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Un hombre estaba llegando a su granja, este parecía tranquilo hasta que apareció a su vista unos Fumigadores. El hombre bufo, molesto, se bajo de su auto y se acercó a ellos.

— Oigan. ¿Ahora que paso? —El granjero pregunta con clara molesta a uno de los hombres.

Uno de los Fumigadores mira al Granjero y mira a sus compañeros por un momento para luego dirigir la mirada al Granjero. — No es nada, sólo es una pequeña fuga. —Un Fumigador explicó sin rodeos.

El Granjero suelta un sonido de molestia y se cruza de brazos.

— Escuchen, si le pasa algo a mis animales... ¡Juro que no saldrán ilesos! —El Granjero amenaza

—Tranquilo, no pasó nada, ya se lo dije una simple fuga de gas. —El Fumigador dice tranquilamente, el no deseaba poner más nervioso al Granjero. — Pase —El Fumigador se hace un lado para que el Granjero avance con su auto.

El granjero estaba muy molesto, no le daba buena espina las intenciones de los Fumigadores. — Malditos Fumigadores, ellos siempre mienten. —El Granjero parloteo.

Si celular empezó a sonar y el Granjero intento responder, pero se debia de concentrar en la carretera y aún así miró el celular.

— ¡Ya voy! —El Granjero intento contestar el llamado, a esto, por no ver la carretera, atropello a alguien.

El Granjero se bajo de su auto, la adrenalina iba a mil por miedo a que el hubiera atropellado a alguien. Noto a un venado, quien estaba en un estado extraño, el Granjero se sintió un poco más tranquilo por el hecho que simplemente había atropellado al ya muerto venado.

El observó al venado e hizo una mueca. — No importa, me voy de aquí. —El Granjero subió a su auto y se marchó, dejando al venado muerto atrás.

Unos momentos después, cuando el  Granjero se había ido de la escena del crimen, el Venado reacciono de forma impropia. Se intento levantar, se mecía de un lado para el otro y finalmente el venado se logro parar. El venado miró a los lados y el color de sus ojos que antes eran negros, se volvieron blancos, ya se había vuelto un muerto viviente.

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Akutagawa Ryunosuke, un hombre que es muy dedicado a su trabajo (en realidad no), un padre de familia, por su trabajo tuvo que mudarse a Hiroshima con su hija y hermana. Pero el volveria a Yokohama en unos meses después.

Akutagawa estaba en su oficina sentado en frente de su escritorio que tenia pilas de papeles, junto a el una computadora con el email abierto. No se podia concentrar en su trabajo, ya que pronto sería el cumpleaños de su hija y aún no sabia que le podría regalarle a la pequeña de cumpleaños.

La puerta de su oficina y la asistente de Akutagawa entró, el joven aprovecho para informarle a su asistente lo que tenía planeado hacer.

— Higuchi, vende todas las secciones ahora. —Akutagawa le ordena a su asistente y está se vio visiblemente anonadada.

— ¡¿Todas?! —Higuchi dice sorprendida y da un paso atrás por la sorpresa.

La mujer pensó que su jefe se había vuelto loco. Aunque no era de extrañar, Akutagawa estaba demasiado estresado y simplemente quiere acabar con todo.

— Si. —Akutagawa contesta, sin despegar la vista a su ordenador.

— Señor, si me permite decirlo. Si hace eso habrá repercusiones, sin mensionar que los accionistas. —Higuchi quiso persuadir a su jefe pero Akutagawa la interrumpio.

— Higuchi, escucha. —Akutagawa alejo su vista del ordenar para mirar a Higuchi quien había levantado la cabeza para mirarlo. — Tu trabajo no es cuestionar mis decisiones. —El de hombre dice con voz sería, luego, su mirada se dirigió de nuevo a su ordenador. — Vende las secciones y ya. —Akutagawa dice con el ceño fruncido.

Train to Yokohama|𝑺𝒉𝒊𝒏 𝒔𝒐𝒖𝒌𝒐𝒌𝒖Donde viven las historias. Descúbrelo ahora