7. El origen del Espíritu del Zorro

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Ha pasado varios días desde que Allison se recuperó en el hospital gracias a la ayuda de su padre y de la manada Mccall.

Mientras tanto, Kira trataba de desempacar todo, Kira se había mudado a Los Ángeles hace poco con su familia. Era una nueva ciudad para ella y era un gran cambio.

Hace mucho tiempo Kira no habla con Scott desde que se fué con las Skinwalkers y al volver, descubrió que Allison, la exnovia de Scott ha resucitado y Scott se encontraba saliendo con Malia.

Para Kira ha pasado una eternidad, estando con las Skinwalkers aprendiendo todo y mejorando sus habilidades. Cuando por fin terminó su entrenamiento y su tiempo allí, quería regresar y quizás continuar con sus estudios. Una vez que salió del lugar, se topó con Theo. Pero al principio lo negaba y quería decidir despedirse de Scott a pesar de que no me contó su regreso ni se han cruzado en el hospital. Ya que lo vió con Malia.

Cuando Kira llegó a la casa de Scott, iba a llamarlo, pero prefirió darle una sorpresa u al ver la puerta abierta, entró y para la sorpresa, lo vió besándose con Malia y eso la puso furiosa y decepcionada. Cuando Scott se giró y vió a Kira, supo que se olvidó de decirle a Kira sobre eso, pero sabía que no se podía contactar con ella al estar con las Skinwalkers.

Scott salió rápidamente de la casa dejando a Malia sorprendida sin saber que hacer ya que también ha traicionado a su amiga junto con Scott, el castaño fué a perseguir a Kira, pero está decide no escucharle y se va, pero logra ser alcanzada por el verdadero alfa.

Scott trata de confesar su amor a Kira, pero ella no se lo cree, ya que el beso explica todo y que su relación ya está acabada desde hace tiempo y que le alegra de que Scott haya pasado página y espera lo mejor de él con Malia y que ella se tiene que ir.

Hace unas semanas

Kira se encuentra observando el reloj de su casa sentada en el borde de su cama sin parar con unas maletas a su lado.

Habían reconstruido de nuevo Beacon Hills, pero para ella ya no es lo mismo.

-Kira. - Le llama su madre repetidas veces desde el otro lado de la casa hasta que finalmente decidió entrar en la habitación de su hija. - Kira, ¿porque aún no has terminado con las maletas?

Kira se encontraba un poco distraída y cuando entró su madre, se levanta y recoge sus maletas. Ya había preparado todo.

- Perdón, mamá, solo estaba pensando. - Se disculpa Kira a su madre.

- Date prisa, tu padre nos está esperando en la puerta con el coche. - Decía su madre aceptando la disculpa de su hija.

Kira asintió, pero le pidió hacer una cosa más. Quería despedirse esta vez para siempre de Scott.

La kitsune sale con sus maletas y sube al coche, lo primero es ir a la casa de Scott.

Kira se sentó en el asiento trasero del coche, mirando por la ventana mientras las calles de Beacon Hills pasaban lentamente. Cada edificio, cada esquina, le recordaba un momento vivido con Scott y la manada. Pero ahora, esos recuerdos eran agridulces.

Su madre, notando la melancolía en la mirada de su hija, le tomó la mano.

-Kira, recuerda que siempre puedes volver. - Dijo con suavidad. - Beacon Hills siempre será tu hogar.

Kira asintió, pero en su corazón, sabía que era una despedida definitiva. Había aprendido mucho con las Skinwalkers, no solo sobre sus poderes, sino también sobre sí misma. Era hora de seguir adelante.

Al llegar a la casa de Scott, Kira respiró hondo antes de salir del coche. Su padre le dio ánimos con una sonrisa y un gesto de la mano. Ella caminó hacia la puerta, donde Scott ya la esperaba.

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