Tras la membrana de la ventana, observaba a mi hija jugando con Tom, cerca de ellos, la inseparable Nani supervisaba todos los movimientos que realizaban. Tom ejecutaba saltos cada vez más grandes persiguiendo las piedras que lanzaba Melani, ella reía por la lentitud de Tom en volver al suelo. Nani no se inquietaba, el perro pertenecía a la serie DR33, con lo que podría compensar la gravedad y no rebotar más en el momento en que rebasará los 18 metros, pero Melani no podría recuperarse de esos saltos fácilmente, su traje espacial no disponía de retropropulsores que compensaran la gravedad lunar de 0,17g. Los propulsores de Nani estaban constantemente activados, preparándose para recuperar a Melani en cuanto sus saltos sobrepasaran los 9 metros de altura.
Nani me daba la tranquilidad necesaria para poder repasar el discurso que podría definir el futuro de nuestra existencia.
Desde nuestro hogar en el Cráter Aristóteles, cerca del Mar Frigorus, repasaba los datos de superpoblación en la Tierra, las nuevas enfermedades, la disminución de los recursos energéticos, el incremento de los índices de criminalidad, las nuevas drogas de diseño, conflictos fronterizos y las guerras de los últimos meses, el crecimiento de religiones emergentes con fundamentos radicales,…
A 384.000 Kms. de La Tierra, los problemas no remitían, todo lo contrario. Disponíamos de más y mejor tiempo para procesar el incesante goteo de información que recibíamos de todos los gobiernos locales, cámaras, ordenadores y satélites.
El traslado del Gobierno del planeta a La Luna, había conseguido evitar la manipulación interesada de la información, con lo que la objetividad y las medidas a tomar eran las correctas. También se minimizaba el riesgo de atentados contra sus miembros. Las consecuencias derivadas de las ideas para solucionar el problema fundamental de este siglo, la superpoblación podrían poner en entredicho la seguridad. El Gobierno quería decretar y legislar la necesidad de destinar los máximos recursos energéticos al proyecto MoonLife: el diseño y construcción de varias Macro Naves que nos permitieran viajar, analizar y colonizar alguna de las lunas de Júpiter o Saturno*. Todo ello conllevaba un mayor sacrificio de la población y algunas personas influyentes de la Sociedad provocaron un rechazo generalizado, en contra nuestra posible decisión. Debíamos actuar rápidamente y así, evitar situaciones no deseadas.
El discurso que mañana será retransmitido en real, sin retardos, sin retoques, había sido consensuado con los poderes máximos de La Tierra, el Legislativo y las Fuerzas Armadas y de Defensa. Era el siguiente:
“Estimados habitantes de La Tierra, como Presidente del Gobierno les doy las gracias por su atención. Es un enorme honor dirigirme a todos ustedes para informarles sobre el proyecto más ambicioso que jamás haya sido, ni siquiera, pensado: “El Proyecto MoonLife”.
Dentro de unos años Cuando miremos atrás, nos daremos cuenta de que, antes que nada, esta fue una época apasionante para la conquista espacial solo comparable al primer viaje a la Luna en 1969. Una época de auténtica conmoción, que ustedes tuvieron la oportunidad de presenciar en primera fila; mejor todavía, la oportunidad de ser los protagonistas. Lo que hoy escucharan les hará protagonistas de una formidable transformación, un cambio radical, serán testigos de una revolución.
Obviamente, esta transformación no se limita a la aparición de nuevas herramientas para retrasar la situación actual. Sería demasiado simple. Es mucho más. Lleva aparejado, también, un profundo cambio del modelo de La Sociedad, una revolución, incluso de conceptos que parecían inconmovibles y que han saltado por los aires. En algunos casos, ya se observan los fundamentos de la nueva obra que se está levantando. No queremos engañarles pero han de saber que no existe otro camino, no hay solución en la coyuntura actual es preciso un cambio incluso de mentalidad.
