Mini Ficciones y One-Shots {Ragoney}

Seguro

Basado en los segundos del 0:31 al 0:56 del video, espero que les guste.

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Iban en el autobús camino a la gala. El cámara grababa desde los asientos delanteros cuando Raoul encontró un papel doblado en el asiento. Con curiosidad, lo tomó y leyó lo que decía. La ternura le invadió por dentro al ver lo que tenía escrito.

—Ago —lo llamó susurrando para no llamar la atención de sus otros compañeros—. Mira lo que encontré.

Agoney se volteo hacia él con una sonrisa y vio el papel que tenía en la mano. La ternura también le invadió al leer lo que decía, pero no pudo evitar una carcajada.

—¿Ocurre algo interesante? —Preguntó el cámara al notar la risa y los cuchicheos de los dos chicos.

—Joder, Agoney. Que ahora se va a enterar media España de esto. La idea era pasar desapercibido.

—Perduna —se disculpó el canario, acentuando la u.

—Venga, chicos, contad qué pasa —insistió el hombre enfocando a Raoul y Agoney.

—Seguramente... espera un segundo —pidió Raoul.

—De cole —dijo Agoney.

—Es de algún colegio... —empezó nervioso—. Este autobús seguramente es de algún colegio de niños —alzó el papel en su mano—, y aquí hay una nota de amor —rio tímido.

—A Joan —agregó Agoney.

—Léela léela —pidió Cepeda junto a otros de sus compañeros.

—Nooo, no, que es privado —se negó Raoul.

—Léela léela —dijo Agoney quitándole la carta y volteándose al pasillo para que Raoul no la alcanzara.

—¡Qué no que es privado! ¡Qué es de la pobre niña! —volvió a reclamar, pero supo que ya era un caso perdido.

—Hola Joan —comenzó a leer Agoney—. Te digo por aquí que me encantan tus besos. Además, te amo y te quiero mucho. Contigo me siento segura —acabó.

—¡Que mono! —gritó Aitana.

Después de eso, el camino siguió entre risas, cantos, bailes, y nervios. Muchos nervios.

*****

Raoul estaba nominado. Raoul estaba triste, rabioso y decepcionado y Agoney también. nominado no, por suerte, pero si las otras tres cosas. No podía evitar sentirse así tras ver que la que para él había sido la mejor actuación de ambos en todo el concurso, no había dado el resultado que esperaban y, si él se sentía así, no quería imaginarse cómo estaría su compañero. A pesar de ser cierto que estar nominado no significaba que se iría, si consideraban la racha que llevaba Cepeda en las últimas galas sabían que, por mucho que luchara, le quedaba una semana en esa academia.

En este segundo, con todos sus compañeros dormidos, Agoney se encontraba en vela por si Raoul despertaba. Mejor dicho, se encontraba despierto por si se animaba a pedirle algo, porque ya llevaba un rato escuchando los sollozos ahogados contra la almohada. El rubio había esperado a que todos se quedaran dormidos para desahogar un poco de lo que llevaba dentro, pero Agoney sabía cómo era ese chico que poco a poco le robó el corazón y sabía que cuando estaba mal se encerraba en sí mismo y fingía estar bien. De hecho, ni siquiera le había pedido a Agoney dormir con él siendo que llevaban unas cuantas noches haciéndolo. Al canario le extrañó, pero prefirió no debatir.

Se sobresaltó al escuchar un sollozo más fuerte que los otros en la cama bajo suyo, y lo único que quiso fue ir a abrazar al pequeño chico que lo había soltado. Pero Raoul quería espacio, y él no pensaba no cumplir lo único que le había pedido ese día.