🜸 ⩩ ⸼ ࣪ ۰ 𝗷𝘂𝗲𝗴𝗼 𝘁𝗼́𝘅𝗶𝗰𝗼 ⟆ 𝘬𝘰𝘰𝘬𝘫𝘪𝘯 ˎˊ˗

-ˏˋ : dos: ˎˊ-

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En muy pocas ocasiones se había sentido atraído hacia una persona de manera absoluta, intensa, desgarradora y hasta ridícula por la velocidad con la que lo hacía. La única vez que eso había pasado fue a sus cortos quince años, cuando conoció a Sungmin... su ex novio, siendo este mayor por once años.

Había sido una relación duradera de tres años, hasta que Sungmin decidió buscar alguien que le brindara una vida más estable y menos jovial.

Sí, su rompimiento le quebró, y su depresión se vio afectada por este hecho hasta el punto en que actuar como un ser humano productivo era imposible para él.

Pero ya habían pasado tres años desde entonces. Todo estaba... bien.

No se esperó encontrarse con esos sentimientos nuevamente tras tanto tiempo. Sí, justo cuando Jimin se adentró al departamento con un alto chico detrás de él.

Cabello negro azabache, ojos oscuros y aniñados pero no menos feroces por eso, mandíbula cuadrada y nariz prominente. Sus manos eran gruesas, su contextura era digna de un chico atlético y era mucho más alto que él.

Peligroso. Misterioso. Interesante.

Namjoon no mentía al describir a Jungkook.

—¿Realmente tenía que venir? —gruñó Hoseok, a la visible defensiva de su chico, quien tenía la mirada perdida en los juegos que hacía con sus dedos.

El desconocido resopló una risa, relamiéndose los labios dispuesto a dar una dura respuesta que fue detenida por Jimin.

—Basta, Hoseok. Venimos en son de paz y no hay que darle una mala imagen a Seokjin —masculló el Jimin, como si Seokjin no estuviera ahí.

Entonces, la mirada de Jungkook se fijó en él por unos segundos, y Seokjin sintió que toda su alma fue analizada en ese momento. Pero acabó cuando rodó los ojos, acomodándose su chaqueta de cuero.

—Voy a mear —bramó.

Namjoon trató de sonreír mientras Jimin se sobaba la sien, y Hoseok miraba a Taehyung con condescendencia. Entre tanto, Taehyung dirigió toda su atención a él.

—¿Me ayudas a poner la mesa? —sonrió en un completo contraste al temeroso chico que estaba allí tras la llegada de ambos primos.

Asintió tímidamente, levantándose para ayudar. En pocos minutos Hoseok armó las hamburguesas, las cuales olían delicioso. Al parecer mezclaba la carne de res con carne de cerdo y agregaba ruffles y diversas salsas. Su estómago estaba rugiendo.

Taehyung era bastante amable, social e infantil. Sin duda, él y Hoseok estaban hechos el uno para el otro, pero le causaba curiosidad cómo sobrellevaban el tema de "un clavo saca otro clavo," aunque no era su problema.

—No tomes en cuenta a Jungkook —suspiró Jimin, poniendo las servilletas sobre la mesa junto a él—. No es amable con nadie, es muy callado y... No es el tipo de persona que reciba bien a un desconocido y converse con él.

Asintió levemente, tratando de no darle mucha importancia.

Esa era la mejor forma para que su sensible personalidad no se viera afectada por nada: no darle importancia a las cosas.

Al rato, una puerta dio un trancazo, y un chico de cabellos mentas salió con Jungkook pisándole los talones.

—¿Por qué no me dijeron que la rata venía? No hubiese pasado por aquí —gruñó el pequeño pelimenta. Era adorable y gruñón, y sus facciones eran varoniles pero delicadas a la vez, y ni hablar de su ronca voz.