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Pero no todos estuvieron de acuerdo, a éstos, encabezados por el ángel más bellos de todos; Gabriel, se les desterró para la eternidad del llamado paraíso y se los llanos angeles caídos.

En un segundo, mil pensamientos sobre cómo enamorarlo pasaron por su mente, pero cada pensamiento parecía imposible, especialmente debido a la preferencia de Akaashi por el sexo femenino. Frunció el ceño y se culpó a sí mismo por no elegir un contenedor femenino, de haberlo hecho tal vez tendría una oportunidad para confesar sus sentimientos más profundos al pelinegro.

Pero él prefería el recipiente masculino. Los ángeles no tienen una forma específica ni un género. Su cuerpo es muy ligero, de luz y lleno de Gracia.

Todo ser debe contener un alma o su Gracia, porque esto es lo que los llevará hacia la eternidad cuando su cuerpo mortal o forma celestial haya sucumbido a la inevitabilidad de la muerte, porque cada ser tenía que dejar de existir en algún momento. Ningún individuo podría existir sin uno u otro, y ninguno lo ha intentado jamás.

Resopló, dejando caer su cuerpo a la parte vacía de la cama, observando y grabándose por milésima vez el rostro del contrario. Deslizó sus manos hasta llegar a las mejillas, acariciando tenue.

Quiere que él se despierte para verlo y comprender su existencia. Está completamente enamorado de los humanos que le fueron asignados, durante su vida Akaashi ha sido su favorito del celestial. Durante la existencia del alma de su amado ha cambiado por varios recipientes, especialmente de las mascotas, porque puede sentir el calor de la vida.

Porque el mortal lo cautivo desde el primer momento. ¿Qué había de especial? Siempre se ha preguntado, aún no encontraba una respuesta.

No estaba enamorado de la forma física del humano, lo estaba por el alma y su aura.

Detuvo sus caricias, recordando su trágica realidad.

Él era un ángel, su única labor era obedecer a su padre. Era firme dentro del núcleo del ser de un ángel, todo envuelto en luz, poder y esplendor, late su Gracia; no tiene un solo color, sino todos los colores, infinitos en su número, pasando de azules pastel a cerezas impactantes, dorados y plateados bruñidos a tonos esmeralda ricos y brillantes que brillan como joyas.

Para el ojo humano se manifiesta como luz, pero no lo es. No hay otras palabras para describir su sustancia, ya que no existe materia en este mundo u otro que pueda compararse con él.

El alma humana es similar y completamente diferente a la magnificencia arremolinada de la Gracia de un ángel. Una forma de energía más tangible y maleable, puede acunarse en el hueco de una palma o recolectarse y canjearse. Atormentado. No se puede ver, esta masa cálida y conmovedora de vivacidad, pero quién sabe cómo se puede trasladar de un lugar a otro.

Aunque de forma diferente, tanto la Gracia de un ángel como el alma de un ser humano son creadas por el mismo ser; como su dios, su creador, su padre de esta naturaleza de la creación, podía arrasar ciudades con su voz y formar ejércitos con la palabra hablada, porque ella existe sólo como sonido.

Su voz es su herramienta con la que respira Gracia y almas en la creación, haciéndolas girar como hilo de seda a medida que sus palabras las moldean y definen en algo eterno y puro.

Osamu murmura su nombre con su voz devastadora, haciendo rodar las sílabas por su lengua alegórica con curiosidad y probando su peso.

ᅠᅠᅠᅠᅠ "Osamu..." ─── Dejo de pensar.

El ángel no puedo evitar sonreír, al parecer su protegido soñaba con él y lo llamaba, podría colarse en sus sueños para confirmar sus sospechas, pero sería impropio, estaba decidido a respetar el espacio personal de él, no sólo el físico, si no también el de los sueños, sobre todo éste, por más que lo deseará.

𝐋𝐀 𝐌𝐈𝐒𝐄𝐑𝐈𝐀 𝐄𝐒 𝐇𝐄𝐑𝐌𝐎𝐒𝐀 ── osaaka.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora