𝑫𝒐𝒏𝒂𝒔 𝒅𝒆 𝒂𝒛𝒖́𝒄𝒂𝒓 𝒚 𝒄𝒉𝒊𝒔𝒑𝒂𝒔 𝒅𝒆 𝒂𝒎𝒐𝒓 🍩

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No era para nadie una sorpresa que Joseph fuera un tipo tímido, solo tenía un amigo; su mejor amigo Rami Malek.

Otra jornada laboral había concluido y Joe debía regresar a su departamento, abordo aquel metro por tercera vez en el día, con la música resonando en su oído derecho, jugando con las notas musicales repitiéndolas en apenas un murmuro simple y delicado.

Levantó un poco la mirada y de nueva cuenta se encontró con ese rubio de ojos celestes, que observaba a diario; pensando si sería prudente preguntar cuál era su nombre. En la mente de Joseph eso era una completa locura, ¿cómo alguien tan atractivo se fijaría en él? Con los días contados.

Porque él tenía un problema del corazón, había llevado una vida "normal" por ahora, pero sabía que en cualquier momento terminaría. Por suerte cuando era joven aprendió a no auto compadecer se; un suspiro se escapó de sus labios al notar como el chico de cabello rubio mordía ligeramente su labio inferior; al tiempo que tecleaba algo en su teléfono. Solo admiraba su belleza sobrenatural. Parecía que su cara había sido esculpida con la más fina porcelana, el azul de sus ojos había sido extraído de la unión del mar y el cielo mismo; sus labios y jugosos labios parecían una réplica exacta de las cerezas.

Mientras tanto Benjamín contesto de nuevo uno de los mensajes de su mejor amigo Gwilym.

Gwilym 🥴

Ya te expliqué que no puedes solo comer sándwiches de queso.

No es para tanto. De nuevo el chico de cabello castaño me está mirando.

Mañana te prepárate una sopa.
Dile que tienes novia.

Pero yo no tengo novia.

Ese no es el punto aquí, ya llegó Lucy te hablo después.

Benjamín solo leyó el mensaje y guardo su teléfono en el bolsillo del pantalón, al sueño que llevaba acumulado salió a la luz en un dulce bostezo dándole a Joe una mirada llena de ternura; el rubio levantó un poco la mirada conectando así con los ojos verdosos del chico. Ambos fueron testigos de esas típicas mariposas en su vientre, el pelirrojo bajo su mirada tonteando con una envoltura de un jugo de... Inclinó su cabeza para poder leer mejor la etiqueta, manzana el envase era de aquel fruto que amaba. Al escuchar por los parlantes el nombre de la estación bajo de ahí. Feliz, porque había tenido su dosis diaria de ese rubio.

🍩

Al terminar de nuevo otro día de trabajo Joe sintió una punzada en la cabeza, el maldito dolor aún seguía ahí. Y esas ganas de vomitar se hicieron presentes de nuevo; por la falta de ánimo decidió llamar a Rami para que fuera a la cafetería por él. Quien no tardó más de 20 minutos en estar ahí.

- ¿No quieres ir al doctor? -Cuestiono Malek, colocando la mano derecha en la frente del contrarió-. Joe debes ser atendido por un médico.

- Tengo frío-. Fue lo que recibió como respuesta.

El pelinegro se orilló y quitó su chaqueta para ponerla sobre el delicado cuerpo de su amigo, quien al sentir el abrigo coloco su cabeza apoyándose en el cristal de la ventana.

Cuando llegaron a casa Rami le preparo algo de comer, pero Joe lo rechazó de inmediato en lugar de intentar ingerir algún tipo de alimento solo se recostó en el sofá de la sala intentando descansar un poco. Cosa que no logro, con un poco de suerte durmió durante 2 horas por la noche, bajo la atenta supervisión de su mejor amigo que en ningún momento lo dejo solo.

Dos semanas pasaron para que Joseph pudiera utilizar de nueva cuenta el transporte público porque según Malek esa era la causa de que se hubiera enfermado. Había tomado mucho tiempo en convencerlo, por suerte conocerlo desde el vientre de su madre tenía ciertas ventajas. De nuevo entro a aquella cabina de metal con la esperanza de poder ver a ese chico de cabello rubio y ojos azules.

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