Es sábado en la mañana, no sientes nada. La aura de felicidad que te seguía se ha esfumado, cualquier ápice u demostración de ella es pura falsedad. Ya no queda alegría, solo queda tristeza, odio, amargura, desolación.
Le pedimos a la vida que cambie por nosotros porque, simplemente, no somos lo suficientemente fuertes para afrontarla. Clamamos por vuestra ayuda, pero somos incapaces de formular palabra que converja con esta. Somos silenciados por todos aquellos que alguna vez fueron como nosotros, pero que hoy solo ven lo que les conviene y arreglan todo a su favor.
Se creen los dueños, los amos, los señores, de todo lo que nos rodea pero, la verdad, es que son simples mortales humanos como tú y como yo. Diríamos que somos parecidos y es que en realidad lo somos. Tenemos un par de manos, un par de pies, un par de ojos, un par de orejas, tenemos la misma cantidad de dedos, una sola nariz, una sola boca. Respiran, comen y viven como nosotros. Sus relaciones personales y sexuales son iguales; sus genitales son semejantes a los que dirías que pertenecen a los de un hombre o a los de una mujer. Se reproducen igual: tienen relaciones sexuales, sexo, y quedan embarazados si no usan protección o si se encuentran en sus días más fértiles.
Así que ¿dónde está la diferencia?. Esta radica en el echo que son inmunes a todas nuestra enfermedades. Pueden estar rodeados de cúmulos enfermos que, aún así, no llegan a contagiarse. Quizás tengan sus propias enfermedades y estas sean la razón de su inmunidad para con las de nosotros. La verdad, nadie lo sabe, nunca se ha estado tan cerca de ellos como para experimentar y estudiar lo que sucede en sus cuerpos majestuosos similares a los nuestros.
Son fuertes, no más que nosotros, pero tienen confianza. Confían en ellos y los suyos. Confían en que hacen lo correcto. Confían en sus vigías. Confían en todo aquel que pertenezca a su especie porque son una familia. Confían en ser la especie superior que jamás se extinguirá, no están alejados de esa realidad. Confían en las invasiones que hacen. Confían en la guerra para que su especie jamás se vulnerable y desaparezca.
Tal vez sí sean superiores a las demás especies. Mientras que nos enfrentamos entre nosotros mismos para sobrevivir, ellos se enfrentan a quienes no pertenezcan a su grupo, su especie. Y sí, los hace superiores ¿por qué?. Porque entendieron que la guerra que libran día a día no es con su misma especie sino con y contra las otras.
Cuando se sienten en peligro desaparecen la amenaza, quizás sean los seres perfectos. Quizás cumplan todos los cánones de perfección pero les falta uno, que a mí parecer es el más importante; y no solo les falta a ellos, nos falta también a nosotros. En realidad nos falta a todos los seres vivientes y es la calidad de ser empáticos y de compartir.
Se preguntarán por qué digo que esos, quizás crean que estoy loco, pero no. Si fuéramos más empáticos y nos naciera compartir; viviríamos todas las especies en paz, no tendríamos guerras y no abrían tantos guerreros caídos.
Me gusta pensar que nos podemos generalizar todos en toda una especia, la de los vivos. Todos vivimos, merecemos vivir y nadie tiene el por qué tomar la decisión de quiénes van a vivir y morir hoy.
Somos egoístas, no queremos compartir y converger con quienes no sean iguales a nosotros. Nos sentimos superiores e inmediatamente rechazamos las formas más bellas de vida. Estudiamos para ser mejores y debe ser la única razón en el mundo para hacerlo, para ser mejores personas, humanos, seres.
Estoy aquí, escribiendo. No te vayas, no dejes de leer. Crece como humano, transfórmate pero nunca dejes de soñar.
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Somos más que una historia
Science Fiction¿Qué pasa cuando te desilusionas de la vida? Te levantas un día y sientes que las cosas acabaron, piensas que simplemente no vale la pena; y es que, ¿por qué tendría que valer algo si solo se vive para destruir? Me siento impotente, quiero ser el ca...