Capítulo 3

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[ Hermano... ¿Qué significa el amor? ]

¿Amor?— el Dios del Mar la vió sorprendido por su repentina pregunta.

—Así es. Todos aquí hablan de eso. ¿Qué es?— una pequeña Yue le preguntó con curiosidad.

—Pues..., es complicado. Más para unos Dioses como nosotros.— le respondió su hermano mayor, mirando hacia el horizonte en aquella colina donde siempre se colocaban a ver como el sol se iba para dejar paso a la luna. —Además, hay varios tipos de Amor.

—¿Cómo cuales?

—Pues... está el amor que siento por ti, eres mi hermana pequeña, mi bendición, y te amo mucho.— la abrazo por la espalda rodeándola con sus brazos, dejando su mentón en su pequeña cabeza, puesto que estaba ella sentada en medio de sus piernas, las cuales estaban tipo "indio".

—Entonces...¡Te amo hermano!

Él rió. —Yo igual.

—¿Y qué otro tipo de Amor hay?— preguntó apoyándose en él.

—Está... ese amor que sienten los humanos por otras personas. Cuando... sientes que tu corazón late mucho al ver esa persona, o que no quieres estar sin ella en ningún momento. A lo que los humanos llaman novios, cuando sus sentimientos son correspondidos.

—Oh...Ya.

—¿Otra pregunta?

—¿Puedo tener "novio"?— la pequeña Yue dijo entusiasmada esperando que diga que sí.

—¡¿Qué?! ¡Claro que no!— el Dios del Mar se espanto al siquiera pensar en su pequeña hermanita siendo cercana a un hombre que no era él.

—¡¿Por qué?!— la pequeña Yue se indignó por la respuesta.

—¡Porque aún estás pequeña! ¡Cuando tengas más de mil años!

—¡¿Eh?! ¡Pero eso es mucho hermano!— se quejó levantando su mirada para verlo. Haciendo que él bajara la mirada y le sonriera, haciendo que Yue correspondiera su gesto. —¿Nunca te separarás de mi... Aunque sientas "Amor" Por otra persona?

—Claro que no. Porque eres una de las personas las cuales pondría sobre todo.

[ ¿Por qué me mentiste? ]

Miró a su hermano de lejos, con aquella humana la cual fue otorgada tiempo antes como sacrificio a él. Siempre estaba con ella. Le dio ropajes, comida, e incluso le mostró el increíble y hermoso mundo submarino de ellos dos.

—Parece que...La ama...— la pequeña Yue lo miró decepcionada al saber que tendría que pasar otro día sola.

En esos momentos, no ella entendía que era amar de tal manera. Había pasado tiempo, sí, demasiado a decir verdad.

Donde se había contado de generación en generación el cómo los humanos llegaron a la superficie. En esos tiempos, donde todos estaban en el agua, Yue apenas era una niña pequeña, demasiado pequeña. Pero ahora, tenía unos once años humanos.

Hasta que él dejó a sus escamas, el Dios del mar se había ido dejándola. Sí, era iguales a él, pero no le parecían igual. Aunque, la escama intentaba que Yue lo viera como su hermano, pero no. Se sentía sola sin él, sin su hermano, el que la cuidó apenas cayó al agua.

[ Hasta que los conocí. ]

O-Oye...

Alguien la llamó; la pequeña Yue estaba atrás del santuario, como siempre, alguien le traía a Uroko, la escama de su hermano, alguna ofrenda. Levantó la vista encontrándose con una peli-roja de ojos azules. Como todos los de los humanos del mar. Pero estos eran diferentes, tenían un toque de inocencia único. Alzó la cabeza de entre sus piernas.

Se limpió las lagrimas con la manga de su Kimono mientras veía a otro lado.

¿Qué se te ofrece?

Es solo que...Te vi muy sola.— Yue la miró de reojo. Viendo como se sentaba a su lado.

Desde que se sentó, se presentó como Manaka y le habló de varios amigos de ella, se llamaban: Chisaki, Kaname y, del que más hablaba, Hikari. Yue le hablaba de su vida en el santuario, primero Manaka se sorprendió al saber que era la hermana del Dios del Mar, pero luego lo dejó de lado y siguió hablándole normal. Como...

[ Como si de una amiga se tratase. ]

¡Ven! ¡te los presentaré!

Ni siquiera la dejó responder, solo tomó a Yue de la mano para jalarla fuera del santuario, donde estaban tres niños de la edad de Manaka, y también de la que Yue aparentaba.

¡Chicos! ¡Ella es Yu-chan!

Se la presentó a los tres, y ellos, al igual que Manaka, la trataron como una persona normal, y no como la Hermana del Dios del Mar. Cosa que la alegraba... Porque al fin había conocido amigos.

Dime, Yue, ¿Te gustan las carreras?— le preguntó Hikari, dándole una mirada competitiva.

¿Que si me gustan? Me encantan.— Yue lo miró de la misma forma sonriéndole emocionada.

Bien, una carrera hasta el mirador.

Y así, comenzó una carrera entre los techos y las calles del pueblo, Yue no había reído de tal manera hacía mucho tiempo. Le encantaba. Y mucho. Sentir aquella calidez, la cual, solo había sentido con su hermano.

[ Pero que ahora... estaba sintiendo con estos cuatro humanos. Que se volvieron mi familia. ]




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¿Si Se podrá? • Nagi no Asukara •Donde viven las historias. Descúbrelo ahora