Le bien de l'érotisme.

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Sin pensarlo mucho se echaron a reír sobre ese montículo de hojas anaranjadas que estaba acumulado en una zona bajo unos árboles del patio de la escuela.

Las luces cálidas del atardecer en esa tarde otoñal alumbraba sus rostros cuál escena sacada de película.

Las risas cesaron levemente una vez comenzaron a sentir que el abdomen dolía de tanta contracción que les producía aquella acción.

El castaño volteó leve a verle, aún tenía una sonrisa en el rostro mientras que de perfil observaba el cielo inundado de colores que lo tenían de rosados.

Estaban tan cerca que podía detallarle como si de un microscopio se trataran sus orbes. Aquellas avellanas achinadas como luna reflejaban fielmente la felicidad que sentían, los dientes pálidos bien lustrados con esa hermosa paleta chueca delantera tan característica que lo enamoraba cada que la volvía a ver.

Quería ahogarse entre eso labios abultados que le provocaba en demasía las ganas de pecar, susurrarle con palabras mudas el deseo inmenso que sentía por ser parte de él hasta el final.

El rubio no tardó mucho en darse cuenta que estaba siendo escaneando y giró, ocasionando un choque entre sus miradas atontadas.

Ya no recordaban qué era lo que tanto les había hecho reír hace minutos atrás.

Todo pasaba tan fugaz que, las horas parecían segundos, pero es que estar juntos era todo lo que necesitaban para darle un significado a la palabra amor. O eso era lo que a ellos les pasaba.

Mientras que sabían demasiado bien que lo suyo no era visto como lo normal dentro del estándar social que los rodeaba desde su nacimiento.

Debían ocultarlo.

Aún así y todo, eso les importaba poco y nada.

Si con solo ver los gestos del otro se sentían complementados. Nada de lo demás les impedía que se amaran muchísimo más de lo que podían dentro de lo que aparentaba ser una hermosa amistad.

Habían tenido tantas idas y vueltas afrontadas a lo largo de su corta vida, siempre se defendieron el uno al otro, más que nada JungKook a JiMin, porque éste último era una persona bastante sensible y constantemente recibía desde bullying por tener una apariencia afeminada hasta acoso en lo que se suponía que era un internado religioso.

Mientras que la otra gran parte de los chicos se abstenían a mirarles raro desde lejos, hablando a espaldas o simplemente ignorando su existencia.

Nadie jamás iba a comprender lo suyo.

En todo siempre se compenetraban tanto en su propio mundo, a tal punto de que parecía como si todo lo que les rodeara fuera inexistente y desde un punto de vista psicológico era más bien una manera sana de evadir lo que les atacaba.

Vivían en su propia burbuja cursi siempre que estaban juntos y eso los mantenía con la suficiente valentía de seguir despertándose día a día.

Soltó una sonrisa al notar cómo el otro lo miraba embobado, es que cada vez que JungKook se le quedaba viendo, se volvía a enamorar. Y a JiMin le pasaba algo similar.

Éste último rápidamente se abalanzó sobre el cuerpo de su chico, tomándolo por sorpresa.

Enternecido por la reacción ajena, lo besó.

Apresando los finos labios entre los suyos gruesos.

Quiso separarse rápido para confirmar que nadie estuviera viéndolos y antes de poder hacerlo el castaño volvió a besarlo.

Érotique;国家 [O.S²]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora