Capítulo único.

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7:30 de la mañana era la hora que marcaba el despertador. La alarma había sonado hace 10 minutos pero Xiao Zhan se había encargado de apagarla para dormir un ratito más.

Hoy era el día de la mudanza, le quedaban las últimas cosas para transportar a su nuevo departamento en el centro de Luoyang, ciudad donde iba a comenzar la carrera de bellas artes.

Las clases comenzaban en un mes, pero a Xiao Zhan le gustaba tener todo organizado con tiempo de sobra, y esta vez no fue la excepción.

Con pereza estiró todo su cuerpo y se sentó en el borde de la cama, mirando a la nada por unos segundos. Esos segundos donde lo único que pasa por su cabeza es la idea de dejar todo para después y volver a cubrirse con las sábanas para dormir hasta el mediodía. Pero no, Xiao Zhan debía terminar esa bendita mudanza, y luego descansaría todo lo necesario.

Con desidia se levantó y se dirigió al baño, se lavó la cara, los dientes y se pasó los dedos por el pelo en un intento de desenredar los nudos provocados por la almohada.

(Estilo de zhan)

Decidió no bañarse, después de todo, la mudanza lo haría transpirar como loco y probablemente también se ensuciaría con algunos objetos

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Decidió no bañarse, después de todo, la mudanza lo haría transpirar como loco y probablemente también se ensuciaría con algunos objetos.

Se puso la ropa más cómoda que encontró, un jogging que le quedaba holgado y una remera lisa medio desgastada. Hoy tocaba llevar la cama con el colchón, la mesita de luz y un par de cosas más.

Llego a la cocina semi vacía, la mesa y las sillas ya no estaban, solo había una mesada de mármol con las encimeras y una heladera que eran parte del amoblado del departamento.

Abrió la heladera y vio sus opciones: dos rodajas de pan integral, un tomate medio pasado y unas rodajas de queso. Zhan hizo un mohín de desagrado, pero era lo único que tenía para comenzar el día así que se hizo un sándwich un poco precario y luego compraría algo en alguna cafetería, o simplemente prepararía el almuerzo en su nuevo domicilio.

Luego de "desayunar" (si es que a eso se le puede llamar desayuno), espero paciente la llegada de la camioneta de mudanzas que había contratado previamente, y que debería estar allí aproximadamente a 8:30 am, por lo cual faltaban aproximadamente 30 minutos.

Para matar el tiempo se puso a preparar las cosas, quitó las sábanas y las coloco en su bolso, aparte de algunos objetos personales que andaban dando vuelta por ahi.

Realmente no tenía que hacer mucho, la mayor parte de la mudanza ya estaba hecha y por suerte la empresa que contactó le brindo al menos 5 empleados para ayudarle a subir, bajar, y acomodar las cosas en donde él quería.

Una vez finalizó con todo, decidió sentarse en el piso a esperar. No tenía sillas, pero solo faltaban 10 minutos y el piso era...agradable, por no decir el único lugar disponible para sentarse.

Abrió las redes sociales, navegó por Facebook y mientras iba bajando vio una publicación de un centro de adopción de animales

"Gatitos en adopción responsable. Fueron encontrados al costado de la ruta, tienen aproximadamente 3 meses..."

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