I. Revelación de secretos

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Disclaimer: Fairy Tail y sus personajes pertenecen a Hiro Mashima.

Mientras la tenue luz de la mañana se colaba por las rendijas de las persianas entreabiertas de la habitación, Laxus no podía dejar de mirar el rostro de la mujer que dormía en la cama, justo a su lado

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Mientras la tenue luz de la mañana se colaba por las rendijas de las persianas entreabiertas de la habitación, Laxus no podía dejar de mirar el rostro de la mujer que dormía en la cama, justo a su lado.

Su cara, que era casi angelical, tenía un gesto plácido y sosegado y su cabello del color de la nieve se esparcía por la almohada de forma desprolija y descansaba también sobre su rostro. El flequillo, aquel que solía recoger en una pequeña coleta, se posaba sobre su frente y sus ojos estaban cerrados, los cuales eran adornados por unas espesas pestañas. Debajo de los párpados, bien sabía el hombre rubio que se escondían dos iris azules preciosos, los más bonitos, dulces y puros que alguna vez había visto.

Llevaba un par de horas despierto, simplemente mirando sus facciones, su silueta desnuda solo tapada por una sábana de color celeste y sintiendo su aura cándida inundando el cuarto por completo.

Cuando estaba junto a Mirajane, Laxus sentía que era una persona mejor. Era una de sus mayores cualidades; Mira siempre sacaba el lado bueno de la gente con su propia bondad y eso hacía que una calidez nada usual se esparciera por su corazón.

Desde que era adolescente, Laxus se convirtió en alguien frío, que no mostraba sus sentimientos, que albergaba rencor y odio en su alma y que acabó comportándose de una forma en la que nunca debió hacerlo.

Recordaba bien que en esa época empezó a interesarse en las chicas, especialmente en las del gremio, pues eran las que tenía más cerca. Siempre le habían atraído mucho Erza y Mirajane, pero la explosividad de la mayor de los Strauss terminó por conquistarlo.

Además, cuando empezó a acercarse a ella, se dio cuenta de que su temperamento era una característica inherente a su ser, sí, pero también era extremadamente dulce, buena y sobreprotectora. Y ese lado solo se lo mostró a él en ese tiempo.

La primera vez que hicieron el amor fue una explosión de miles de emociones concentradas, que se focalizaban en sus corazones pero que detonaron con una fuerza inmensa, inundando de pureza sus cuerpos por completo.

Conectaron muy bien enseguida, el sexo era perfecto; salvaje cuando lo requería, amoroso cuando sus espíritus lo necesitaban, pero el choque de sus egos fue demasiado fuerte y no soportó el carácter arrogante de Laxus.

Eso aunado a la posterior muerte de Lisanna hizo que sus lazos se desanudaran durante años, que incluso Mira llegara a detestar al nieto de Makarov, pero ese sentimiento solo estaba en la superficie, pues en las profundidades, allí donde nadie ve, donde nadie puede llegar, donde a veces ni ella misma sabía lo que estaba pasando, su corazón seguía latiendo por él, por aquel chico maleducado y malhumorado que la conquistó hacía años, cuando su adolescencia estaba en su máximo apogeo, y al que seguía amando.

La separación y todos los actos de Laxus —con sus correspondientes consecuencias— hicieron que los dos crecieran, mejoraran y se convirtieran en adultos, ambos tomando sus propios caminos.

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