✦UNO✦

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El federal salió de aquel lugar que lo agobiaba azotando la puerta en el proceso, mientras caminaba enojado con grandes zanjadas hacia el elevador, intentando alejarse lo más rápido posible del despacho del comisario. Habían discutido fuertemente por algo que el federal consideraba una completa idiotez. Volkov había comenzado la discusión porque el federal casi había sido secuestrado la noche anterior.

Horacio se infiltró en una fiesta de cumpleaños de la pareja de un miembro de una organización que se encontraba investigando. El problema fue que no avisó ni a los sheriffs ni a la policía del sur. Su error comenzó cuando preguntó algo que no debía a la persona equivocada, logrando que descubrieran su identidad. Lo acorralaron en el baño y lo esposaron, llevándoselo fuera del recinto a una camioneta negra. El federal antes de ser esposado alcanzó a mandar un 10-20, que, al no aportar ninguna información a la policía, estos mandaron solamente un binomio al lugar.

El binomio llegó en el momento en que dos sujetos de negro metían dentro de una camioneta a otro más que se encontraba esposado. Fue un milagro que los agentes reaccionaran rápido y pudieran abatir a los sujetos de negro, salvando al federal.

Todo esto fue informado al jefe de la LSPD, el cual furioso citó al agente federal a primera hora del día siguiente. En donde ambos discutieron hasta que el menor se fue del lugar, dejando al ruso frustrado en su silla, con una mano apretando el puente de su nariz mientras soltaba un suspiro cansado.

Al parecer el chico de cresta no se daba cuenta de la preocupación que le generaba al comisario cuando decidía infiltrarse sin avisar a nadie.

Volkov había regresado de sus vacaciones desde hace medio año, y a pesar de que habían hablado las cosas, habían puesto una barrera invisible entre ellos, por lo que no tenían una buena relación y solo se miraban y hablaban cuando el trabajo lo requería. A pesar de ello, el ruso consideraba a Horacio, una persona muy importante para él, aunque este no lo supiera.

Por otro lado, el chico con cresta, había decidido encerrar sus sentimientos por el ruso en lo más profundo de su corazón, sin ser capaz de amar a otra persona. Tampoco sentía que merecía la amistad de Volkov. Por eso, ahora se encontraba recargado en una pared del ascensor con los ojos cerrados mientras no podía comprender a Volkov, el cual no quería aceptar su forma de trabajar, regañándolo cada que podía.

Sacó su móvil del bolsillo y le marcó a Ebaristo, en un intento de calmar el enojo que tenía por dentro.

—Dígame—contestaron por la otra línea.

—Escúchame, vamos al Yellow que estoy muy agobiado del trabajo—le pidió el federal.

—Ah, me parece perfecto, te envío ubicación.

El menor colgó la llamada y salió del ascensor, dirigiéndose a su coche deportivo naranja. Se subió y se dirigió a una tienda de ropa, para ponerse más presentable y no con letras que remarcaban a la organización a la que pertenecía. Optó por comprarse una chamarra con capucha negra, unos pantalones de cargo y botas militares negras.

Se montó en su coche y marcó en el GPS la ubicación que Ebaristo le había enviado.



Habían llegado al Yellow Jack al atardecer, aparcaron cerca de la entrada del local y se adentraron para pedirle a Marisol unos vasos llenos de cerveza. El ambiente dentro no era el mejor, pero para el federal era suficiente para olvidar sus problemas por un momento. Continuó pidiendo más cerveza hasta que se animó a bailar.

Pasó toda la noche bailando, y mostrando sus pasos de baile a la gente del local. Por lo que cansado se acercó a la barra en busca de su vaso de cerveza, una vez lo visualizó, lo tomó y se lo empinó de un solo trago, para después seguir bailando.

Continuó bailando por un tiempo más hasta que sintió ganas de vomitar, por lo que se acercó a Ebaristo, diciéndole que iría al baño y que en un momento regresaba, para seguidamente abrirse paso entre la multitud y entrar al baño.

Cerró la puerta perdido en sus pensamientos, extrañando los momentos en que era un niño con la única preocupación de que los bravucones se le acercaran y le pidieran su almuerzo, pero igualmente sabía que, si ese momento llegaba, Gustabo lo iba a defender e iban a comer su almuerzo juntos.

Se recargó en la pared del baño, por un leve mareo que tuvo, suspirando cansado de la vida que actualmente llevaba, en la cual nadie respetaba ni valoraba su trabajo. Comenzó a ver borroso por lo que llevó su mano a sus ojos y tallarlos en un intento de mejorar su vista, sin embargo, le ocasionó un mareo mayor y después vio solamente negro.

〖 Inadvertently 〗- VOLKACIODonde viven las historias. Descúbrelo ahora