PROLOGO

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Manchas negras empezaban a nublar la visión de Kohaku mientras se arrastraba dolorosamente hacia el teléfono que están en la mesita del pasillo. Cada movimiento era de indescifrable agonía, pero tenía que llegar a ese aparato, la vida dependía de que lo alcanzará. Lo levantó torpemente con el brazo ardiéndole, para finalmente tirarlo de la mesa hasta el suelo junto a ella.

Parpadeó rápidamente en un vano intento por enfocar la vista, y luchó por concentrarse en la pantalla del teléfono. Le tomó unos cuantos intentos pero al final logró marcar el número correcto. Escuchó el tono y le rezó a algún kami para que permitiera que lo escucharán y responderan. Estaba a punto de caer en la desesperación cuando escuchó que contestaban.

"Ishigami"

Casi lloró de alivio, pero se contuvo, luchando por mantener su voz normal, "¡Senku, gracias a kami! ¡Ruri fue secuestrada". Casi pudo sentir cómo le prestaba atención al teléfono.

Cuando el habló, su voz estaba llena de intenciones mortíferas, "¿Cuándo y dónde?"
"Se la llevaron cuando dejó La Bella después de almorzar. Es todo lo que sé, no sé quién es el responsable"

Él no se molestó en despedirse y ella sólo escuchó el tono, señal de que  habían cortado. Estuvo tentada a ceder ante la creciente oscuridad, pero peleó contra ella, marcando otro número.

La alegre voz de Ryusui se hizo escuchar al otro lado de la línea, "Hola, nena, ¿qué pasa?"

"Senku necesita respaldo. Ruri ha sido secuestrada." Ya no le daba el aliento para decir nada más.

Él maldijo. "Recibido. ¿Estás bien, nena? Suenas mal."

Kohaku se percató de que sólo tenía aliento suficiente para soltar estas últimas palabras. "Estoy bien. Sólo vayan." Desconectó el teléfono y lo soltó.

Estuvo a punto decaer en la oscuridad cuando escuchó el sonido de la puesta abriéndose. Haciendo uso de toda la terquedad que le quedaba para mantenerse consciente, giró la cabeza para poder ver quién había entrado. Si esos hombres volvían para terminar el trabajo, ya no era capaz de hacer nada al respecto. No tenía fuerzas ni para moverse, mucho menos para defenderse.

Pero en vez de los hombres que la atacaron, vio a su hermano menor, con el rostro lleno de horror al verla. Ya sin poder luchar contra la oscuridad, sólo pudo decir, "G...en"

SANACIÓN-ADAPTACIÓN A SENHAKUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora