Capítulo 1 Incosecuencias del destino

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A mediados del año 2012 la grabación de la primera temporada de la serie Once Upon a Time había culminado, hicieron una reunión entre los actores para festejar el éxito de la serie y se fueron de vacaciones a sus casas con sus familias.

Lana Parrilla, la actriz que interpretaba a la Reina Malvada estaba en su departamento cocinando una deliciosa cena para ella y para su novio, esa sería la última noche que pasarían juntos, él iría a la casa de sus padres y quizás no se verían por unos meses.

Organizó el departamento con suma devoción, quería que todo estuviera impecable para cuando él llegara, además se esmeró mucho en su arreglo, fue a la peluquería por un corte de cabello, compró un vestido nuevo y se lo estrenaría para la ocasión, con la satisfacción de que su objetivo se cumplió a la perfección, decidió esperarlo en la sala leyendo uno de sus libros preferidos, ni media hora pasó cuando el timbre de su departamento sonó.

“buenas noches belleza”, sus ojos quedaron atónitos al verla abrir la puerta, llevaba un vestido rosado muy corto cuello de V, desmangado y ajustado en el torso con un fino encaje dándole un toque elegantísimo y finísimo a su vestuario.

“voy a tener que investigar el por qué siempre llegas tan temprano a nuestras citas”, bromeó ella tomando el ramo de rosas que él le ofrecía.

“no es necesario que investigues yo mismo te lo puedo decir”, siguió con la broma, pero esta vez no se contuvo y la sostuvo en sus brazos para darle un beso de bienvenida.

Parecían dos pegatinas besándose en medio de la puerta, no querían soltarse, su relación no la habían hecho pública todavía y como la noche anterior fue la reunión con sus colegas, tuvieron que hacer un esfuerzo sobrehumano para no delatarse, les fue muy complicado, por eso se extrañaban tanto.

“mmm, así quiero que me recibas siempre”, dijo Lana entre sus labios.

“¿podríamos saltarnos la parte que nos sentamos a la mesa a comer?”, cerró la puerta y ella fue a poner las flores en un jarrón con agua.

“no creo, además, no he escuchado una razón que me convenza y me ibas a decir algo ¿o me equivoco?”, terminó lo que estaba haciendo y se recostó a la barra de la cocina con una mirada muy seductora.

“deja ver por dónde comienzo…”, fingió pensar lo que diría y continuó, “¿te parece bien que comience por decirte que tengo una novia que me recibe con un beso apasionado?”, al parecer la respuesta no fue mucho de su agrado, se quedó expectante, lo comprendió al instante y siguió, “entonces te puedo decir también que tiene puesto un vestido muy provocativo que me dan deseos de amarla durante toda la noche sin que durmamos”, fue acercándose lentamente a ella para besarla nuevamente, quien lo recibió gustosa y la falta de conversación fue la autorización que él estaba esperando, la hizo dar un saltico y enredar sus piernas en su cintura, caminó hasta el cuarto.

“no me dejes caer”, comentó cuando besaba su cuello muy ensimismado, podía caminar hasta con los ojos vendados, conocía el departamento como la palma de su mano.

“¿confías en mí?”, detuvo lo que hacía y la miró fijamente a los ojos.

Lana se quedó callada sin responder, en tan poco tiempo, lo había dejado instalarse en su corazón y confiaba en él ciegamente, “a ojos cerrados”, le regaló una hermosa sonrisa que la hizo estremecer y atacó sus labios nuevamente, esta vez sí no hubo nada que los detuviera, entraron al cuarto, la depositó encima de la cama con mucho cuidado y siguió deleitándose con sus labios, luego descendió hasta besar su cuello, ella acariciaba su corto cabello con ímpetu, lentamente cada una de sus prendas salió estorbando y se hicieron el amor hasta quedar rendidos del cansancio, siempre era así, él no la dejaba tranquila hasta el último aliento y ella no se quedaba detrás, respondía a sus exigencias, queriendo hacer eterno ese momento entre los dos.

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