Parte I

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Mi nombre es Elizabeth Turner, no recuerdo nada más que mi nombre, pero recuerdo todo sobre mi pequeño. He estado en este lugar por muchísimo tiempo, desde que me dieron la noticia más horrorosa de mi vida, la cual se hizo pública. No quiero recordar la fecha exacta de ese maldito incidente y mi descuido, ya que es un tormento, pero si recuerdo el año. 1987. En ese año cuando mi pequeño tenía 7 años llego un hombre y me arrebato todo mi mundo en unos segundos.

Yo era una madre soltera, ya que mi ex esposo me abandono, pero eso no me afectaría ya que lo que importaba era que tenía a mi hijo, mi vida como madre soltera iba demasiado bien, tan bien que comencé a descuidar lo que más me importaba desde un inicio, mi pequeño hijo.

Ese día jamás me hubiera imaginado que pasaría eso, si tan solo le hubiera puesto más atención a mi pequeño, ahora mismo el estuviera conmigo, sonriendo, riendo, respirando, comiendo, vivo.

Pero él hubiera no existe, lo sé de la manera más cruel y agria del mundo. Era una madre soltera muy afortunada, no por haber tenido un empleo de alta categoría, no, sino porque tenía a mi pequeño y él siempre me regalaba una sonrisa.

Ahora como él no se encuentra a mi lado, he estado aquí, recordándolo y recordando ese maldito día, me da coraje al recordar cómo es que pensé por un instante en dejarlo solo para hablar de negocios, me da tristeza al recodar como el me pedía ir a un simple restaurante por su cumpleaños y siento como la culpa me acosa cuando junto todos esos hechos, recordando cómo le tome más importancia el hacer negocios por teléfono.

Simplemente estoy quebrada y arruinada, pero, no soy la única madre, otras familias sufrieron la misma pérdida que yo en el mismo día y todo por el mismo hombre, ese hombre, solo lo pude ver una vez pero jamás lo olvidare.

Antes de quedarme en este triste lugar con mi paradoja, recuerdo que era un día normal para mí, pero no para mi pequeño, recuerdo que me asuste demasiado al saber que mi hijo no estaba a mi lado, y solo estaba su juguete favorito en la entrada de esa pizzería.

Entre y todo era normal, era demasiada alegría, pensé que estaba jugando y divirtiéndose, pero, jamás creí que esa diversión se volvería macabra.

Termino el día, y yo solo estaba buscando a mi hijo, no estaba en ninguna parte del local, un hombre con uniforme morado de seguridad me dice que están por cerrar, así que sin más salí de ese lugar para ver si no había vuelto a la cabina de teléfonos donde se separó de mí, pensé por un instante en que había vuelto a la casa, pero ¿Cómo?, si tan solo era un pequeño niño de 7 años.

Lo reporte ante las autoridades como desaparecido, ellos comenzaron a buscar de inmediato, yo tenía la certeza de que él seguía con vida, me hicieron regresar a casa y me prometieron que lo encontrarían.

Al llegar lo primero que hice fue ir a su cuarto, me tendí en su cama aspirando el olor de su cabello en esa almohada donde había dejado caer su cabeza incontables veces para dormir  o reposar.

Su juguete era un oso de esa pizzería, la última vez que fuimos el me pidió que le comprara uno, sonreí al recordar ese pequeño puchero que hizo, pero mi sonrisa se tornó amarga cuando me sentí tan sola y estúpida, estaba ciega ante esta situación, no quería aceptar que el desapareció.

It's Been so LongDonde viven las historias. Descúbrelo ahora