pesadillas.

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Cierto pelinegro estaba revisando los informes de sus trabajadores en la computadora de su escritorio, por alguna razón había mucho silencio y paz en la sede, cosa que extrañó un poco a William, mas decidió no darle importancia y seguir con su trabajo. Para su "desgracia" esta paz no duró mucho ya que unos estruendosos tacones se escuchaban cada vez más cerca de la oficina de William, sabía a la perfección de quién se trataba; es decir, ¿Quién más utilizaría tacones e iría a su oficina? Exacto, solo la mismísima Grell Sutcliff.

Pero estos pasos se escuchaban tristes, vagos, cansados. Esto no lo iba a dejar pasar por alto, era obvio que algo sucedía, la parca roja siempre marcaba su presencia con sus tacones y se le escuchaba al menos saludar a algún trabajador cerca, era una mujer muy respetada en su entorno y dudaba mucho que esté triste solo por eso, además Grell venía faltando hace varios días. Supuso que se había tomado unas vacaciones y que por eso no le estaban pidiendo los informes de ella, claro, esto sería lógico si al menos Grell le hubiera informado que estaría de vacaciones ó incluso peor, al menos sus superiores le habrían dicho.

Escuchó su puerta abrirse, obviamente sin haber pedido permiso con anterioridad. La pelirroja marcó su presencia haciendo resonar una última vez sus tacones después de haber cerrado al puerta y apoyó su espalda contra esta, suspiró de forma cansada llamando la atención del azabache, quien levantó su vista hacia la mujer que dejaba papeles sobre el gran escritorio de William, logró divisar a Grell con un vestido que le llegaba a las rodillas, junto un abrigo que llevaba hasta los codos de color rojo carmín, cabellera larga que simulaba el color de la sangre atada en una cola baja no tan peinada, tacones rojos con cordones negros y unos lentes del mismo color que su pelo, además se podía ver que no traía maquillaje. Esa mujer si que era hermosa, pero en este caso se le veía con una mirada perdida. ¿Desde cuándo iba tan poco arreglada a su trabajo? Se preguntó Will mientras la miraba con detenimiento a la pelirroja. Grell notó que tenía al propietario de la oficina mirándola fijamente, provocando que sus mejillas se tiñeran de un rosa pastel.

Grell se acercó de forma tranquila y vaga, sin hacer el típico meneo en sus caderas, en dirección al azabache que tenía en frente, rodeó el escritorio y se dió la libertad de sentarse en el regazo de su contrario quien reaccionó al instante y alejó levemente su silla del escritorio para que la pelirroja pudiera sentarse más a gusto. Grell le dió un beso de saludo, y apoyó su cabeza en el hombro ajeno sin decir ni una sola palabra; dejó que el perfume inunde sus fosas nasales, suspiró cansada otra vez y abrazó con cariño al propietario del hombro donde descansaba su cabeza. William correspondió al cálido abrazo que su novia le estaba dando, dejándose llevar por el dulce aroma que traía el cabello de Grell, mientras acariciaba con delicadeza la espalda de la pálida chica.

—Te extrañé.— habló el joven de lentes grises en un susurro, separándose levemente del abrazo para poder ver los ojos de su novia y regalarle una cálida sonrisa, misma que se desvaneció al ver las ojeras de ella, notó que Grell trató de hacer una sonrisa pero se dió por vencida— Se acumuló mucho trabajo y me quedé haciendo papeleo toda la mañana. Lamento no irte a visitar en el almuerzo. —agregó para después estrechar más su abrazo con la pelirroja y besar con cuidado el cachete de la misma.— ¿Tú me extrañaste? —Preguntó mientras cerraba sus ojos y acariciaba lentamente la espalda de Grell.

—Claro que sí.—Dijo ella mientras jugueteaba tristemente con uno de sus largos mechones.

—Me alegra saber que pudiste sacarte ese peso de encima, ya sabes, el trabajo y eso.—Habló William, dejando una mano libre para acomodar sus lentes y volver al abrazo del inicio, sin verse las caras pero no siendo necesario si tienen su presencia.

Al pasar los minutos William sentía como poco a poco su hombro se humedecía lentamente, al principio pensó que Grell estaría dormida y posiblemente babeando pero descartó esa idea rápidamente al oir bajos espasmos y sentir el cuerpo de la chica temblar levemente, esto lo alarmó porque Grell no era alguien que llorara seguido -no en su presencia al menos- y que sucediera tan de repente le pareció sumamente extraña la situación; por lo que decidió separar un poco el abrazo para poder verla a los ojos y entender el causante de su llanto.

