Lo que no decimos se nos acumula en el cuerpo.
Se convierte en insomnio, en nudos en
la garganta, en nostalgia, en error;
en duda, en tristeza...
Lo que no decimos no se muere.
Lo que no decimos nos mata.
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Lo que no decimos se nos acumula en el cuerpo.
Se convierte en insomnio, en nudos en
la garganta, en nostalgia, en error;
en duda, en tristeza...
Lo que no decimos no se muere.
Lo que no decimos nos mata.