Un día más que me despierto, sin vos, sin tu cariño, sin tu amor, y con tu constante ausencia. Un día menos desde tu partida y el calendario se va terminando. Un día menos que no te cuento lo bueno de mi día o lo malo, tampoco puedo necesitarte para siempre. Es tan inminente que nos quisimos tanto, nos aferramos tanto que de tanto agarrarnos ya nos dolía. Desde que te fuiste, no hubo tinta para colorear mi presente, mi pasado era un fantasma que vivía atormentándome en mis puntos débiles a los que llamamos soledad. Creí que el tiempo haría un esfuerzo para curarme tan rápido pero nunca lo hizo. Creo que las heridas nunca cierran, pero si aprendemos a convivir con ellas. Aprendí desde tu partida a quererme aunque vos ya decidiste con ira ya no hacerlo. Aprendí a despertarme y a no necesitarte, a esperar un mensaje tuyo, a no buscarte, aprendí a que no querías hacer falta. Aprendí a acostumbrarme sin vos. ¿Si me duele? No sé. Hay veces que no distingo entre el dolor y el bienestar. Ya no sé si me hace bien que no estés o que estés.
El acostumbramiento nos encierra, nos domina, que nos apegamos tanto que no podemos querernos a sí mismo. Renunciaste a quererme y no te culpo, me podrás querer o no pero es una realidad que no nos hacíamos bien. El ser humano predomina ante el placer.
Espero que algún día me recuerdes como lo bueno que fuimos. Las tardes de películas, las tardes de pochoclo, las tardes de acostados sin hacer nada pero queriendo todo. Nuestras cenas por nuestros meses cumplidos, las veces que nos dormimos en nuestros brazos y no nos importaba nada. Las meriendas de chocolatada y recordar en nuestro primer invierno sentarnos en el garage y no nos importaba el frio que hacía porque lo que importaba era estar juntos. Lo único que queda es renunciar ante nuestros sueños que nos propusimos como irnos de éste país de m*****. Pero está bien si no quieres recordarnos así. Yo sí lo haré, y tendré vivo nuestros recuerdos conmigo. Fuiste lo mejor que tuve, crecí junto a ti y creo que es muy importante agradecerte siempre lo que me permitiste ser. Gracias por haberme alegrado tantas tardes y noches, como las veces que nos quedábamos hasta la madrugando hablando boludeces. Créeme que guardaré todo lo que fuimos porque ahí guardo la felicidad que en un pasado tuve.
"El tiempo no cura, te acostumbra". -
