ꕥ 𝚄𝙽𝙾

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Jeongin miraba como corregía los exámenes recientemente entregados. Su cara era neutral al revisar cada escrito, hasta parecía que no pestañeaba, es que eso no hacía ninguna expresión y eso a Jeongin le desesperaba.

El pelinaranja sabía que el 90% del curso había aprobado porque estaban al tanto de la existencia del examen, además, con esté profesor; es específico. Todos estudiaban para pasar su materia porque nadie quería ir a dendir con el terrible profesor Kim Seungmin. El otro 10% con suerte sacaría un ciclo y Jeongin se hallaría dentro de éste último porcentaje, pero ¿Por qué? Jeongin no era un chico flojo el cual no estudiaba, al contrario, estudiaba y con mucho esfuerzo porque tampoco quería llevarse la materia del Profesor Kim, pero para su mala suerte, la clase anterior, donde el docente había enunciado que habría un examen, el mismo había echado a Jeongin de su clase porque este supuestamente había estado distraído. Por ende, Jeongin no supo nada del dichoso examen hasta que hoy el profesor les mandó a sentarse de uno a uno y empezó a repartir tres largas hojas llenas de consignas.

¿Por qué sus compañeros no le habían avisado del examen? El profesor les había dicho a todos sus alumnos, cuando Jeongin salió, que; el que lo hacía reprobaría. "El joven Yang tiene que aprender a respetar mi clase" eso dictaminó y nadie, ni los mejores amigos del pelinaranja, se animarían a desobedecer al profesor Kim.

—Perdón Innie, pero tú puedes recuperar está materia mejor que yo. —le dijo Jisung cuando el pelinaranja lo miró furiosamente desde el frente de la clase, sentado solitariamente. Todos todavía seguían sin compañero de banco y el desgraciado del profesor Kim lo había hecho sentarse frente a su escritorio, literalmente a centímetros de él.

—Tienes más futuro que yo Jeongin, así que este examen no lo puedes desaprobar. —le susurró Changbin cuando Jeongin lo examinó desanimado.

El pelinaranja bufo rindiéndose amargamente,  era obvio que sus amigos no tenían la culpa, el profesor lo había planeado todo. Volvió su vista al mayor, que justo había tomado una nueva hoja para corregir y Jeongin pudo ver su nombre en la punta izquierda de ésta. Se acomodó rápidamente.

Necesitaba un cinco como mínimo, para que su promedio le diese y así poder aprobar éste trimestre. Sus notas con el  profesor Kim variaban de cinco hasta siete, jamás pudo obtener si quiera un ocho. Esto no pasaba con las demás materias, con las demás tenía más de ocho, nueve hasta incluso dieces, por eso creía que Kim lo odiaba. Esto, de alguna manera, lo hacía sentirse triste.

El profesor Kim lo odiaba, mientras que Jeongin en secreto, lo amaba.

Verdaderamente se esforzaba mucho para tener buenas notas en su materia, quería que Kim se sintiese orgulloso de él.
La anterior clase no es que él no estuviera prestando atención, lo hacía, pero al hacerlo, se quedó más tiempo necesario de lo necesario observándole, y esto hizo que su corazón latiera muy, muy, muy rápido y como no quería que sus mejillas enrojecidas lo delatasen, se había quedado en blanco mirando un punto en su mesa, mientras movía con su mano un lápiz de aquí para allá, tratando de pensar por un segundo en cualquier otra cosa que no fuera en él.
Pero el profesor, como siempre lo había malinterpretado todo, y lo echó de la clase humillándolo de la peor manera.

Jeongin a veces se preguntaba ¿Cómo es que podría querer a alguien como él? No lo sabía, simplemente estaba enamorado y ya, quería ser mejor persona por él. Pero ¿Cómo hacerlo si esa misma persona por la cual querías mejorar, era la que te hundía cada vez más en una infinita tristeza y miseria?

Hacía como a 5 minutos que el profesor Kim tenía la prueba de Jeongin en manos, la leía y leía sin ninguna expresión, había contestado lo que pudo y creyó que estaba bien, tratando de acordarse de lo que el mayor había explicado en clases.
Al llegar a la hoja donde se debía de poner la calificación, el menor tuvo un deje de esperanza. Pero toda esta se esfumó al ver como el profesor levantaba, con paciencia, su vista y lo miraba fijamente. El corazón de Jeongin paró en seco, eran pocas las veces que hacían contacto visual, pero no sólo lo miro, sino que le sonrió; no la sonrisa que siempre quiso que se la dé, sino una sonrisa arrogante y burlona.
El menor se sintió una basura, básicamente su profesor lo estaba rebajando mientras movía su cabeza en desaprobación, quizo llorar, pero sólo pudo bajar su cabeza derrotado reclamandose a sí mismo no poder ser mejor, nunca lo sería.

𝐏𝐑𝐎𝐅𝐄𝐒𝐎𝐑 ꕥ𝚂𝙴𝚄𝙽𝙶𝙸𝙽Donde viven las historias. Descúbrelo ahora