Bienvenidos, solo les quiero recordar que los personajes ni lugares me pertenecen, son propiedad de J.K Rowling, excepto uno, también que aunque lo escriba en español esto esta ambientado en Inglaterra asi que hablan es inglés. Sin más disfruten...
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Una suave caricia lo despertó de su letargo, de seguro su mente o los aurores estaban haciéndole una mala broma porque aquel olor a rosas y a café solo estaba presente en una persona, y esa era su Sev. Pero el estaba en Azkaban y no iba a salir, eso lo tenia bastante claro, doce años no son solamente meses juntos que formaban un año, allí los años se iban perdiendo en la oscuridad, el hedor a tus propios desechos y los gritos, ya sean propios o de otros prisioneros, había perdido la cuenta luego del quinto mes.
En su celda no había mas que oscuridad, esqueletos de ratas que alguna vez había ingerido del hambre feroz que tenia, de su propia mierda, las cuatros paredes con los barrotes que simulaban una puerta y Sev... ¿Sev? No, no su amor no podía estar en un lugar como ese, de seguro era una alucinación o alguna nueva forma de tortura de los malditos guardias de esa prisión, tal vez se aburrieron de los cruciatos y de no darle de comer hasta tal punto donde se veía obligado a comer a los roedores que pasaban por allí y encontraron otro modo de diversión.
-Sirius, cariño- Su hermosa voz le llego hasta lo profundo de su alma, aquella voz que creía haber olvidado -Por Merlín, ¿Qué fue lo que te hicieron?- Sus cálidas manos, un poco rasposas por preparar pociones acariciaron delicadamente su rostro, como si pudiese romper al hombre -o lo que quedaba de él-.
La inconciencia lo llamaba, pero no quería ir, no podía desaprovechar aquella imagen, un Severus adulto, con hombros mas anchos, su negro cabello hasta la altura de los hombros y sus ojos ónix, tan preciosos como la piedra misma mirándolo con suma pena y preocupación con un toque de amor que creía perdido, conteniendo rebeldes lagrimas que rogaban por salir.
¿Alguien podía culpar al pocionista? No, claro que no, después de trece años habían logrado atrapar al verdadero culpable de todo, Peter Pettigrew estaba vivo y el verdadero traicionero y asesino, ahora Sirius Black seria libre. Él personalmente había pedido ir a buscarlo y con ayuda de niño-que-vivió logró aquello, ahora que lo veía no podía creerlo.
Sirius sin poder evitarlo mucho más tiempo cayó desmayado entre los temblorosos pero fuertes brazos del amor de su vida.
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Luego del juicio y poner tanto a Pettigrew como a Sirius bajo el veritaserum declararon culpable a la rata y al chucho inocente, Black seguía con la fuerte creencia de que todo era o una tortura psicológica para luego despertar en su putrefacta celda con los aurores encargados de la prisión riéndose a carcajadas por lo hecho o un sueño de su ya rota mente.
Snape llevo a Sirius a su casa en la Hilandera, ya que era el único capaz de cuidar correctamente del ex-prisionero, Remus era un licántropo asi que no podría estar 100% pendiente del perro, los Weasley eran demasiados para mantener a alguien más y dejarlo solo en el 12 de Grimmauld Place no era una buena idea, asi que el único capaz de hacerlo era él, se tomaría unas vacaciones para ello.
Lo que mas le dolía era que todos esos años intento creer de verdad que Sirius era culpable.
Pero ¿Qué podía hacer? No estaba seguro si el podría salir algún día y no podía quedarse llorando y gritando en la soledad de su habitación, pero no funcionó mucho que digamos; no había tenido sexo como se debe desde la ultima vez que ambos lo hicieron, lo intento, pero cada vez que estaban en el punto de la penetración una imagen desgarradora le venia a la mente, un Sirius gritando de dolor, hambre y sed en una asquerosa celda diciendo que era inocente, pues evitaba que eso sucediera. Hace unos meses había conocido a un tipo en un bar mágico e intentó varias veces pasar de simples toques que de inocentes no tenían nada, no sentía nada por el pobre diablo, lo único que quería era dejar de sentir ese vacío enorme en el corazón por la falta de aquel que amó, ama y amará el resto de su existencia, sabia que John -el nombre del tipo- sentía algo por el, pero Sirius, era Sirius y ya no podría amar a alguien mas, ese chucho pulgoso -que ahora lo era, pero de una forma bastante desgarradora y triste- se había clavado tan, pero tan profundo en el de tantas maneras que ya nada podía hacer.
Ahora que estaba con él le rezaba a Merlín y Morgana que puedan estar juntos otra vez, sus caricias volver al igual que esos momentos donde Severus se sentaba en la esquina del sofá mas grande con un libro enfrente de la chimenea y Sirius, ya sea en forma humana o canina colocara su cabeza en su regazo y lo escuchara leer hasta dormirse por las caricias en su cabello y nuca o que sea la hora de la comida, cualquiera que pasara primero.
