Nuevo año, nuevo niño. Bill, así se llamaba, más enano que yo, pelo negro y medio serio, era molesto. En clases era tímido, no hablaba ni participaba pero en recreo jugaba con todos y platicaba mucho, no era tan tímido, supongo.

Segundo día, lo sentaron junto a mí, no quería que se sentara junto a mí, su presencia me molestaba ¿por qué no lo sentaron al lado de Emma? Son igual de molestos.

Inglés, clase más aburrida no podría haber, la voz de la maestra la cual es insoportable estaba haciendo que me quedara dormido.
—¿Tienes goma?— aquella vocecita molesta me sacó de mi momento de paz. —No.— le dije y me volví a dormir sobre el libro.

Tocaba historia, clase muy innecesaria, a nadie le gusta. Súper genial estaba siendo mi día, nos asignaron trabajo con nuestro compañero de banca, mínimo un tema interesante: la segunda guerra mundial. —Yo investigo y tú escribes.— y sin dejarlo hablar me puse a buscar en el libro lo que tenía que escribir, no lo quería escuchar.

Sacamos 10, increíble, el niño es inteligente al parecer. —¿Quieres comer conmigo?— que ganas tenía de negarme, de decirle que no pero como el universo estaba en mi contra le dije que si, no me pude negar por más que quisiera, ni sabía si iba a comer porque ni dinero para comida traía.

—¿Porqué no comes?— decía mientras le daba una gran mordida a su sandwich de jamón serrano que tan rico se veía. —No traigo comida.
—¿Quieres un poco?
—No, gracias.— que bien se sentía poder decir que no en mi propia voluntad.

Se acabó el día gracias al señor, agarré mi bici y me fui a casa. Cené con mamá y me bañé antes de hacer la dichosa tarea de mate, al profesor no le bastó con reprobar a tres cuartos del salón, decidió dejarnos 4 hojas doble cara de tarea para mañana.

Habrá pasado una media hora desde que me senté a hacer la tarea y ni mi nombre pude escribir, no existía la concentración en ese momento y para rematarla no dejaba de pensar en Bill, en aquel niño cuya presencia me dejó de molestar en el recreo, hasta bien se sentía estar con él, mientras no hablara porque su voz seguía siendo igual de molesta; ya no quería pensar más en el, ¿Porqué no me lo podía sacar de la cabeza? ¿Y porqué me puse nervioso? Era horrible. Me dí por vencido y me fui a dormir, Bill y el profe de mate se pueden ir directito al infierno, me fui a dormir rezando para que al día siguiente dejara de pensar en él, ya estaba harto.

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⏰ Última actualización: Nov 07 ⏰

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