gruño en modo de respuesta- jamás pensé que viviría tanto para ver una película tan mala.

-Esta no es tan mala- respondió jaehyun- he visto peores.

-El señor de los anillos, la saga completa.

La boca de doyoung formo una perfecta O, se aparto de un solo movimiento. Jaehyun estuvo a punto de reír, jamás había visto las películas del señor de los anillos, pero cada vez que mencionaba que esas películas eran malas, siempre tenia esa respuesta.

-Oh, no lo dices en serio, ¿verdad?

-El mundo tiene un horrible gusto en películas- Jaehyun se encogió de hombros.

Doyoung parecía demasiado ofendido antes de dar un golpe en el cuerpo de jaehyun, que solo retrocedió haciendo que el bol de golosinas cayera al suelo. Taeyong giro su rostro hacia ellos y se veía terriblemente triste.

-Jaehyun, ¿podrías traer una nueva bolsa de golosinas? – dijo taeyong.

- ¿Planeas sacarlos todos los dulces de la casa?

-Por favor

Jaehyun tuvo que ser un esfuerzo para levantarse de su lugar y arrastrar los pies hacia la cocina, rebusco entre los gabinetes, pero no había ninguna bolsa de golosinas extra. Dispuesto a volver a la sala escucho un suave gemido, jaehyun se asomó por la puerta y los vio.

Taeyong tenia las manos por debajo de la ropa del otro chico que se había posicionado encima de sus piernas, doyoung echaba la cabeza hacia atrás mientras que la boca de taeyong se deslizaba por lo largo de su garganta.

Jaehyun quería tener poder de teletransportación o poder atravesar las paredes para poder irse del lugar sin que lo vieran, pero no tenía ninguno de esos poderes, hundió los dedos en la pared.

Esos sonidos agudos eran como viagra para su cuerpo que comenzaba a temblar por la lujuria, deseaba sacar a ese chico y llevarlo a su habitación, de esa manera tendría esos sonidos solo para él.

Estaba muriendo.

De un momento a otro, todo paro.

Doyoung y jaehyun conectaron sus miradas, el pobre chico hizo algunas maniobras para poder bajarse de taeyong que no comprendía que estaba pasando y se seguía aferrando a su estrecha cintura. Jaehyun se volvió a meter a la cocina con el corazón acelerado, los dedos de las manos comenzaron a congelar y un sudor frio recorrió su espalda.

Definitivamente, estaba muriendo.

Doyoung se apareció en la cocina y jaehyun se mantuvo quieto contra la pared.

Jaehyun vio ese rostro ligeramente enrojecido, esos labios humedecidos e hinchados por los besos que anteriormente había dado, en su cuello podían verse diminutas marcas rojizas que se iban formando.

-Jaehyun- chillo doyoung, dio un paso hacia adelante- le dije a taeyong que no debíamos hacer eso, que volverías pronto pero no volvió. Me estoy muriendo de vergüenza, no quiero que pienses qu-...

-No tienes nada que disculparte, doyoung-

-Pero, jaehyun- hizo una pausa- realmente, no quiero se piensas que vengo a tu casa por una razón equivocada o para mancillar su mue-...

Desde ese momento, jaehyun dejo de escuchar al hombre que parecía culpable. Él centro sus ojos en los labios que se movían sin parar, formando palabras que no tenían ni un solo sonido.

Él deseaba probar el sabor de esos labios, realmente deseaba probarlos y la delgada barrera que él mismo había levantado, se destruyó. No se detuvo cuando tuvo el cuerpo de ese chico entre sus brazos y no recibió ningún rechazo de su parte, esos enormes ojos confundidos eran una maravillosa vista, esos manos que se deslizaban por sus hombros hasta sus brazos.

Jaehyun no estaba seguro que pasaría luego de esto pero no importaba, por fin, lo tenia entre sus brazos.

Y lo beso.

No es mío [JaeDo]Where stories live. Discover now