No podía pensar en eso ahora, tenia que ayudarlo a superar esos años lo mejor que pueda, ayudarlo a recuperar peso y músculos y bañarlo, primero lo bañaría.
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Se dio cuenta rápidamente que el de ojos plata no podía estar en un lugar con la puerta cerrada, ¿el motivo? no lo sabía. Asi que se resignó y dejó abierta la puerta del baño, primero le saco la "ropa" ahogando un sollozo al ver que su piel se pegaba a los huesos y varias cicatrices que estaba seguro que no estaban allí antes se dejaban ver entre la gran suciedad que cubría su cuerpo, luego lo metió bajo la regadera colocándola a una temperatura ambiente y ayudándolo a sentarse en un banquito para lavar mejor su cabello, aunque Sirius sea un poco más bajo que el, era cómodo asi. Lavó lo mejor que pudo su cabello, intentando dejarlo mejor a sabiendas del cariño que su pareja -aunque no sabia si lo seguían siendo- le tenia a este, luego limpió su cuerpo y lo ayudó a entrar a la tina.
Mientras el profesor limpiaba al ex-prisionero, un hombre de unos 1.90 cm, con cabellos cortos rubios ceniza, piel bronceada y ojos marrones oscuro tocaba la puerta de aquella vieja casa esperando que el hombre le abriera la puerta, pero sin saber que ese mismo hombre no escuchaba su insistente golpeteo pues estaba tan concentrado en lavar y masajear el cuerpo del animago además de observar sus hermosos ojos y agrietados labios.
-¿Esto es real?- la voz ronca, probablemente por la sed, la falta de habla en los años anteriores o los gritos que lanzaba al ser cruelmente torturado, tal vez incluso las tres se hizo escuchar por primera vez desde el veritaserum.
Severus le hizo beber el vaso de agua que estaba en el lavamanos -Si, ¿sabes donde estamos?- un alohomora abrió la puerta principal de la casa pero ninguno de los dos lo notó -En el baño de tu casa- respondió un poco dubitativo canuto, estaban perdidos en los ojos del otro, el ónix y la plata se encontraron después de un poco mas de una década, en los negros ojos se apreciaba amor, anhelo y una profunda tristeza, en los plata, anhelo, amor y esperanzas, asi que no se dieron cuanta de que el rubio buscaba en la pequeña biblioteca en el piso de abajo -Si, asi es ¿Por qué lo sabes?- preguntó, no notaron que la cocina-comedor era abierta en busca del de cabellos negros - Porque aquí le hice el amor varias veces a mi persona favorita, aquí nos bañamos con inocentes toques y nos cepillábamos los dientes entre mis bromas y tus regaños- pequeñas lágrimas corrían por las mejillas de la pareja, el chico de ojos marrones subía las escaleras -¿Estas con alguien?- el miedo se dejaba escuchar en su ronca voz luego de que su cabello haya sido lavado de nuevo, la habitación principal se abrió -Lo intenté, no pude- hablaban tan bajito que el alto mago no los lograba escuchar, asi que buscó en la habitación que parecía pertenecer a un niño, solo quedaba el baño, al cruzar la única esquina del pasillo -¿Aun me amas?- la esperanza y el miedo inundo la voz del ojiplata -¿Tu lo haces?- respondió con otra pregunta-Nunca dejé de hacerlo- respondió a la evasiva con paciencia del pelinegro -Yo tampoco deje de hacerlo, no importa cuanto lo intenté- se sinceró.
Se acercaron lentamente y antes de besarse se vieron a los ojos, como intentando saber si se podía luego de un largo tiempo, sin darse cuenta del hombre que había entrado al baño, siendo recibido por la imagen de su "amor" arrodillado utilizando una camisa blanca arremangada hasta los codos, unos pantalones negros y descalzo junto a una bañera llena de agua con espuma y probablemente, por el olor, sales de baño, con Sirius Black dentro de esta, apunto de darle un beso, que se veía a lejos que anhelaban -Te amo mi príncipe- dijo el chucho -Te amo más cariño mío- respondió el profesor y lentamente se besaron.
Fue como si volviesen a respirar después de años bajo el agua, como si estuvieran comiendo su platillo favorito luego de años... como si su alma encontrara su lugar luego de trece largos años.
El rubio llamado John se fue silenciosamente y cerrando la puerta se prometió algo... Severus Snape seria suyo...
Terminó muerto en misteriosas circunstancias antes de lograrlo.
Fin
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Mi príncipe y cariño mío son dichas en español.
En mi perfil hay una historia donde escribo extras de este one shot, si quieren vayan a leerlos.
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ºLibertad al finº /SiriusxSeverus/
FanfictionOne-shot Que caprichoso es el corazón ¿no es así? El amor, el amor tiene distintas definiciones para cada uno, para Sirius Black y Severus Snape el amor es simplemente eterno si amas a la persona correcta, y ellos lo son... Para adaptaciones o tr...