—¿Grell, qué pasó?—Preguntó con preocupación en su voz. Pasaron varios segundos y al no recibir respuesta se preocupó aún más.—Grell, ¿Pasó algo malo? ¿Alguien te dijo algo? Dímelo, por favor, prometo no contarle a nadie.—rogó William aún más preocupado. Otros podrían decir que estaba muy estresada debido al trabajo y que su única forma de sacarse todo eso era llorando, pero William le dejaba los trabajos más tranquilos a ella, y le dejaba más tiempo para hacer sus informes.

¿Qué era lo que pasaba? La pelirroja era conocida por su enérgica personalidad, ¿Por qué alguien como ella se pondría así de un momento a otro? Miles de preguntas pasaron por la mente del azabache, una peor que la anterior, suponiendo las peores desgracias que serían motivo del llanto de Grell.

Decidió ayudar a Grell a calmarse antes de que se ponga aún más triste y dejar de agobiarla con preguntas que quizás ella más adelante las respondería. Agarró unos pañuelos descartables que tenía en el escritorio, pasó uno de estos suavemente por la cara de su novia para secar las lágrimas y de paso limpiar el rimel antes que se seque y deje marcas. Después de haber secado las lágrimas de Grell, decidió inhalar y exhalar profunda y tranquilamente para que su acompañante imitara sus acciones; cosa que funcionó porque se podía ver a Grell con menos espasmos y con la cara menos roja, veía como las lágrimas ya no brotaban y el cuerpo contrario no temblaba.

—Nada... Estos días tuve unas pesadillas terribles y simplemente no me siento bien. —Habló por fin la de lentes rojos una vez que su llanto había cesado, William dejó salir un suspiro de relajación al saber que solo habían sido pesadillas y nadie le había herido realmente.— Lamento ponerme así, necesitaba descargarme y yo sé que puedo confiar en ti. ¿Esta noche vas a dormir conmigo, no es así?— preguntó Grell con carita de cachorro mientras agarraba las manos del azabache con cuidado esperando su respuesta.

—Claro, amor. ¿Quieres que duerma contigo todas las noches? —respondió William, acto seguido besó a Grell en los labios.

— Sí— dijo la pelirroja después del beso lleno de amor y ternura que recibió de su novio. Más tarde se levantó y se fue a la puerta de la oficina, antes de abrirla dió media vuelta— Te espero en la salida, Cariño, voy a juntar mis cosas de la oficina. — para después cerrar la puerta tras de sí y encaminarse a su oficina correspondiente.

William dejó salir un suspiro, acomodó sus lentes y se puso a juntar las cosas que tenía que llevar. Eso sí que no se lo esperaba.—Quizás debería ir a vivir con ella, es más cómodo si quiero acompañarla a dormir todas las noches.— pensó en voz alta y dejó salir una pequeña risa.

William fue a la puerta, la cerró con llave y fue con Grell; entrelazaron sus dedos y de encaminaron al departamento de la parca roja. Una vez ambos dentro del hogar, dejaron sus cosas e hicieron una cena para ambos, más tarde William decidió darle una ducha caliente y relajante a Grell para que pueda dormir más fácil y tranquila. Ver a la pelirroja así de decaída era algo nuevo para él, por lo general ella lo ayudaba a sentirse mejor pero esta vez era al revés y tenía que mostrarle su apoyo, donde Grell puede desmoronarse en cualquier momento.

El azabache secó a Grell, le dió unas pijamas cómodas y se dispuso a cambiarse, siempre dejaba unas ropas en la casa de la parca roja por casos como estos. Ambos acostaron en la amplia cama, William atrajo a Grell con un abrazo, trayendo la cabeza de ella para que la apoye en su pecho y tener una posición cómoda para los dos, rodeó su brazo en los pequeños hombros de la pelirroja y besó su frente.

—Buenas noches Grell, cualquier cosa estoy aquí, no te preocupes. Te amo. —dijo el azabache mientras cerraba sus ojos y abrazaba más a Grell, ella sonrió levemente y asintió con la cabeza. Esa noche solo la Luna sería testigo de como ellos dormirían abrazados y en un aura lleno de amor nocturno.

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⏰ Last updated: Dec 14, 2023 ⏰

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"Pesadillas" - GrelliamWhere stories live. Discover now