Ojala existiera una serie de pasos a seguir, pero no. No funciona así.
Creo que con seguridad, que nadie sabe como funciona, como se camina en la noche más oscura cuando la muerte llega, con un golpe tan fuerte que nos deja tendidos en el piso.
Si hay algo que la mayoría compartimos es la idea de que nadie está listo para la partida de un ser querido; tal vez la enfermedad podría prepararnos, tal vez podría ser un ante sala pero no. No existe ser humano en la tierra que este listo para enfrentar una perdida.
No importa si lo vivimos en primera persona o nos toca acompañar a alguien en este camino.
En ese momento surgen las preguntas sin respuestas, surge la incertidumbre, surge la culpa.
Hay tantas historias de pasos que atravesaron el duelo como tantas personas hay, y aún quedan tantos por vivir.
Solo después de un tiempo la cicatriz cierra, y creo firmemente en que solo Dios puede sanar por completo.
Aunque no queramos tenemos que transitar el oscuro y doloroso camino del duelo, con sus diferentes etapas (en todos es diferente),la herramienta en común en los seres humanos son los mecanismos de defensa, que ayudan a sobrellevar el dolor.
Solo queda aprender a reír con el que ríe y llorar con el que llora.
Solo queda pararse y transitar el duelo.