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❝ Un hábito es una conducta llevada a cabo con regularidad, es decir, repetida en el tiempo, que es aprendida -no innata- y que requiere de poco o ningún compromiso racional ❞.
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❝ Minho tiene el hábito de hablar mucho, quizás demasiado, y la única forma que encuentra Chan -su novio- de controlar esto; es enterrando su miembro en la garganta de este hasta dejarlo ronco y que no pueda hablar bien durante unos cuantos días ❞
La pequeña habitación de paredes azul obscuro era inundada por el sonido de la máquina de tatuar, para muchos quizás podría llegar a ser irritante escuchar ese sonido todo el día, pero el rubio había tratado con la maquina el tiempo suficiente para incluso llegarlo a sentir relajante. La tinta roja que brotaba de la punta de ella se encargaba de crear los importantes detalles de unas hermosas flores de sakura.
La aguja pincho la piel y la fémina no pudo retener el quejido que brotó de sus labios debido a ello, el tatuador dirigió unas palabras de aliento en un tono tranquilizador a su persona. Al verla volver a su estado relajado de antes, siguió con su trabajo.
—¡Chan-Oh por Dios! ¡Que hermoso!.—La suave y, a la vez, varonil voz de un chico de cabellos teñidos de naranja hizo presencia por sobre el ruido de la máquina del tatuador.
—Hola, dulzura.—Saludó Chan a su pareja sin perder la concentración de su trabajo.
—Hola, Channie. Te está quedando impresionante.—Minho dijo acercándose para ver mejor el tatuaje, sin obstaculizar su trabajo, ya había hecho eso muchas veces como para saber dónde pararse y poder chismosear sin causar ningún problema—. No es porque sea mi novio, pero le está quedando increíble...
—Yerim.—La fémina en la silla respondió al comprender que ahora se dirigía a ella, este también le dijo su nombre. El recién llegado se le hacía muy tierno.
—¿Quién escogió el lugar?.—Chan dejó de prestar su completa atención a la máquina de tatuar en sus manos, para dejar una parte de esta a su pareja.
Aunque Minho hablase demás, a Chan siempre le gustaba escuchar su voz y ocurrencias. A su criterio, el cerebro del menor nunca descansaba, apenas estaba soltando una oración y ya estaba pensando en la siguiente, y todo eso aun manteniendo la atención debida a la persona con la que estuviese hablando. Era como un pequeño conejito saltando por todas partes.
—Mi madre me lo sugirió y luego de pensarlo, me decidí que ese lugar era el correcto.—Yerim reveló con una sonrisa, Minho apartó la mirada de la zona bajo su seno derecho donde estaba siendo tatuada para devolverle la sonrisa.
—¿Y por qué una flor de sakura? He visto a mi Channie tatuar muchas flores, algunas muy comunes, como; rosas, girasoles, tulipanes, pero una flor de sakura muy pocas veces.—Habló con curiosidad. No quería sonar como si la juzgara, solo quería saber la razón tras escoger plasmarse eso permanentemente en su piel.
