✦CINCO✦

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Le despertaron unas cosquillas en su nariz, que lo obligaron a fruncir su ceño. Abrió los ojos y se percató de que ya era de día, intentó moverse para levantarse, pero algo sobre su pecho y sobre sus piernas no le dejó, por un momento pensó que era el pequeño, pero al bajar su mirada abrió los ojos sorprendido, no era el pequeño.

Horacio en su forma real, portando solo la chamarra de Volkov y un bóxer negro se encontraba dormido sobre el pecho de este abrazándolo por la cintura, y con una pierna sobre las del contrario. Se removió entre sueños y aferró más su agarre. Volkov había dejado de respirar y ahora se encontraba con su rostro completamente rojo, intentó alejar al menor, pero solo consiguió que este despertara, alzando su cabeza topándose con los ojos grises del comisario.

—¿V-Volkov? ¿Qué cojones?

Y tan rápido como pudo se alejó del contrario apenado, percatándose de su vestimenta provocándole un sonrojo en sus mejillas, intentó cubrirse con las sabanas, pero unos brazos jalándolo se lo impidieron.

Volkov, al ver la apariencia del contrario no dudó en atraerlo para abrazarlo fuertemente.

—Volkov, no puedo respirar—le dijo mientras le daba palmadas en su hombro.

El comisario apenado de su comportamiento lo soltó mientras carraspeaba.

—¿Por qué está aquí Volkov? ¿Qué ha pasado? —le preguntó pasando su vista por el cuarto, percatándose que no era suyo.

—¿No recuerda nada Horacio?

Intentó recordar algo, pero lo último era la pelea que tuvo con él y después llamar a Ebaristo para emborracharse.

—Pues tuvimos una discusión en su despacho—contestó mientras se encogía de hombros.

—Joder—se llevó una mano a su cara y soltó un suspiro.

Se levantó de la cama y abrió un cajón para sacar un pantalón deportivo, acercándoselo al federal que lo aceptó apenado, imaginando lo peor. Se encontraba semidesnudo en la cama del comisario, después de una borrachera, despertando abrazado a él. Sus mejillas ardieron ante los pensamientos impuros que comenzaban a formarse en su cabeza.

—Cámbiese y vaya al salón, ahí le explicaré lo que ha pasado—y salió de la habitación dándole privacidad al menor.

El menor asintió levemente, empeorando sus pensamientos. Se vistió y se encaminó fuera de la habitación, la gatita se le acercó maullando y restregándose en sus pies. El chico le pareció muy tierna y la tomó en brazos para dirigirse a la cocina, donde suponía que estaba el ruso al escuchar el ruido de la vajilla.

Cuando llegó se quedó parado sin saber qué hacer, meciendo a la gatita, y viendo lo que el ruso estaba haciendo.

Volkov había decidido preparar café para ambos, poniendo dos tazas en la barra. Se dio la vuelta topándose con el de cresta viéndolo atentamente.

—Lo de la discusión que tuvimos fue hace tres semanas Horacio—soltó.

—¿Qué?

—A usted lo encontraron en el Yellow Jack después de eso, pero no como usted si no como un niño.

—¿Un niño?

—Sí, un niño – volteó para tomar la cafetera y servir el café en las tazas —y ha estado viviendo conmigo desde entonces.

Horacio abrió los ojos sorprendido, Volkov había cuidado de él todo este tiempo, dejó la gatita en el suelo y tomó su taza sin hacer contacto visual con el ruso.

—Gracias—murmuró.

—Me alegra tenerlo de vuelta Horacio, le he extrañado la verdad.

El federal sonrió mirando su taza.

—Y quiero disculparme por mi comportamiento en mi despacho—continuó buscando su mirada—. Pero no podría soportar si usted un día de estos no regresa.

El menor con una sonrisa en el rostro, dejó su taza en la barra para después rodearla y quedar frente al ruso. Levantó su mirada viendo sus ojos grises.

—¿Me daría un abrazo Volkov? —pidió.

Volkov sorprendido solamente pudo abrir sus brazos para recibir al menor que lo estrechó fuertemente de la cintura.

—Yo también lo he extrañado—murmuró en su pecho cerrando sus ojos.

Volkov que había estado tenso en ese abrazo, se relajó y también lo estrechó contra sí. Aspirando la fragancia de su shampoo en el cabello del menor, formando una pequeña sonrisa.


Fin.

〖 Inadvertently 〗- VOLKACIODonde viven las historias. Descúbrelo ahora