El final

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Le había dado quince minutos para que hablara. Aunque el sol estaba en su cenit y había olvidado el bloqueador solar en casa, estaba esperando que su supuesto novio soltara lo que le daba vueltas en la cabeza desde que ella le reclamó.

—Te haces películas donde no hay nada.

En ese momento se tentó en poner los ojos en blanco.

—Entonces cuéntame la verdad, tienes la oportunidad de contar tu "historia" en 15 minutos, y ya malgastaste 2 de ellos.

Se cruzó de brazos. El carro del chico era pequeño, en otras ocasiones le parecía cómodo, pero ahora sentía que el calor no la dejaba respirar. Él suspiró, al parecer también sentía la opresión.

—Ella no es nada, sigue confundida y piensa que volveré con ella. La verdad esa relación fue un asco, prefiero no recordarlo. —Miró al frente, el estacionamiento de una universidad no era un lugar muy bonito para hablar, pero era lo que tenía.

— ¿Y debo creerte? —preguntó ella arqueando una ceja.

— ¿Alguna vez te he mentido? —La miró a los ojos —. ¿Acaso no has sentido como mi corazón bombea cada vez que te tengo cerca? Todos esos momentos que hemos pasado, cuando salvaste la clase que te tenia estresada, cuando lloraste porque tu amiga se fue del país y yo estuve en tu casa para prepararte comida y obligarte a comer o aquel día en que te dije que no podía más con mi carrera y quería rendirme y tú me ayudaste a cambiar de opinión, ¿No cuentan ya nuestros dos años de relación?

No quería darle la razón, aun no. —Justo ahora no es el momento de sacar eso, yo...

—Por favor no me digas una estupidez. —Le tomó la mano pero ella la retiró, no podía con su corazón a mil por hora. —Entiendo que te haya dolido verme con ella, pero no fue mi culpa que se abalanzara a robarme un beso. —Clavó la vista al volante, ella se giró y miró al frente con la cabeza ladeada al costado derecho. — Pero no entiendo porque estas enojada conmigo.

Durante unos minutos estuvieron en silencio, tal vez ambos necesitaban espacio para pensar. Finalmente abrió la puerta, sacó su mochila y se la puso en su hombro. Levantó la mirada y lo vio, sus miradas se encontraron, el parecía hundirse más en su asiento y hacerse pequeño.

—Se acabaron los quince minutos —logró decirle, tenía la boca reseca (del calor o porque no sabía que más decir) —, intentaré aclarar mis ideas y...

Él salió del coche y sin más la abrazó. Ella claramente se puso tensa, su corazón no paraba de taladrarle el pecho y sentía que se ahogaba.

—Sabes muy bien que te quiero y me he prometido jamás fallarte. Si piensas cortar estaré dispuesto aceptarlo, pero me derrumbaré y partido en pedazos deambularé por la ciudad, porque no puedo vivir sin tenerte a mi lado.

La soltó y camino cabizbajo hacia el coche. Ella pensó un momento "¿Realmente tengo que creerle o término de una vez con todo?". Suspiró, la decisión tendría que esperar.

◊◊◊◊◊

Estoy en medio del que soy y del que tu quisieras... la canción sonaba suave en los audífonos de su compañera de redacción, ella estaba tarareando en un susurro, tal vez sin percatarse, pero la devolvió a partir el suceso del auto y su novio.

"¿Tengo que recordarlo cada vez que escucho, veo, toco, olfateo o pruebo alguna cosa relacionada con él?" Frustrada siguió escribiendo la tarea garabateada en la pizarra.

◊◊◊◊◊

— ¿Hola? —la voz de él fue como un balde de agua fría para ella, no esperaba que la llamara y se regañó a si misma por no ver el nombre antes de contestar. —¿Te llevo a tu casa? O seguirás ignorándome.

Ella quería gritar pero consiguió mantener la calma.

—Si quieres hacerlo no me importa, pero estoy tomando un bus, last...

—Ya te vi. —Cortó ignorando su excusa y se obligó a sí misma no seguir encendiendo su ira.

Vio que el carro se estacionó frente a ella, inspiró aire y entró a la parte trasera del auto. El día estaba empezando a nublarse, esperaba de todo corazón que lloviera en la noche; la lluvia le traía paz y en ese momento la necesitaba.

— ¿Pensaste en una decisión? — le preguntó él.

—No.

Llegaron a su casa y salió del auto sin despedirse. No quería hablar y no la obligaría hablar.

◊◊◊◊◊

Con dos semanas sin hablarse, por fin ella pudo pensar con claridad. Ya tenía una decisión, darle una oportunidad y si lo arruinaba dejarían de ser pareja. Llegó a la universidad en bus (al final entendió que ella necesitaba espacio) y buscó su automóvil para hablar de su relación.

Lo que no esperaba era encontrarlo junto a otra chica besándose (y como popularmente se decía: comiéndose la boca). Le dio asco, no los interrumpió, mandó a la mierda la segunda oportunidad y controlando las ganas de llorar, levantó la cabeza y caminó hasta su primera clase.

◊◊◊◊◊

Le mandó un mensaje para que se encontraran cara a cara.

El parque era pequeño, con algunos árboles, sillas de piedra, el pasto recién cortado inundaba sus fosas nasales y las personas mantenían un murmullo con sus conversaciones. Llevaba esperando cinco minutos cuando lo divisó, parecía feliz, cosas que la hizo enojar, y llevaba una rosa roja en la mano.

—Hasta que apareces. — dijo con tono indiferente.

—Creí que era una broma — se le acercó para darle un beso pero ella lo detuvo. Su sonrisa había desaparecido —. ¿Qué...?

—No hables— le advirtió—. Ayer en la mañana te vi y ¿Qué es lo que encuentro? Estabas besando a la misma chica que hizo que iniciáramos la pelea, pero espera ¿Qué más encontré? A ti complacido por el beso— Su voz empezó a sonar dolida. — ¿Y qué pasó? Pues me di cuenta que eres un mentiroso —le puso su dedo índice en el pecho haciéndolo retroceder—, un estúpido y un tonto por echar a perder la relación, un cobarde por no decirme que ya no me querías en la cara, que eso me hubiera dolido menos. —Sentía la garganta reseca, estaba a punto de llorar, pero no lo haría enfrente de él. —Y pensar que te daría una oportunidad— se rio sarcásticamente, él solo la miraba sin mostrar mucho sus sentimientos–‒. Yo también fui una estúpida por creerte, pero me alegra haber abierto los ojos a tiempo. —Le agarró la rosa, la tiro al piso, pero no la pisoteo porque ella no tenía la culpa de nada—. No quiero que vuelvas a hablarme, ni encontrarte, ni siquiera verte ¿Escuchaste?

No lo dejó hablar, empezó a correr y dejó que sus lágrimas salieran por fin libres. Lo había hecho y se sintió verdaderamente orgullosa de sí misma, por haber cortado todo antes de que no hubiera vuelta atrás. Porque una relación así solo llegaría a ser tóxica.

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Gracias a May por contarme lo que viste ese día en la Universidad, esto es para ti. 

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